Cierre en falso de la crisis europea
Despu¨¦s del susto de las elecciones europeas, los Gobiernos tienen prisa por enviar se?ales de esperanza. Lo mejor est¨¢ por venir, dicen. Temerosos del resultado de las pr¨®ximas elecciones nacionales, su mensaje es que el fin de la recesi¨®n y el retorno del crecimiento permitir¨¢n que, a partir de ahora, las cosas mejoren para todos.
Pero tengo el presentimiento de que est¨¢n optando por un cierre en falso de la crisis que conducir¨¢ a empeorar la situaci¨®n. De no cambiar la actual l¨®gica de las cosas, lo m¨¢s probable es que en los pr¨®ximos meses veamos un panorama europeo marcado por tres factores: una econom¨ªa proclive a la especulaci¨®n, una sociedad m¨¢s desesperanzada y una pol¨ªtica m¨¢s populista e inestable. Algunos datos apuntan en esta direcci¨®n.
En primer lugar, la euforia de los mercados financieros puede degenerar en nuevas burbujas. El ejemplo de Grecia, rescatada y deprimida, a la que los inversores est¨¢n de nuevo dispuestos a comprar todos los bonos que quiera emitir, es una muestra. Con un paro europeo que afecta a 28 millones de personas y un pleno empleo que no retornar¨¢ hasta 2020, los inversores buscan la rentabilidad en los bonos, no en las inversiones productivas.
En segundo lugar, como reacci¨®n a la falta de oportunidades, los ciudadanos dan muestras de un creciente malestar. Los datos del Eurobar¨®metro, que mide el sentimiento de los europeos, apuntan claramente en esta direcci¨®n. Un escenario de este tipo es caldo de cultivo del descontento y de la agitaci¨®n social.
En tercer lugar, como resultado de todo lo anterior, el ejercicio del sufragio universal en nuestras democracias presionar¨¢ al populismo y a la fragmentaci¨®n pol¨ªtica. Lo ocurrido en las elecciones europeas de mayo posiblemente se reproducir¨¢, en distinto grado seg¨²n los pa¨ªses, en las pr¨®ximas elecciones nacionales.
Este panorama de econom¨ªa especulativa, malestar social y pol¨ªtica populista conforman un escenario europeo que rima con el de los a?os veinte y treinta del pasado siglo. Un escenario, por cierto, que no trae precisamente buenos recuerdos.
?Cu¨¢les son las causas? Fundamentalmente dos, ¨ªntimamente relacionadas.
La inmediata es la desigualdad y la pobreza rampante en nuestras sociedades. La desigualdad act¨²a como un poderoso disolvente de la cohesi¨®n que necesitan la econom¨ªa, la sociedad y la pol¨ªtica democr¨¢tica para funcionar correctamente.
Es probable entrar en un contexto de econom¨ªa especulativa, malestar social y pol¨ªtica populista
Detr¨¢s de esta desigualdad hay dos factores. Primero, los bajos salarios, los contratos de cero horas y el paro. Todo ello hace que la desigualdad primaria, la que produce el mercado, haya aumentando en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas. Segundo, los recortes del gasto social y el funcionamiento regresivo del sistema fiscal hacen que la desigualdad neta, despu¨¦s de impuestos y gastos, en algunos pa¨ªses como Espa?a aumente en vez de disminuir.
La desigualdad aboca al endeudamiento y a la crisis. El cr¨¦dito es la forma como los hogares logran la capacidad de compra que no les da los salarios. Y tambi¨¦n como los Gobiernos se hacen con los recursos que no tienen por impuestos. Pero una econom¨ªa basada en el sobreendeudamiento es una econom¨ªa proclive a la especulaci¨®n, a las burbujas y a las crisis. Lo hemos visto en 2008. Pero da la impresi¨®n de que nuestros Gobiernos no han sacado ninguna ense?anza.
El discurso europeo es que los bajos salarios son necesarios para favorecer las exportaciones, que la soluci¨®n est¨¢ en la competitividad exterior. Pero esto es una verdad a medias. Para verlo, imaginen la econom¨ªa como un avi¨®n con tres motores, uno principal y dos auxiliares. El motor principal es el consumo de las familias y la inversi¨®n interna. Significa, m¨¢s o menos, el 50% de la potencia del avi¨®n. Los dos motores auxiliares son el sector p¨²blico y el sector exterior. Cada uno de ellos representa, m¨¢s o menos, el 25%.
Con el motor principal gripado por los bajos salarios y el del sector p¨²blico parado por la austeridad y la falta de ingresos, el motor de las exportaciones no es suficiente para mantener por si solo la altura y la velocidad de crucero de la econom¨ªa. Sin despreciar el papel de la exportaci¨®n, el futuro del crecimiento y el empleo est¨¢ fundamentalmente en reactivar el motor principal.
?Puede la zona euro escapar a este panorama de econom¨ªa especulativa, conflicto social y populismo pol¨ªtico? S¨ª, pero para ello tiene que cambiar su actual l¨®gica de funcionamiento y afrontar el problema de la desigualdad. En las ¨²ltimas semanas se han producido dos se?ales esperanzadoras, de distinta procedencia.
Primera, el inesperado y arrollador triunfo del joven primer ministro italiano Matteo Renzi en las elecciones europeas. En mi opini¨®n, ha sido lo m¨¢s interesante y alentador. Su programa combina atenci¨®n a la desigualdad, reformas estructurales y cambios en la l¨®gica fiscal, financiera y monetaria europea. La respuesta ciudadana ha sido significativa: el populismo de derecha e izquierda ha perdido voto en favor de un programa sensato de pol¨ªtica nacional y europea.
Por otro lado, la inesperada recomendaci¨®n que el FMI, y en particular su directora, la francesa Christine Lagarde, ha hecho a las autoridades de EE UU para que aumenten el salario m¨ªnimo, al que considera la causa de la pobreza rampante y de la p¨¦rdida de capacidad de crecimiento a largo plazo. Una recomendaci¨®n v¨¢lida tambi¨¦n para Europa.
Estas dos se?ales alientan la esperanza de cambio y una salida progresista y estable a la crisis europea.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica en la Universidad de Barcelona.
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