D¨¦j¨¤ vu
En Espa?a, siempre que las cifras de paro son elevadas surge el debate sobre el n¨²mero real de personas desempleadas. El del Paro Registrado (PR, 4,9 millones de personas) o el de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA, 5,9 millones). Lo cierto es que, dejando de lado la naturaleza de ambas estad¨ªsticas, el objetivo de cada una es distinto, por lo que, l¨®gicamente, proporcionan resultados diferentes. Dicho debate no debe ocultar que ambas cifras representan m¨¢ximos hist¨®ricos, y no altera nuestro desfavorable posicionamiento internacional. Por ejemplo, el Reino Unido tambi¨¦n cuenta con una estad¨ªstica similar al PR, con 1,6 millones de personas, frente a 2,5 millones que su EPA clasifica como desempleados.
La EPA aproxima, a trav¨¦s de una encuesta a una muestra representativa de la poblaci¨®n, un concepto con contenido econ¨®mico: personas que pueden y quieren trabajar pero no encuentran empleo; es decir, recursos laborales no utilizados y, por tanto, menor renta para la sociedad. Para medir este concepto de forma homog¨¦nea, la Organizaci¨®n Mundial del Trabajo (con representantes de Gobiernos, sindicatos y, por supuesto, patronal) aprob¨® un¨¢nimemente la definici¨®n que los pa¨ªses emplean en sus EPA. Consecuentemente, incluso sujeta a errores de muestreo, debe ser la estad¨ªstica de referencia para economistas y responsables econ¨®micos.
El PR se obtiene del registro creado para facilitar las tareas administrativas de los servicios de empleo p¨²blicos (SEPE). Estas consisten en gestionar las prestaciones por desempleo, implementar pol¨ªticas activas y ayudar en la b¨²squeda de empleo. Por tanto, las personas que se inscriben en ese registro demandan alguno de esos servicios. Obviamente, la disminuci¨®n de la tasa de cobertura de las prestaciones, los fuertes recortes en los fondos para pol¨ªticas activas o la modesta eficacia del SEPE en las colocaciones desincentivan a los potenciales usuarios. Adem¨¢s, para obtener el PR se excluyen determinados colectivos. Algunas exclusiones est¨¢n justificadas econ¨®micamente, coincidiendo con la EPA (empleados). Otras, sin embargo, reflejan criterios administrativos, que la EPA, l¨®gicamente, deshecha (personas en cursos de formaci¨®n, trabajadores agrarios subsidiados, buscadores de empleos con ciertas caracter¨ªsticas, afectados por ERE,...). Un ejemplo de arbitrariedad en estos criterios, afortunadamente superado, es que hasta 2005 se exclu¨ªa a los extranjeros. La inclusi¨®n de la parte relevante de estos colectivos eliminar¨ªa, en la pr¨¢ctica, las discrepancias entre ambas estad¨ªsticas.
En fin, esperemos que contrariamente a la trama de la pel¨ªcula Matrix (galardonada con 4 ¨®scar, uno a los mejores efectos visuales) este d¨¦j¨¤ vu no sea premonitorio de una reforma estructural¡ en las estad¨ªsticas.
?ngel Estrada es economista y ex director general de An¨¢lisis Macroecon¨®mico y Econom¨ªa Internacional
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