El Eurogrupo certifica las limitaciones a la recapitalizaci¨®n directa de bancos
Espa?a descarta esa medida para evitar que el Mede entre en las entidades
¡°Afirmamos que es imperativo romper el c¨ªrculo vicioso entre bancos y emisores soberanos¡±. As¨ª se expresaban los Veintisiete tras la cumbre de hace justo un a?o: con la habitual fanfarria y las grandilocuentes palabras con las que se reviste Europa en los momentos cr¨ªticos, los socios del euro abr¨ªan la puerta a recapitalizar directamente los bancos, incluso con efectos retroactivos, una vez que el BCE se convirtiera en supervisor bancario. Esa medida se interpret¨® como una derrota de Alemania, como un alivio para Irlanda y Espa?a, casi como un adi¨®s a la crisis del euro. ?Adi¨®s? Desde entonces, los l¨ªderes no han hecho m¨¢s que retrasar todos los pasos necesarios para romper esa endiablada relaci¨®n entre crisis financiera y crisis de deuda p¨²blica. Sin la presi¨®n del mercado, Europa pierde fuelle: el Eurogrupo, con los ministros de Finanzas del euro en Luxemburgo, ultimaba anoche el pen¨²ltimo rev¨¦s a la recapitalizaci¨®n bancaria con dinero europeo. Finalmente, habr¨¢ una potencia de fuego limitada, unos 60.000 millones, y sujeta a condiciones tan restrictivas que Espa?a, por ejemplo, ni se plantea sacar partido de esa opci¨®n.
La opci¨®n elegida impide romper el v¨ªnculo entre crisis financiera y deuda
El ministro espa?ol Luis de Guindos descart¨® este jueves que el Gobierno vaya a pedir esa medida. Por varias razones: en primer lugar, porque Espa?a est¨¢ ¡°perfectamente c¨®moda¡± en la situaci¨®n actual, con los poco m¨¢s de 40.000 millones gastados en el rescate financiero. Fuentes de Econom¨ªa apuntaron que, adem¨¢s, el Gobierno no est¨¢ interesado en esa opci¨®n porque no quiere que el mecanismo de rescate europeo (el Mede) entre como accionista de las entidades en las que inyecte capital.
Las l¨ªneas maestras est¨¢n claras: los fondos destinados a la recapitalizaci¨®n directa del Mede se limitar¨¢n a una horquilla que va de 50.000 a 70.000 millones. El acuerdo diluye los efectos de la recapitalizaci¨®n directa, de manera que es m¨¢s que discutible que sea capaz de romper el v¨ªnculo entre banca y deuda soberana. Por un lado, esas cifras pueden ser insuficientes si, como se teme, el BCE pone en marcha un duro examen de la calidad de los activos bancarios antes de erigirse en supervisor. Por otro, el pa¨ªs beneficiario de la recapitalizaci¨®n para sus bancos deber¨¢ costear entre el 10% y el 20% del dinero. Solo se podr¨¢ pedir como ¨²ltimo recurso: despu¨¦s de que paguen los accionistas y acreedores (todos, menos los dep¨®sitos inferiores a 100.000 euros), y cuando el Gobierno de turno no pueda inyectar los fondos para rellenar los colchones de capital sin ver peligrar su viabilidad fiscal. Solo valdr¨¢ para entidades que puedan poner en peligro a toda la eurozona. Y la recapitalizaci¨®n apenas podr¨¢ tener efectos retroactivos: adi¨®s a la posibilidad de que Espa?a se quite de encima parte de los 40.000 millones de dinero europeo que se ha anotado en su deuda p¨²blica.
Todas esas son las condiciones que Berl¨ªn quer¨ªa: la derrota alemana de hace un a?o era un espejismo. Y deja en agua de borrajas aquel pomposo ¡°afirmamos que es imperativo romper el c¨ªrculo vicioso entre bancos y emisores soberanos¡±.
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