Lo que piensa el presidente
Con un garboso braceo -se nota que hizo el servicio militar- se pasea el flamante presidente del Gobierno de Espa?a por Europa y, para hacer amigos y romper el hielo -finland¨¦s, por ejemplo- va comentando que la reforma laboral que tiene en mente le -nos, creo- va a costar una huelga general: cu¨¢n negros deben de ser sus pensamientos. Y como Jyrki Katainen asent¨ªa sin mucho entusiasmo, Rajoy le coment¨® al primer ministro holand¨¦s que "ahora viene lo m¨¢s duro" porque "nos dejan una herencia muy complicada", ante lo que el holand¨¦s puso tambi¨¦n cara de circunstancias.
Deber¨ªa recordar nuestro dicharachero presidente que con otro tipo de herencia hubiera tenido escasas o nulas posibilidades de llegar a la presidencia del Gobierno para decir cosas tan interesantes a mandatarios europeos, cosas de las que -gracias a los medios- nos hemos podido enterar los espa?oles a los que, simplemente por respeto debido, deber¨ªa informar de sus intenciones antes que a nadie.- Luis Jos¨¦ Herrero L¨®pez. Collado Mediano, Madrid.
Se?or Rajoy, usted podr¨ªa ahorrarse una huelga general. Porque el origen de las altas tasas de desempleo en nuestro pa¨ªs no se sit¨²a, como usted cree, en el funcionamiento del mercado de trabajo, sino fuera de ¨¦l; en concreto, en una estructura productiva en la que sectores muy intensivos en trabajo -y en los que la productividad del trabajo es por tanto baja-, como la construcci¨®n y la hosteler¨ªa, tienen un peso relativo demasiado alto. En Espa?a, los salarios son lo suficientemente bajos -lo que desincentiva la inversi¨®n en sectores intensivos en capital y de alta productividad del trabajo- y el empleo lo suficientemente flexible -ah¨ª est¨¢n las escandalosas cifras de paro para atestiguarlo- como para que sea necesaria una nueva reforma del mercado trabajo. ?Cu¨¢ntas llevamos ya? Creo que hemos perdido la cuenta.- Jos¨¦ Antonio Pozo Maqueda. Madrid.
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