Pensiones viables, pero justas

La reforma del sistema p¨²blico de pensiones era de todo punto necesaria. Aunque no hubiera mediado imposici¨®n alguna de Bruselas, el m¨ªnimo sentido de la responsabilidad del Gobierno deber¨ªa haberla acometido. El motivo est¨¢ en las alteraciones de gran significaci¨®n en las bases sobre las que hasta ahora gravitaba el sistema p¨²blico, en concreto las muy dif¨ªciles perspectivas que se ciernen sobre la econom¨ªa espa?ola. La primera de esas grandes alteraciones es la profundidad y continuidad de la recesi¨®n en la econom¨ªa, que ya ha da?ado las finanzas de la Seguridad Social. La segunda tiene que ver con el envejecimiento progresivo de la poblaci¨®n espa?ola y, en ¨²ltima instancia, la disminuci¨®n de esta. No cabe esperar entradas de poblaci¨®n extranjera como en el ¨²ltimo lustro de la fase expansiva anterior a esta crisis.

A tenor de la informaci¨®n disponible, la econom¨ªa espa?ola seguir¨¢ siendo incapaz de crear el empleo suficiente como para que las contribuciones cubran las obligaciones comprometidas hasta ahora. La generalidad de las previsiones asigna, en el mejor de los casos, un tibio ritmo de crecimiento econ¨®mico en los pr¨®ximos a?os. Incluso asumiendo una clara recuperaci¨®n de la actividad, la creaci¨®n de empleo no ser¨¢ suficiente para alejar los desequilibrios hoy previsibles. Una parte significativa del paro ya es asumido como estructural, dif¨ªcil de eliminar aun cuando el PIB crezca muy por encima de lo que se prev¨¦.

Desde esas bases, las v¨ªas de soluci¨®n necesariamente erosionar¨¢n los derechos de los pensionistas actuales y futuros. Ampliar la edad de jubilaci¨®n y limitar las cuant¨ªas a percibir. El objetivo de sostenibilidad, se ampare o no en una f¨®rmula m¨¢s o menos complicada, significa adecuar las cuant¨ªas a percibir a la capacidad financiera del sistema. Esa es la premisa con la que ha trabajado el grupo de expertos que nombr¨® el Gobierno. A tenor de sus conclusiones, las pensiones se ajustar¨¢n a la esperanza de vida de los pensionistas sin que en ning¨²n caso excedan del indicador de inflaci¨®n tomado como expresi¨®n de erosi¨®n de la capacidad adquisitiva. Sobre ello gira el denominado ¡°factor de sostenibilidad¡±. Este ser¨¢ objeto de actualizaci¨®n con arreglo a la evoluci¨®n de diversas variables, pero en esencia, la situaci¨®n financiera del sistema, el necesario equilibrio entre ingresos y gastos, y la esperanza de vida del perceptor.

Poco margen para la discusi¨®n ofrece la fecha de entrada en vigor de la nueva reforma. Ni la situaci¨®n actual ni las exigencias de Bruselas permitir¨¢n que el Gobierno se entretenga demasiado. M¨¢s discutible es que la erosi¨®n del poder adquisitivo afecte a todas por igual. La f¨®rmula que finalmente se adopte, adem¨¢s de ser comprensible por la totalidad de los ciudadanos, deber¨ªa compensar de forma diferencial a aquellos pensionistas con menores percepciones, aunque esto sea a costa de las m¨¢s elevadas. Esta crisis ya ha generado costes suficientemente elevados a las personas con rentas m¨¢s bajas y menor capacidad defensiva. El desplazamiento previsible de ahorro hacia esquemas privados de previsi¨®n no est¨¢ ni mucho menos al alcance de todos los pensionistas actuales o futuros. Son estos precisamente los que menos responsabilidad han tenido en el desencadenamiento de la crisis y en su mala gesti¨®n.