El sibarita del arte que ha puesto una pica en Espa?a
Leon Black sacude el mercado tras comprar Evo y Altamira con Apollo, su fondo de capital riesgo
El arte es la gran pasi¨®n de Leon Black, el inversor que con su fondo de capital riesgo, Apollo Global Management, ha protagonizado dos de las operaciones m¨¢s sonadas del mercado espa?ol: las compras de Evo Banco y de la inmobiliaria del Banco Santander (Altamira). Esta pasi¨®n por el arte le viene de su madre. Y adem¨¢s tiene el dinero para comprar las obras que el 99% de los humanos solo pueden ver en los museos. Hace dos a?os, el financiero protagoniz¨® la que se consider¨® la subasta m¨¢s cara de la historia. Pag¨® 120 millones de d¨®lares (88 millones de euros, seg¨²n el tipo de cambio actual) por El grito, el famoso cuadro de Edvard Munch. Este verano sum¨® a su envidiada colecci¨®n un trabajo de Rafael. Cifras exorbitantes que dejan en nada los 75.000 d¨®lares que hered¨® cuando su padre se suicid¨® en el rascacielos de la PanAm.
Black ten¨ªa 24 a?os cuando perdi¨® a su padre. Ese dinero lo utiliz¨® para invertirlo en derivados. Lo perdi¨® casi todo, pero pudo aprender la lecci¨®n antes de abandonar las aulas de la escuela de negocios de Harvard. Ahora es una de las figuras m¨¢s relevantes de Wall Street, como m¨¢ximo gestor de Apollo. Su fortuna personal ronda los 5.200 millones de d¨®lares, lo que le sit¨²a en el puesto 85? entre los estadounidenses m¨¢s ricos.
Black, de 62 a?os, fund¨® la firma en 1990 junto a Josh Harris, Marc Rowan y otros cuatro empleados de la extinguida Drexel Burnham Lambert. Apollo est¨¢ especializada en operaciones de compra de compa?¨ªas en dificultad e invierte en activos de cr¨¦dito y en el sector inmobiliario cuando reina la incertidumbre. Son, como se definen, ¡°expertos¡± en activos bajo estr¨¦s.
Le gusta el riesgo. Busca industrias que sus rivales tratan de evitar
Juegan esencialmente a la contra. Es decir, dirigen el dinero que les conf¨ªan sus clientes ¡ªfondos de pensi¨®n, inversores institucionales y grandes fortunas privadas¡ª a industrias que los rivales tratan de evitar. Tambi¨¦n suelen actuar en solitario y no parece asustarles la complejidad de los activos que asumen. Ser¨¢, quiz¨¢, por esto por lo que haya sido uno de los fondos m¨¢s activos durante las crisis.
¡°Como en otros periodos de volatilidad en el mercado, hemos tratado de hacernos con activos y aprovechar para reforzar posiciones conforme los precios bajan¡±, explican. De esta manera, logran, de paso, ser m¨¢s influyentes en los planes de reestructuraci¨®n y maximizar el valor de la inversi¨®n. A corto plazo pueden tener unos retornos negativos, pero su apuesta va a largo.
Esta firma de inversi¨®n alternativa gestiona en la actualidad cerca de 112.700 millones de d¨®lares, de acuerdo con la informaci¨®n que public¨® a comienzos de mes coincidiendo con la presentaci¨®n de los resultados del tercer trimestre. En el ¨²ltimo a?o, Apollo logr¨® captar 14.000 millones, que tiene ahora listos para invertir ¡°cuando se presenten oportunidades atractivas¡±.
En su cartera aparecen compa?¨ªas como el operador de casinos Caesars Entertainment, los cruceros Norwegian o la inmobiliaria Realogy. Hace un a?o compr¨® la filial educativa de McGraw-Hill. Ahora est¨¢ siendo muy activo en Espa?a, protagonizando dos de las mayores compras de activos deprimidos anuncias este a?o. Los inversores buscan as¨ª sacar tajada al colapso inmobiliario.
