Viva el gran jefe yanqui
Los recortes de gasto, aplazados unos meses, solo suponen un 20% de la propuesta
El acuerdo presupuestario alcanzado en tiempo de pr¨®rroga en la C¨¢mara de Representantes de EEUU es mucho m¨¢s que un apa?o. Aunque exhibe un aspecto mediocre, porque aplaza la decisi¨®n sobre los recortes de gasto ¡ªsobre todo sociales, y por tanto habr¨¢ que seguir discutiendo durante un a?o¡ª, estos supon¨ªan s¨®lo 136.000 millones sobre el paquete de 668.000 del abismo fiscal: un 20,3%. Los aumentos de impuestos se acercar¨¢n a los 532.000 del paquete Obama original, por lo que la tarea no est¨¢ a medio hacer, sino completada en cuatro quintas partes. Los taciturnos habituados a minimizar toda buena noticia, mejor que se apoyen al menos en las cuatro reglas b¨¢sicas de la aritm¨¦tica.
El acuerdo entra?a un alivio. Tambi¨¦n notorios beneficios tangibles para la econom¨ªa norteamericana, europea y mundial. Ya las Bolsas se encargaron ayer de vocearlo. Aqu¨ª, los detalles:
1.- Recesi¨®n descartada. Un desacuerdo habr¨ªa activado mayor carga impositiva y menores inversiones: menos dinero en circulaci¨®n, menos demanda interna, recesi¨®n. El paquete de 668.000 millones equival¨ªa casi al 5% del PIB de EE UU. Su impacto habr¨ªa sido radical e inmediato. Se calcula que 2013, en vez de crecer al 2,4% como prev¨¦ el FMI, reducir¨ªa su PIB en un 2,4%. Una ca¨ªda sumar¨ªa pues del orden de tres puntos. Esa eventual recesi¨®n amenazaba a Europa con efectos devastadores. Porque la transmisi¨®n es autom¨¢tica, como se visualiz¨® en septiembre de 2008 con la quiebra de Lehman Brothers; porque la UE es su primer socio comercial y por tanto quien m¨¢s sufrir¨ªa; porque la eurozona transita su segunda recesi¨®n y cualquier adversidad atribula m¨¢s al m¨¢s vulnerable.
En un aspecto mediocre, el acuerdo en EE UU aplaza la decisi¨®n sobre los recortes de gasto
2.- Pol¨ªtica expansiva asegurada. Tras el acuerdo, Barack Obama podr¨¢ mantener su pol¨ªtica econ¨®mica anticrisis, de moderada expansi¨®n de la demanda como palanca del crecimiento, con aumento del gasto social (especialmente sanitario), de la inversi¨®n p¨²blica, y tipos de inter¨¦s cero que activen la privada. M¨¢s a la francesa, digamos, que a la alemana. Con los buenos resultados que acreditan las cifras: crecimiento en lugar de estancamiento o recesi¨®n, a la europea. E incrementando las prestaciones del Estado del bienestar. Recu¨¦rdese que la previsi¨®n del FMI para el d¨¦ficit estadounidense en 2012 asciende al 8,7% del FMI, lo que casi triplica la prescrita en Maastricht. Obama se comprometi¨® a reducirlo, pero a ritmo muy lento.
3.- Decidir es posible. La cohabitaci¨®n entre un presidente dem¨®crata y un Congreso republicano (o a la inversa) puede conducir a paralizar la toma de decisiones, como parec¨ªa veros¨ªmil en este caso. No es la primera vez. En tiempos de Bill Clinton, el Parlamento bloque¨® sistem¨¢ticamente el fast track, o decisi¨®n r¨¢pida del presidente, entonces para ampliar hacia el Sur el Tratado de Libre Comercio continental. Ambos constituyen ejemplos ilustrativos de c¨®mo no siempre el decision-making de un Estado federal como EE UU resulta m¨¢s ligero que el de una federaci¨®n de Estados, como es m¨¢s o menos la Uni¨®n Europea, contra el prejuicio de los disc¨ªpulos del profeta Jerem¨ªas, y de los dem¨¢s que lamentamos la lentitud con que los Veintisiete adoptan sus medidas. M¨¢s. EE UU ha mostrado mayor vulnerabilidad a los ataques de las agencias de rating en el caso del abismo fiscal, que la UE por su insuficiente disciplina presupuestaria. En agosto de 2011, Standard and Poors degrad¨® la deuda federal, cosa que no ha hecho con los t¨ªtulos emitidos por el Banco Europeo de Inversiones o los del Fondo de estabilizaci¨®n (rescate), los activos europeos m¨¢s asimilables a los bonos federales. En cualquier caso, las democracias son m¨¢s lentas que las dictaduras. Pero se demuestra que son capaces de decidir.
4.- Sobrevive una derecha ¨ªgnara. La derecha republicana extrema influenciada por el Tea Party ha sido derrotada. No quer¨ªa o¨ªr hablar ni por asomo del m¨¢s m¨ªnimo alza de impuestos, ni de nada que sonase a aumento del perfil o potencia del Estado. Cre¨ªa, con Ronald Reagan, que "el Gobierno es el problema". Aprendi¨® las lecciones err¨®neas de la crisis de Wall Street, reincidiendo en el manual de la desregulaci¨®n, la privatizaci¨®n y la desfiscalizaci¨®n, justo las recetas que provocaron la Gran Recesi¨®n. La derecha ¨ªgnara pervive, pero el republicanismo sensato se le ha impuesto. Gracias a la dimensi¨®n de la victoria presidencial de Obama; a la inminente renovaci¨®n (hoy) m¨¢s aperturista de la C¨¢mara (merced a la ¨²ltima elecci¨®n parcial), que dejaba a la cesante como una pl¨¦yade de patos cojos; y a la determinaci¨®n del presidente de ponerla p¨²blicamente frente a sus responsabilidades.
5.- Urge una reforma fiscal global. La piedra de toque del acuerdo es una cierta dosis de equidad. Los nuevos servicios sociales ser¨¢n m¨¢s financiados por ese 2% de super-ricos que se benefici¨® de un reparto desigual de la riqueza en los ¨²ltimos treinta a?os. El tipo marginal del impuesto sobre la renta asciende del 35% al 39,6%, a¨²n muy por debajo de los europeos; y el impuesto sobre sucesiones por encima de los cinco primeros millones exentos aumenta del 35% al 40%, contra el pulso republicano por dejarlo igual.
Pero en EEUU hace falta una reforma fiscal global, pues su sistema ense?a tantos agujeros como el queso gruy¨¨re: las deducciones, exenciones, cr¨¦ditos fiscales, preferencias especiales y otras escapatorias totalizan ?hasta el 8% del PIB! Tambi¨¦n la UE debe ir hacia una fiscalidad m¨¢s global, menos fragmentada. Y de Espa?a, no digamos: las empresas pagan un tipo real del 11,6% en el Impuesto de Sociedades, en vez del nominal del 25% o del 30%, precisamente por la pl¨¦tora de tratos especiales. Y el IRPF ha agotado su vocaci¨®n redistributiva, al irse convirtiendo en el impuesto sobre los asalariados.
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