La enfermedad mexicana
Los mexicanos cuestionan si es justo pagar m¨¢s impuestos cuando los gobernantes han dilapidado la bonanza petrolera de los ¨²ltimos a?os
El a?o pasado, si usted hubiera sido uno de los habitantes m¨¢s pobres de M¨¦xico, el Gobierno le habr¨ªa dado en promedio 1.380 pesos mensuales, como parte del programa llamado Oportunidades, creado para atender a la poblaci¨®n en condiciones econ¨®micas extremas. Sin embargo, si usted fuera una persona rica due?a de una camioneta SUV, el Estado Mexicano le habr¨ªa otorgado mensualmente 1.840 pesos en subsidios a la gasolina. A m¨¢s visitas a la gasolinera, m¨¢s subsidio habr¨ªa recibido, mientras que el subsidio a la pobreza es fijo.
Este tipo de paradojas son comunes bajo el pacto fiscal en el que viven los mexicanos. Mientras su Gobierno cabildea activamente para lograr una mayor recaudaci¨®n, la gente se pregunta si debe entregar m¨¢s recursos a un gobierno que gasta mucho y lo hace ineficaz e ineficientemente.
En el centro de la discusi¨®n est¨¢ el petr¨®leo, el cual el Gobierno de M¨¦xico utiliza para complementar la parte del gasto p¨²blico que no puede financiar con impuestos, simplemente porque no cobra impuestos suficientes. En M¨¦xico los Estados y municipios recaudan muy poco. Sin embargo, gastan pr¨®digamente los recursos que les ha entregado el Gobierno Federal como excedentes del precio del petr¨®leo en los ¨²ltimos a?os. Los excedentes totales del a?o 2008 repartidos a los gobiernos locales ascendieron a 5.080 millones de euros. La mayor parte de dichos excedentes vino del super¨¢vit petrolero de ese a?o.
Otras naciones petroleras, como Noruega y Brasil, han aprovechado su riqueza petrolera a favor de la naci¨®n, no en su contra. A diferencia de esos pa¨ªses, el petr¨®leo mexicano se convierte en gasto p¨²blico y eso eleva el tipo de cambio del peso con respecto al d¨®lar, rest¨¢ndole competitividad a industrias distintas a las del petr¨®leo. Este es un fen¨®meno conocido como enfermedad holandesa. Hartwick, economista de los recursos naturales de los a?os 70, sintetiz¨® la cura a la enfermedad holandesa mediante la regla que lleva su nombre, la cual implica que el capital de los recursos naturales debe convertirse en otra forma de capital.
Los noruegos siguen a pie juntillas la regla de Hartwick . En ese pa¨ªs escandinavo, los excedentes del petr¨®leo se guardan en un fondo para las generaciones futuras. M¨¦xico gasta todo para la generaci¨®n presente. De seguir as¨ª, les dejar¨¢ muchas deudas a los mexicanos del ma?ana.
El contexto actual no podr¨ªa ser peor. El producto interno bruto trimestral de M¨¦xico cay¨® m¨¢s de un 10% anualizado durante el ¨²ltimo trimestre. Esta es, quiz¨¢s, la ca¨ªda m¨¢s grande del PIB para el conjunto de econom¨ªas grandes del planeta, superada solamente por Rusia (-10,9%), Turqu¨ªa (-13,8%) y Taiwan (-10,2%), de acuerdo a datos de la revista inglesa The Economist. El desempleo en M¨¦xico es muy agudo: en el segundo trimestre de 2009 alcanz¨® un m¨¢ximo de 5,17%, y hoy ya se habla de cifras cercanas al 6% de la poblaci¨®n econ¨®micamente activa, lo cual es inusualmente alto.
La publicidad pol¨ªtica del Gobierno de M¨¦xico y del partido en el poder, Acci¨®n Nacional, tiende a enfatizar que la crisis vino de afuera y que nadie pudo haberla previsto, ni nadie puede hacer algo para contenerla en este momento.
Sin embargo, s¨ª pod¨ªa hacerse algo. Una pol¨ªtica de gasto p¨²blico como la que se observ¨® en M¨¦xico durante los ¨²ltimos a?os ha profundizado la crisis actual. La descentralizaci¨®n del gasto en M¨¦xico hacia los Estados y municipios ha resultado en menores controles sobre el gasto y efectos dudosos sobre el crecimiento econ¨®mico.
Mientras que otros pa¨ªses de la regi¨®n, como Brasil o Chile, est¨¢n saliendo de la crisis bien librados, y han podido aplicar pol¨ªticas antic¨ªclicas con relativo desparpajo, la recuperaci¨®n en M¨¦xico ser¨¢ lenta y ag¨®nica. Lo peor, es que la lecci¨®n no ha calado cabalmente en la conciencia de la clase pol¨ªtica del pa¨ªs. ?Qu¨¦ se necesita para que eso ocurra?
Director general adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), con datos del equipo de finanzas p¨²blicas de IMCO
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