?Bombardear Ir¨¢n?
Se?or presidente, le propongo este plan. En los pr¨®ximos meses, ordena al Departamento de Defensa que destruya la capacidad nuclear de Ir¨¢n. S¨ª, ya s¨¦ que es a?o electoral, y algunos dir¨¢n que es una medida c¨ªnica, una forma de agrupar a todos en torno a la bandera, pero un Ir¨¢n nuclear es un problema que no puede esperar.
Nuestro ataque preventivo, denominado Operaci¨®n Yes We Can, incluir¨¢ bombardear la planta de conversi¨®n de ¨®xido de uranio de Isfah¨¢n, las instalaciones de enriquecimiento de uranio en Natanz y Fordo, el reactor de agua pesada en Arak y varias plantas de fabricaci¨®n de centrifugadoras cerca de Natanz y Teher¨¢n. La planta de Natanz est¨¢ enterrada bajo 10 metros de hormig¨®n reforzado y rodeada de defensas antia¨¦reas, pero nuestro nuevo destructor de b¨²nqueres, el Penetrador de Artiller¨ªa Pesada, con sus 15.000 kilos de peso, convertir¨¢ el sitio en un mont¨®n de escombros. Fordo es m¨¢s complicado, pero, con un n¨²mero suficiente de ataques, podemos sacudir las centrifugadoras. ?C¨®mo dice? ?Eso es todo? Que sepamos, s¨ª.
Un ataque unir¨ªa al pueblo con los mul¨¢s y redoblar¨ªa los esfuerzos nucleares, solo que m¨¢s a escondidas
?Bajas civiles? No muchas, se?or, dada la extraordinaria precisi¨®n de nuestros misiles dirigidos. Ir¨¢n intentar¨¢ granjearse las simpat¨ªas de todos mostrando cad¨¢veres y viudas desconsoladas, pero la mayor¨ªa de las v¨ªctimas ser¨¢n militares, ingenieros, cient¨ªficos y t¨¦cnicos de las instalaciones, que se lo tendr¨ªan bien merecido.
Los cr¨ªticos dir¨¢n que estos ataques quir¨²rgicos podr¨ªan desencadenar una guerra regional. Le dir¨¢n que la Guardia Revolucionaria responder¨¢ contra objetivos de EE UU y sus aliados. Y el r¨¦gimen podr¨ªa cerrar la crucial ruta de transporte de petr¨®leo del estrecho de Ormuz. No se preocupe. Podemos hacer muchas cosas para mitigar esas amenazas. Para empezar, podemos asegurar al r¨¦gimen iran¨ª que solo queremos acabar con sus armas nucleares, no derrocar el Gobierno, y, como es natural, nos creer¨¢n, si sabemos c¨®mo transmitir el mensaje. ?Quiz¨¢ podemos colgarlo en Facebook?
Podr¨ªamos dejar que sean los israel¨ªes los que bombardeen. Cada d¨ªa tienen m¨¢s nervioso el dedo de darle al gatillo. Pero es probable que no puedan hacer el trabajo hasta el final sin nosotros, y acabar¨ªamos teniendo que intervenir. As¨ª que, por qu¨¦ no hacerlo bien y hacer que se nos reconozca. De verdad, ?qu¨¦ problema habr¨ªa?
La situaci¨®n descrita est¨¢ extra¨ªda de un art¨ªculo de Matthew Kroenig en el ¨²ltimo n¨²mero de Foreign Affairs (la actitud sarc¨¢stica es m¨ªa). Kroenig, un profesor que pas¨® un a?o como asesor en el Departamento de Defensa con Obama, aspira, al parecer, a ser un superhalc¨®n. Sus antiguos colegas de Defensa se quedaron horrorizados por el art¨ªculo, que presenta la perspectiva m¨¢s alarmista posible de la amenaza nuclear iran¨ª y la m¨¢s optimista sobre la capacidad de EE UU de resolverla. (?Les recuerda a alguna otra guerra preventiva en un pa¨ªs que tambi¨¦n empezaba por I?).
Es una de las posturas del debate de pol¨ªtica exterior del que m¨¢s se est¨¢ abusando en este a?o de elecciones. La contraria, que tambi¨¦n es horrible, es la perspectiva de vivir con un Ir¨¢n nuclear. En ese caso, el miedo de la mayor¨ªa de los expertos estadounidenses no es que Ir¨¢n tome la decisi¨®n de reducir Israel a cenizas (Ir¨¢n no quiere suicidarse). Los peligros m¨¢s realistas son que una guerra convencional en una regi¨®n tan propensa a los conflictos pudiera derivar en un apocalipsis, o que Ir¨¢n ampliara su paraguas nuclear hasta proteger a aliados tan peligrosos como Hezbol¨¢, o que los vecinos ¨¢rabes se sintieran obligados a entrar en la carrera nuclear.
