El negocio de los estadios de f¨²tbol
Los clubes construyen nuevos recintos multifuncionales para obtener beneficios
Al estadio Santiago Bernab¨¦u acude cada d¨ªa m¨¢s gente los d¨ªas en que no hay partido de f¨²tbol. El Real Madrid, bajo la presidencia de Florentino P¨¦rez, ha convertido el recinto en mucho m¨¢s que un simple espacio donde disputar los encuentros, con vistas a conseguir unos ingresos convertidos ya casi en recurrentes.
Son m¨¢s de un mill¨®n los visitantes anuales que se acercan a realizar el Tour del Bernab¨¦u, y muchos entran en la tienda del estadio o se dejan caer por uno de los cuatro restaurantes del recinto. Y si alg¨²n grupo de particulares quiere celebrar alg¨²n evento, el club admite cualquier posibilidad con la adecuaci¨®n de espacios multifuncionales para 10 u 80.000 personas. Y la guinda est¨¢ por llegar con ese centro comercial que se va a construir, anexo al estadio, en pleno paseo de la Castellana de Madrid.
En ese aprovechamiento del estadio como reclamo comercial, el Real Madrid no ha hecho m¨¢s que seguir la tendencia seguida en otros pa¨ªses europeos, como Alemania o Reino Unido, y es la misma en la que est¨¢n embarcados otros clubes espa?oles con resultados, hasta ahora, dispares. El gran problema es que, a diferencia del Madrid, el resto de entidades ha requerido de la construcci¨®n de un nuevo estadio para poner en marcha estas estructuras deportivo-comerciales.
Proyectos, en este sentido, ha habido muchos. La mayor¨ªa planificados durante el segundo tercio de la pasada d¨¦cada, en pleno boom inmobiliario, con la idea de recalificar los terrenos de los antiguos estadios y construir los nuevos recintos con las plusval¨ªas obtenidas. Pero explot¨® la burbuja inmobiliaria y se fueron al traste.
El Barcelona, el gran rival deportivo del Madrid, tambi¨¦n se plante¨® hace cinco a?os una ambiciosa remodelaci¨®n del Nou Camp. El arquitecto brit¨¢nico Norman Foster la lleg¨® a dise?ar, pero al final las cuentas no sal¨ªan, y el proyecto, tras el cambio en la presidencia, qued¨® paralizado, aunque no completamente descartado. "El Nou Camp tiene 50 a?os y necesita una reestructuraci¨®n profunda. El Espai Bar?a es el gran objetivo", comentaba hace unos d¨ªas el presidente blaugrana, Sandro Rosell.
Precisamente, el otro club de la Ciudad Condal, el Espanyol, ha sido el ¨²nico de la Liga BBVA que ha estrenado campo en los ¨²ltimos a?os. Lo hizo en agosto de 2009. El estadio Cornell¨¢-El Prat ocupa 36.000 metros cuadrados, la quinta parte de las 18,2 hect¨¢reas compradas en 2002 por 360.000 euros. Seis a?os de obras y un coste que al final se dispar¨® hasta los 90 millones de euros, no pagados en su totalidad. La hipoteca para construir el estadio y urbanizar el ¨¢mbito donde se ubica supone en torno al 60% de la deuda financiera. Para enjugar esas p¨¦rdidas se contaba con vender parte del solar de la ciudad deportiva de Sant Adri¨¤ de Bes¨°s, donde se podr¨ªan levantar bloques de pisos. Unos 20 millones de euros que, hasta ahora, nadie ha estado dispuesto a dar.
El Valencia y el Atl¨¦tico de Madrid tambi¨¦n podr¨ªan tener ya su nuevo estadio, pero las vicisitudes econ¨®micas lo han impedido. Lo que inicialmente iban a ser dos operaciones inmobiliarias redondas, incluso con millonarios beneficios, al final se van a quedar, en ambos casos, en poco m¨¢s que un simple cambio de estadio.
La pr¨®xima primavera, cuando se reanuden los trabajos para terminar el nuevo estadio del Valencia, en el paseo de las Cortes Valencianas, tras el acuerdo alcanzado entre el club y Bankia, se cumplir¨¢n siete a?os desde que el entonces presidente del club, el promotor inmobiliario Juan Soler, pusiera sobre la mesa el negocio que iba a suponer la construcci¨®n del nuevo estadio, y que finalmente no va a serlo. Bankia, a cambio de condonar la deuda de 250 millones que adeudaba el Valencia, se queda con los terrenos que quedar¨¢n vacantes tras la demolici¨®n del viejo estadio de Mestalla, con la ciudad deportiva de Paterna y con el terreno terciario anexo al nuevo estadio.
Era una operaci¨®n con m¨²ltiples aristas la maquinada por Soler, quien todav¨ªa hoy, tras quintuplicar la deuda del club hasta los 500 millones en los tres a?os y medio que estuvo al frente del Valencia, no tiene el menor recato en defender su gesti¨®n. "Cuando me fui, hab¨ªamos creado un patrimonio de 700 millones. La crisis ha hecho que no valiera lo que val¨ªa. Tengo la conciencia tranquila. Si no hubiera habido crisis, habr¨ªa salido a la perfecci¨®n", se?alaba tras conocer el acuerdo con Bankia.
Adem¨¢s, ha dejado caer una cierta cr¨ªtica por los extremos en que se ha cerrado la operaci¨®n. "El Valencia reanuda las obras, pero pierde much¨ªsimo patrimonio. El valor de mercado es muy superior a las cifras barajadas. Hab¨ªa costado mucho tiempo reunirlo. Es un acuerdo beneficioso para Bankia y perjudicial para el Valencia. Pero el mercado es el que es. Son tiempos dif¨ªciles", ha comentado Soler.
En l¨ªneas generales, la aventura inmobiliario-deportiva la inici¨® Soler en 2005 cuando compr¨® por 60 millones de euros los terrenos r¨²sticos de Porxinos, posteriormente recalificados por el Ayuntamiento de Ribarroja. Unos meses despu¨¦s vendi¨® parte de esos terrenos a Nozar por 180 millones, donde la inmobiliaria pretend¨ªa levantar 3.000 viviendas. A partir de aqu¨ª, empezaba el cuento de la lechera. Se vend¨ªa el viejo solar de Mestalla por unos 400 millones, se construir¨ªa el nuevo campo con zona anexa de explotaci¨®n terciaria y se levantar¨ªa la nueva ciudad deportiva en Porxinos.
Ahora, el Valencia con lo ¨²nico que se quedar¨¢ ser¨¢ con el nuevo estadio, sin el negocio terciario anexo, con la superficie de Porxinos y con una deuda de unos 270 millones, sumados los 150 que va a recibir para pagar a la UTE encabezada por FCC la finalizaci¨®n de las obras del nuevo estadio. El resto de los terrenos de Porxinos los tuvo que malvender Nozar al BBVA antes de su quiebra.
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