En este contexto se explica la adquisici¨®n de Altamira (operaci¨®n valorada, seg¨²n fuentes del mercado, en 700 millones de euros) y de Evo Bank (60 millones). Antes de cerrar estos acuerdos tambi¨¦n negociaron la compra a Bankia de su filial de cr¨¦ditos al consumo por 1,6 millones. Pero como a otras firmas de private equity, a Apollo le atrae tambi¨¦n el potencial de la industria tur¨ªstica espa?ola. De hecho, Espa?a ser¨ªa la pieza clave en un proyecto m¨¢s ambicioso del que en los pr¨®ximos a?os podr¨ªa emerger una cadena hotelera paneuropea. El hombre en Espa?a de Apollo es Andr¨¦s Rubio, un ejecutivo formado en Georgetown con amplia experiencia en el sector financiero y que antes de ingresar en la firma de Black hab¨ªa trabajado en Morgan Stanley, Cerberus o Energy Capital, entre otras empresas.
Apollo empez¨® a cotizar en Wall Street en la primavera de 2011 con el s¨ªmbolo burs¨¢til de APO, cuando la Gran Recesi¨®n ya no se ve¨ªa en el espejo retrovisor. Lo hizo a un precio de 19 d¨®lares la acci¨®n, valoraci¨®n que le permiti¨® recaudar cerca de 500 millones. Antes de Apollo tambi¨¦n hab¨ªan saltado al parqu¨¦ otros grupos de capital riesgo como Blackstone, KKR y Fortress, buscando efectivo para financiar sus compras. Les sigui¨® despu¨¦s Carlyle.
Su hombre en Espa?a es Andr¨¦s Rubio, un exejecutivo de Morgan Stanley
El primer d¨ªa de Apollo en el parqu¨¦ no fue f¨¢cil. Abri¨® cayendo, y su valoraci¨®n burs¨¢til qued¨® a la mitad en seis meses. El salto, que llevaba preparando desde 2008, no fue f¨¢cil, y la volatilidad en los mercados globales complic¨® m¨¢s las cosas. Hace un a?o empez¨® a recomponerse, y ahora sus t¨ªtulos se cambian a 30 d¨®lares, lo que le da una capitalizaci¨®n pr¨®xima a los 4.300 millones.
En los ¨²ltimos nueve meses, Apollo elev¨® los ingresos a 2.940 millones, frente a 1.700 millones en el mismo periodo de 2012. Sin embargo, su beneficio cay¨® de 2.460 millones a 1.645 millones. Pero sus resultados var¨ªan mucho porque est¨¢n vinculados a los intereses de los fondos que gestionan y a los costes, por eso se?alan que lo que cuenta es el rendimiento a largo plazo.
Los veh¨ªculos de inversi¨®n que crean para movilizar el capital suelen tener una vida de siete a?os. Y pese a que no son pocos los que temen una correcci¨®n en Wall Street, es conocido el inter¨¦s de sus clientes por poner m¨¢s dinero en su ¨²ltimo veh¨ªculo de inversi¨®n global, lo que podr¨ªa llevar a elevar los l¨ªmites que la propia firma se impone para as¨ª poder atender la demanda.
Apollo cuenta con oficinas en Nueva York, Los ?ngeles, Houston, Londres, Fr¨¢ncfort, Luxemburgo, Singapur, Hong Kong y Bombay. A diferencia de otros fondos, sus distintos departamentos cruzan informaci¨®n constantemente. Esa coordinaci¨®n, se?alan desde la entidad, es la que les permite anticiparse y limitar riesgos cuando las aguas se tornan turbulentas.
La expansi¨®n internacional de las inversiones de Apollo empez¨® a tomar cuerpo hace seis a?os, poco antes de que estallara la burbuja del cr¨¦dito. Las ¨²ltimas maniobras de la firma podr¨ªan, por tanto, ser otra muestra de que se toc¨® fondo en Europa y de que los inversores empiezan a ganar confianza. Pero como dice Black, ¡°hay un tiempo para cosechar y otro para sembrar¡±.
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