Devaluaci¨®n competitiva
La deflaci¨®n es un peligro para econom¨ªas excesivamente endeudadas.
La raz¨®n por la que los responsables de la pol¨ªtica de los bancos centrales temen tanto la presi¨®n deflacionista actual es que una din¨¢mica deflacionista es particularmente peligrosa en econom¨ªas con una carga crediticia p¨²blica y/o privada pesada, como la que sufren actualmente casi todas las econom¨ªas desarrolladas.
La idea es importar demanda a trav¨¦s de unos precios competitivos para las exportaciones y evitar la ca¨ªda de los niveles de precios generales, absorbiendo as¨ª demanda del resto del mundo para que la rueda de la econom¨ªa siga girando y los precios de la importaci¨®n se mantengan estables. El problema de las devaluaciones competitivas, o las guerras de divisas generales, no tarda en aparecer: cuando hay demasiados agentes en una econom¨ªa global que quieren debilitar sus divisas. ?No todo el mundo puede tener una divisa d¨¦bil! El problema con el enfoque actual de compras de activos y tipos negativos, una vez m¨¢s, es que todo el mundo haga lo mismo.
As¨ª pues, ?qu¨¦ ser¨¢ lo siguiente? Es complicado saberlo. Si llevamos el tema de la guerra de divisas hasta sus ¨²ltimas consecuencias, corremos el riesgo de que las guerras de divisas suban de tono y se conviertan en guerras de protecci¨®n del comercio e incluso en guerras de verdad. El riesgo de que lleguemos a esta situaci¨®n aumentar¨¢ dr¨¢sticamente si China da el paso fat¨ªdico y deval¨²a su moneda, el yuan. Teniendo en cuenta que China es la f¨¢brica del planeta, supondr¨ªa una nueva oleada masiva de deflaci¨®n en todo el mundo. Incluso en el caso de que China no deval¨²e, me temo que el mundo continuar¨¢ sumido en un entorno de tipos muy bajos y es complicado generar inflaci¨®n cuando los precios de materias primas en todo el planeta se han desplomado, el crecimiento es flojo y existe una tremenda sobrecapacidad en Asia.
?Cu¨¢l es la mejor soluci¨®n pol¨ªtica? La mejor soluci¨®n de naturaleza pol¨ªtica consistir¨ªa en normalizar los tipos de inter¨¦s y en permitir una reestructuraci¨®n masiva de la deuda a pesar del tremendo dolor que esta situaci¨®n provocar¨ªa. La parte negativa se plasmar¨ªa en una triste y marcada recesi¨®n al permitirse la ca¨ªda de aquellos que est¨¦n enormemente endeudados y de los agentes m¨¢s d¨¦biles. La parte positiva llegar¨ªa de la mano de la fase de crecimiento que vivir¨ªamos despu¨¦s al asignarse el capital adecuadamente en lugar de ponerlo injustamente en manos de cualquier deudor en este mundo nebuloso de tipos de inter¨¦s cero. No obstante, desde una perspectiva pol¨ªtica, esta soluci¨®n no puede ser menos atractiva y por tanto, coincide con el escenario menos posible.
Es m¨¢s probable que en alg¨²n momento veamos un espectacular estallido de los mercados de activos que sit¨²e a los bancos centrales en la l¨ªnea de fuego. Llegados a este punto, los pol¨ªticos de todo el mundo tomar¨¢n las riendas de los bancos centrales y seremos testigos de un est¨ªmulo fiscal masivo con la met¨¢fora del ¡°helic¨®ptero del dinero¡± (el t¨¦rmino pol¨ªticamente correcto en financiaci¨®n monetaria abierta), con arreglo a la cual se imprime dinero para estimular la demanda con nuevas obras p¨²blicas y otros proyectos financiados por el Estado. Es probable que en primer lugar veamos un proyecto como el descrito en Jap¨®n de la mano de Shinzo Abe. Tenemos que estar atentos. La inflaci¨®n no va a volver a escena en un entorno de tipos negativos y expansi¨®n cuantitativa. Pero regresar¨¢ con una enorme determinaci¨®n cuando desaparezca el paradigma actual y aparezca en escena el helic¨®ptero que lanza sacos de dinero.
John J. Hardy es responsable de estrategia de divisas de Saxo Bank
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.