Rajoy duda entre los dos frentes de su Gobierno ante la reforma laboral
Montoro y B¨¢?ez tratan de evitar una ruptura total con los sindicatos - Guindos prefiere una norma m¨¢s dura para satisfacer a los mercados
Lo ha retrasado todo lo que ha podido, porque sabe que puede ser la clave de su primer a?o de Gobierno, pero lleg¨® la hora. Este viernes, Mariano Rajoy lleva al Consejo de Ministros su reforma laboral. Y, como es habitual cada vez que el presidente tiene que tomar una decisi¨®n, no se rematar¨¢ hasta ¨²ltima hora. Ni siquiera est¨¢ a¨²n decidido si ser¨¢ un decreto ley (que entrar¨ªa en vigor inmediatamente, sin negociaci¨®n) o un anteproyecto de ley, que tardar¨ªa en ser aplicado. Todo se discute con enorme secreto. El Consejo no ha analizado ni siquiera un informe sobre el asunto, al contrario de lo que se hab¨ªa anunciado.
Rajoy tiene la ¨²ltima palabra para dirimir una disputa entre los dos frentes habituales del Gobierno, seg¨²n diversas fuentes gubernamentales. Por un lado, la ministra de Empleo, F¨¢tima B¨¢?ez -que hoy comparece en el Congreso-, y el de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, muy vinculados a Javier Arenas, candidato en Andaluc¨ªa, exministro de Trabajo y contacto habitual del PP con los sindicatos, plantean una reforma amplia, pero que no implique una ruptura total con los sindicatos y por tanto una huelga general. Por otro, Luis De Guindos (Econom¨ªa) con su habitual aliado Jos¨¦ Manuel Soria (Industria), preocupados por la forma en que los mercados, y sobre todo Europa -en especial Alemania-, acojan esta reforma, apuestan por ir m¨¢s all¨¢. Es habitual, en todos los Gobiernos, que Econom¨ªa quiera ir m¨¢s lejos que Trabajo, el interlocutor natural de los sindicatos.
La reforma, clave para el presidente, ser¨¢ m¨¢s amplia de lo previsto
Rajoy necesita hacer un gesto para que Merkel sea flexible con el d¨¦ficit
A esos dos frentes, Rajoy suma la presi¨®n de m¨²ltiples sectores. Por un lado, la patronal -el presidente mantiene una estrecha relaci¨®n con su l¨ªder, Juan Rosell, que plantea contratos de crisis y muy precarios, los minijobs, y dem¨¢s cuestiones tab¨² para los sindicatos-. Por otro, CiU, su socio natural, que tambi¨¦n exige un cambio profundo. Y por ¨²ltimo, y m¨¢s importante, sus socios europeos.
Rajoy ya ha llegado a la conclusi¨®n, como dijo Artur Mas, l¨ªder de CiU y presidente de la Generalitat, despu¨¦s de reunirse con ¨¦l, de que es no solo imposible, sino muy contraproducente, intentar cumplir este a?o el objetivo del 4,4% del d¨¦ficit. Y todos sus esfuerzos est¨¢n puestos en conseguir que Europa, y en especial Angela Merkel, sea m¨¢s flexible. Pero tiene que ofrecer contrapartidas.
Los sindicatos son conscientes de la situaci¨®n y por eso firmaron el pacto de rentas con la patronal, que desvincula por primera vez los salarios de la inflaci¨®n. Se hizo precisamente antes del viaje de Rajoy a Berl¨ªn, para que el presidente pudiera exhibirlo ante Merkel. La canciller lo aplaudi¨® en p¨²blico, en la rueda de prensa conjunta, pero no basta. Los alemanes quieren m¨¢s, mucho m¨¢s.
Rajoy no se trajo para Espa?a ni siquiera una m¨ªnima oferta de flexibilidad en los compromisos del d¨¦ficit. En La Moncloa est¨¢n convencidos de que lo lograr¨¢, pero antes tiene que presentar una reforma laboral que convenza a Europa, sobre todo a Alemania, y unos Presupuestos duros como gesto para reclamar clemencia.
Los grupos de Montoro y Guindos, que en broma se definen como socialdem¨®cratas frente a liberales -en realidad son todos los segundo-, no est¨¢n enfrentados por cuestiones personales. Simplemente representan objetivos diferentes. Montoro, m¨¢s pol¨ªtico, piensa en clave de elecciones andaluzas y de paz social. Guindos se preocupa m¨¢s por los mercados y por convencer a Wolfgang Schauble, poderoso ministro de Econom¨ªa alem¨¢n, a quien ve casi cada semana en Bruselas.
Los sindicatos no tienen especial voluntad de enfrentamiento. Pese a que Rajoy le dijo a su colega finland¨¦s, Jyri Katainen, que teme una huelga general, la mayor¨ªa de las fuentes sindicales y gubernamentales creen que se impondr¨¢ una v¨ªa intermedia. Rajoy, dicen quienes apoyan esta tesis, sabe que no puede destrozar todo el mercado laboral, porque una reforma no traer¨¢ menos paro y se le puede volver en contra.
Sin embargo, s¨ª parece claro que la reforma ser¨¢ mucho m¨¢s amplia de lo previsto. La gran novedad ser¨¢ la negociaci¨®n colectiva, con un cambio radical con un objetivo clave: bajar los sueldos y dar m¨¢s poder al empresario para que pueda cambiar las condiciones de trabajo con m¨¢s facilidad en caso de crisis, con el objetivo de que no despida m¨¢s. Pero a partir de ah¨ª todo est¨¢ abierto. Hay muchas f¨®rmulas encima de la mesa, Trabajo ha pedido papeles con diferentes opciones y la decisi¨®n final se est¨¢ rematando. El contrato ¨²nico, y esa es una batalla que ya ganaron Montoro y B¨¢?ez en el programa electoral, no es una opci¨®n. Se tratar¨¢ de promover m¨¢s el de 33 d¨ªas -ya lo hac¨ªa la ¨²ltima reforma del PSOE-, simplificar los tipos y dejar menos margen a los jueces.
Tambi¨¦n est¨¢ encima de mesa profundizar en el uso de contratos a tiempo parcial mucho m¨¢s flexibles, que en la pr¨¢ctica pueden funcionar casi como minijobs. Y las medidas contra el absentismo ser¨¢n seguramente pol¨¦micas. Tambi¨¦n se intentar¨¢ compensar con alg¨²n plan de choque con medidas para favorecer la contrataci¨®n. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que Rajoy tiene miedo de tocar el seguro de desempleo, aunque hay planes encima de la mesa para reducir el fraude que s¨ª podr¨ªan modificarlo. El presidente sabe que esta es su gran reforma y que se juega mucho. B¨¢?ez avanzar¨¢ hoy las l¨ªneas generales.
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