El Atl¨¦tico encuentra su identidad

El Atl¨¦tico es un equipo con problemas filos¨®ficos. Lleva a?os debati¨¦ndose entre el ser y el estar. Ser, se siente grande; cuando hay que estar, se nota m¨¢s peque?o. Y en ese debate se mete en l¨ªos innecesarios. Ayer cerr¨® el libro en Anoeta y apel¨® a la naturalidad. Dej¨® de pensar en lo que sue?a que debe ser y prefiri¨® parecerse a lo que cree que es. Quiz¨¢s ese es el principal argumento del Cholo Simeone, su primer ¨¦xito, su primera batalla ganada. M¨¢s que estrategia es an¨ªmica: convertir un presunto servicio de inteligencia en un ej¨¦rcito operativo.

As¨ª es y as¨ª pareci¨® el equipo rojiblanco en Anoeta, un conjunto organizado en la defensa, con Godin de mariscal, inaguantable en el medio campo por su persistencia, por su insistencia, por su abrumadora existencia, y letal en el ataque con dos tipos tan parecidos en las muecas como distintos en el porte. Uno, Falcao, sue?a y vive por el gol; otro, Adri¨¢n, serio como ¨¦l solo, piensa en fabricarlo. Y marcaron los dos. El primero, de penalti, por unas manos m¨¢s estruendosas que voluntarias, a los tres minutos del comienzo; el segundo, a los dos minutos de la reanudaci¨®n, tras un rechace y por mor de su olfato depredador. Son dos futbolistas distintos en busca de la misma madriguera, la porter¨ªa. Son como las dos almas del Atl¨¦tico: una la colombiana, el¨¦ctrica; otra, la espa?ola, introspectiva. Uno juega con la cabeza por delante; el otro, con la cabeza alta. Perfecta combinaci¨®n.

Primera victoria liguera de los rojiblancos fuera de casa desde mayo de 2011

Y la Real se qued¨® noqueada con el tempranero gol de penalti de su rival. Interioriz¨® una injusticia en vez de un problema y no se lo quit¨® de encima en todo el partido. Cuando un equipo decide que su adversario es el ¨¢rbitro y no el que viste distinta camiseta, encuentra demasiados problemas. Tantos como los que encontr¨® la Real para hilvanar, muy poco; para desequilibrar, casi nada, y para rematar, casi nunca. Era una Real acobardada, demasiado sorprendida, solo guiada por las habilidades de Carlos Vela, pero ofuscada por la impotencia de Elustondo y Aranburu para gobernar el cuarto de m¨¢quinas. Las abejas rojiblancas se antojaban demasiado picajosas para el manoteo realista. Tan molestas que la Real baj¨® los brazos. Los cambios no eran sino conmiseraciones para evitar m¨¢s sarpullido a los que llevaban m¨¢s tiempo. Xabi Prieto, Ifr¨¢n o Llorente son tipos con nombre y posibilidades, pero ayer llegaban a destiempo ante un ej¨¦rcito bien vestido, bien armado, bien organizado y que cre¨ªa desde el principio que pod¨ªa llevarse al menos esta batalla, la primera victoria a domicilio en la Liga desde mayo de 2011.

La labr¨® con un arado moderno. Pisando fuerte cuando hab¨ªa que disputar el bal¨®n. Ah¨ª andaban Mario, Ardan, incluso Falcao. Y acariciando cuando hab¨ªa que saludar al bal¨®n. Ah¨ª andaban Gabi, Adri¨¢n o Juanfran.

Nunca estuvo la Real en el asunto. Nunca supo siquiera d¨®nde estuvo, Nunca supo qu¨¦ hacer. Y se encontr¨® con otro gol de Falcao, sutil, por encima del portero. Y otro m¨¢s del colombiano, en el tiempo de descuento, con hambre, a pase de Koke. Y no hizo m¨¢s porque se le fue el tiempo. Y la Real se qued¨® pensando a qu¨¦ jug¨®, a qu¨¦ sali¨®, con qu¨¦ lo hizo y por qu¨¦ no lo hizo. El Atl¨¦tico ya sabe lo que es, no lo que sue?a ser. La Real est¨¢ en blanco.