La troika, ese pariente inevitable y no querido
Portugal recibe la s¨¦ptima visita de los ¡®hombres de negro¡¯. Quedan tres inspecciones m¨¢s
Terminaron en Portugal las elecciones municipales el domingo 29 de septiembre, se acabaron de contabilizar los votos y la troika (y su retah¨ªla de tira y afloja con el Gobierno, posibles recortes y cuentas mirando siempre hacia abajo) volvi¨® a aparecer en los peri¨®dicos y en la realidad lusa. En el fondo, siempre estuvo all¨ª: literalmente. La s¨¦ptima visita de los inspectores de los acreedores internacionales (Fondo Monetario Internacional ¡ªFMI¡ª y Uni¨®n Europea), que en abril de 2011 prestaron a Portugal 78.000 millones de euros para librarla de la bancarrota, comenz¨® a primeros de septiembre y su llegada coincidi¨® con el inicio de la campa?a electoral de las municipales. As¨ª que mientras los portugueses votaban, los inspectores examinaban. Todo un s¨ªntoma.
Cuatro d¨ªas despu¨¦s de las elecciones, el viceprimer ministro, Paulo Portas, y la ministra de Finanzas, Maria Lu¨ªs Albuquerque, explicaron en rueda de prensa el resultado de estas ¨²ltimas negociaciones con los hombres de negro. La troika acepta liberar la franja octava y novena del pr¨¦stamo (5.700 millones de euros). A cambio, el Gobierno luso deber¨¢ mantener inamovibles sus objetivos de d¨¦ficit (el 5,5% del PIB para 2013 y el 4% para 2014). Desde abril, el Ejecutivo portugu¨¦s hab¨ªa venido solicitando, en varias plazas y de diversas formas, algo m¨¢s de aliento o una vuelta menos de tuerca (un 4,5% de d¨¦ficit para el a?o que viene, vamos, en t¨¦rminos macroecon¨®micos). Pero la troika no ha transigido en aras, seg¨²n explica, de dar una se?al positiva a los mercados. ¡°El que presta manda¡±, recordaba en un editorial el Di¨¢rio de Not¨ªcias. Tambi¨¦n el mismo Portas se refiri¨® a eso: ¡°Vivimos en una suerte de protectorado. Ya faltan solo tres inspecciones para que en junio de 2014 el programa de la troika acabe y volvamos a ser m¨¢s independientes y soberanos¡±.
Seg¨²n el viceprimer ministro, el pa¨ªs vive ¡°en una suerte de protectorado¡±
Los portugueses ya se han acostumbrado al desarrollo id¨¦ntico de esta visita de pariente inevitable no del todo querido en casa: la troika llega, discute con el Gobierno, acepta y se va. Pocos d¨ªas despu¨¦s, alg¨²n ministro (o el primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, que no se esconde a la hora de dar las malas noticias), anuncia nuevos recortes y desgracias a una poblaci¨®n de por s¨ª sufrida: subida de impuestos, bajada de salarios,o desaparici¨®n de pagas extras. Algunos peri¨®dicos se tem¨ªan que este ¨²ltimo examen acarrear¨ªa una nueva dosis de austeridad. De hecho, el arranque del oto?o es mala ¨¦poca debido a la inminente aprobaci¨®n del presupuesto, cada vez m¨¢s magro y apretado. El a?o pasado, estas fechas coincidieron en Lisboa con una gran manifestaci¨®n de protesta que sac¨® a la calle a cientos de miles de personas que caminaron bajo un lema significativo y contundente: ¡°Que se joda la troika¡±.
Por ahora, no hay una raci¨®n suplementaria de austeridad, seg¨²n asegur¨® Portas el jueves. Es cierto que, como a?adi¨® el viceprimer ministro, se olfatean ya signos esperanzadores en la econom¨ªa. Pero tampoco se aflojan en nada los recortes abrumadores que ya existen. Adem¨¢s, el presupuesto a¨²n no ha sido discutido. Puede que esconda sorpresas. Y las sorpresas, en Portugal, desde hace dos a?os, casi siempre son desagradables.?
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