Por ahora, la pol¨ªtica estadounidense vive entre estos dos extremos de atacar y aceptar, en el terreno de los c¨¢lculos inciertos y las opciones imperfectas. ?Y el pr¨®ximo presidente?
En el campo republicano tenemos a un candidato (Rick Santorum) que es el m¨¢s pr¨®ximo a bombardear, y cuanto antes mejor; otro (Ron Paul) que est¨¢ por dejar a Ir¨¢n en paz, y a Mitt Romney y Newt Gingrich que est¨¢n en medio. Romney condena a Obama por hacer m¨¢s o menos lo mismo que ¨¦l har¨ªa.
Aunque existen muchas cosas borrosas sobre la teocracia iran¨ª, los especialistas de dentro y de fuera del Gobierno est¨¢n bastante de acuerdo en varias hip¨®tesis.
Primero, por mucho que lo niegue, el r¨¦gimen iran¨ª est¨¢ decidido a obtener armas nucleares o la capacidad para fabricarlas con rapidez. Considera que tener la opci¨®n nuclear es una cuesti¨®n de orgullo persa y supervivencia nacional frente a los enemigos (EE UU), que est¨¢n empe?ados en derrocar el Estado isl¨¢mico. El programa nuclear es popular, incluso entre la oposici¨®n admirada en Occidente. La situaci¨®n real del programa no est¨¢ clara, pero los c¨¢lculos m¨¢s fiables son que, si el ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei ordenase acelerar el proyecto, podr¨ªan tener un arma en las manos en el plazo aproximado de un a?o.
La pol¨ªtica de EE UU ha sido la misma durante los mandatos de Bush y Obama: (1) un Ir¨¢n nuclear es "inaceptable"; (2) una mezcla de sanciones y suministro de combustible nuclear industrial a cambio de que se olviden de las armas; (3) inspecciones internacionales no restringidas; (4) negativa a descartar las opciones militares; (5) un esfuerzo concertado para contener a Israel e impedir un ataque unilateral, m¨¢s all¨¢ de la supuesta campa?a de sabotajes y asesinatos; y (6) el deseo de que el n¨²cleo duro iran¨ª sea sustituido por un r¨¦gimen m¨¢s benigno. Estos puntos forman tambi¨¦n el gui¨®n de la postura de Romney, por m¨¢s que llame apaciguador a Obama.
La estrategia de Obama promete ser m¨¢s dura que la de Bush. Como Obama empez¨® con una oferta de negociaciones directas -que los iran¨ªes despreciaron-, la opini¨®n p¨²blica mundial se inclin¨® en nuestro favor. Ahora quiz¨¢ contamos con apoyos para la ¨²nica medida que les har¨ªa verdadero da?o, un boicot al crudo iran¨ª. Washington y Bruselas, con la ayuda de Arabia Saud¨ª, est¨¢n trabajando para convencer a grandes clientes del petr¨®leo iran¨ª como Jap¨®n y Corea del Sur para que cambien de proveedores. Los iran¨ªes se toman esta amenaza a su sustento econ¨®mico en serio. De ah¨ª, la posibilidad de un choque naval en el estrecho de Ormuz. No es imposible que tengamos una guerra incluso sin haber bombardeado sus instalaciones nucleares. Pero ese no es el ¨²nico inconveniente de la estrategia actual -llam¨¦mosla la estrategia de Obamney-.
El objetivo de imponer unas duras sanciones es obligar a los iran¨ªes a sentarse a negociar. Pero la desconfianza est¨¢ tan arraigada y las presiones para actuar con viril decisi¨®n son tan intensas en un a?o electoral, que es dif¨ªcil pensar que el Gobierno vaya a sentirse libre de aceptar ninguna apertura de Teher¨¢n. Los guerreros de sal¨®n presentar¨ªan cualquier cosa que no fuera una concesi¨®n unilateral y humillante iran¨ª como una derrota de Obama. Y si Israel decide atacar por su cuenta, Bibi Netanyahu sabe que el candidato Obama sufrir¨¢ enormes presiones para ayudarle.
Esta paradoja inmediata trae otra a largo plazo: un ataque contra Ir¨¢n unir¨ªa al pueblo con los mul¨¢s y har¨ªa que el l¨ªder supremo redoblara sus esfuerzos nucleares, solo que m¨¢s a escondidas. En el Pent¨¢gono, a veces, lo expresan as¨ª: bombardear Ir¨¢n es la mejor forma de garantizar exactamente lo que estamos tratando de evitar.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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