Los l¨ªmites de una pol¨ªtica
La tarea del Gobierno es recuperar la credibilidad exterior m¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica de recortes acelerados, y para ello deber¨ªa comenzar respondiendo adecuadamente algunas preguntas.
El presidente Rajoy ha insistido en todos los foros que la tarea decisiva de su Gobierno es recuperar la confianza de los mercados financieros. La pol¨ªtica instrumentada para recuperar esa confianza es la austeridad, es decir, recortes presupuestarios en el Estado central y las comunidades aut¨®nomas, con el fin de conseguir el objetivo de d¨¦ficit en 2012 (reducirlo del 8,9% al 5,3%). Esta pol¨ªtica econ¨®mica ha resultado, hasta el momento, unilateral y poco racional. Unilateral, porque el objetivo de d¨¦ficit se pretende conseguir con recortes del gasto, sin tener en cuenta el potencial de ajuste (bien calculado, claro) de las subidas de impuestos, que tan solo a rega?adientes se van a aplicar en 2013; poco racional, porque los recortes se practican sin an¨¢lisis de costes y sin certificar los beneficios del ajuste (abundan los ahorros inflados) y sin ofrecer memorias econ¨®micas y sociales para cada decisi¨®n. El Gobierno ha entrado en la espiral del ajuste castizo: todos los d¨ªas (y cada viernes m¨¢s) se proponen recortes ¡°decisivos¡± para bajar el d¨¦ficit; casi todos los d¨ªas se comprueban los magros efectos de esos recortes (aunque resultan da?inos para el bienestar social de los ciudadanos), y cada viernes vuelve a desatarse la angustia por encontrar nuevas partidas que recortar.
Cinco meses de gobierno son tiempo suficiente para sospechar que, al menos de momento, la pol¨ªtica econ¨®mica aplicada no consigue recuperar la confianza en Espa?a. De hecho, sucede lo contrario, que aumenta la desconfianza en la solvencia espa?ola, como indican la escalada de la prima de riesgo (el jueves super¨® los 500 puntos b¨¢sicos, con un diferencial del bono a diez a?os con Alemania superior al 6,5%) y la situaci¨®n de hundimiento frecuente del Ibex. La receta unidimensional del equipo econ¨®mico no surte efecto y cunde el des¨¢nimo pol¨ªtico. El presidente y el ministro de Econom¨ªa reclaman a d¨²o la intervenci¨®n del Banco Central Europeo (BCE) para templar el diferencial de deuda y despejar las dudas sobre la banca.
La situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola ofrece motivos de duda para cualquier observador interno o externo. No es cre¨ªble que un pa¨ªs en recesi¨®n pueda reducir su d¨¦ficit en m¨¢s de tres puntos de PIB en un solo a?o (salvo contabilidad creativa). El presidente del Gobierno se equivoc¨® al preferir una reducci¨®n del compromiso de d¨¦ficit desde el 4,4% pactado inicialmente con Europa hasta el 5,3% en 2012, en lugar de haber negociado un aplazamiento del objetivo final de estabilidad del 3% para 2015 o 2016. Los intentos de reforma financiera no han conseguido despejar las dudas de los inversores, y lo mismo cabe decir de los compromisos verbales de las autonom¨ªas. Y nadie sabe sobre qu¨¦ patr¨®n crecer¨¢ la econom¨ªa espa?ola. El impulso no puede nacer de la construcci¨®n, por razones obvias, pero tampoco de cualquier otro sector, industrial, tecnol¨®gico o de servicios.
Si en cinco meses de gobierno, los espa?oles no tienen claro todav¨ªa cu¨¢nto va a costar la consolidaci¨®n de los balances bancarios ni cu¨¢l es la deuda de las autonom¨ªas o qui¨¦n la va a pagar, y desconocen, porque no lo hay, el motor de crecimiento, ?por qu¨¦ iban a confiar fuera en la econom¨ªa espa?ola? La tarea del Gobierno es recuperar la credibilidad exterior m¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica de recortes acelerados, y para ello deber¨ªa comenzar respondiendo adecuadamente a las preguntas anteriores.
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