El ecosistema de Google se api?a y unifica las condiciones de uso

El 1 de marzo, cuando un internauta quiera acceder a un servicio de Google, tanto si est¨¢ registrado o quiera hacerlo por primera vez, deber¨¢ aceptar unas nuevas condiciones de uso. Aquel d¨ªa, la compa?¨ªa implantar¨¢ nuevas normas, que ser¨¢n las mismas para la mayor¨ªa de sus servicios. Google Books, Chrome, la plataforma financiera Wallet y pocos m¨¢s tendr¨¢n las suyas propias por sus particularidades legales. Desde ese d¨ªa, toda la informaci¨®n de la actividad del usuario ser¨¢ accesible a todos los servicios en los que est¨¦ registrado. Google asegura que pretende clarificar las condiciones de uso y hacer intuitivo el empleo de sus servicios.

El paso de Google se enmarca en la necesidad comercial de construir un ecosistema alrededor de su plataforma que compita con Apple y Facebook, aut¨¦nticos expertos en la miner¨ªa de datos de clientes. La Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos pedir¨¢ a Google detalles de las nuevas normas para examinarlas "escrupulosamente". El internauta no tendr¨¢ la opci¨®n de rechazar ninguna de las condiciones. Su ¨²nica alternativa ser¨¢ renunciar o abandonar el servicio, aunque siempre se podr¨¢ llevar sus datos. Todo ello no afecta a los internautas que accedan an¨®nimamente al buscador o a YouTube.

"Al usuario le facilita la vida, pero pierde capacidad de decisi¨®n"

En Estados Unidos, varias asociaciones protectoras de la privacidad han mostrado su temor a que el cambio suponga una rebaja en los niveles de la misma. Google insiste en que todo ello mejorar¨¢ la experiencia del internauta. Si una persona, explica, debe ir a una reuni¨®n, la combinaci¨®n de datos de sus diferentes servicios permitir¨¢ avisarle de que llegar¨¢ tarde, porque combinar¨¢ la informaci¨®n de localizaci¨®n, calendario y previsi¨®n del tiempo y tr¨¢fico. Otra consecuencia es que las b¨²squedas en Google tendr¨¢n en cuenta la actividad del internauta en otros servicios para dar resultados afines a sus intereses.

Samuel Parra, abogado de ePrivacidad, considera que la empresa tiene derecho a imponer sus condiciones de uso y negar al cliente la opci¨®n de oponerse a alg¨²n aspecto de las mismas. V¨ªctor Domingo, presidente de la Asociaci¨®n de Internautas, cree que los cambios son legales, pero muestra su preocupaci¨®n porque Google va a tener un perfil perfecto de sus usuarios registrados. "Unos datos que estar¨¢n en manos de una empresa de EE UU". El dem¨®crata Edward J. Markey, responsable de estos temas en el Congreso, asegura que es imperativo que el internauta pueda decidir si quiere, o no, que su informaci¨®n sea compartida por el ecosistema de Google.

Ricard Mart¨ªnez, presidente de la Asociaci¨®n Profesional Espa?ola de Privacidad, no ve de entrada nada objetable, pero recuerda que la protecci¨®n no puede ser la misma en el correo, con mensajes personales sometidos al secreto de las comunicaciones, que cuando se sube una foto en la red social. "Junto al tipo de servicio existe un segundo elemento determinante: la finalidad. Ser¨¢ fundamental verificar si las nuevas pol¨ªticas suponen un cambio respecto de las anteriores". Tambi¨¦n echa en falta conocer cu¨¢l ser¨¢ el grado de privacidad por defecto. Alejandro Touri?o, abogado del despacho ?cija, considera que el cambio es bueno y malo para el usuario. "Se le simplifica la vida, porque no tendr¨¢ que aceptar 60 textos diferentes. Sin embargo, pierde capacidad de decisi¨®n, porque la misma pol¨ªtica se aplica a todos. Google, que interconecta sus servicios, podr¨¢ segmentar mejor la publicidad". La abogada Paloma Llaneza cree que las cl¨¢usulas de Google no pasar¨ªan la legalidad europea. "Ni cumplen el principio de pertinencia (que los datos pedidos sean los imprescindibles para el servicio), ni el derecho de oposici¨®n al cruce de datos, que ha de ofrecerse independientemente". Ayer, la vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea, Viviane Reding, ech¨® un cable a la compa?¨ªa: "Ha dado el primer paso hacia una mayor privacidad. No puedo m¨¢s que aplaudir".