Los creadores de negocios
El emprendimiento ha cambiado de forma y de lenguaje en estos 30 a?os. Sobre todo, se ha vuelto m¨¢s visible en la sociedad
Emprendimiento: la palabra moderna para lo que ha sido, de toda la vida, abrir un negocio. Aunque la creaci¨®n de empresas en Espa?a (94.955 nuevas sociedades mercantiles el pasado a?o) no ha regresado a los niveles previos a la crisis, la p¨¦rdida de importancia de las grandes empresas tradicionales ¡ªen especial, en la industria¡ª y, con ella, de los modelos tradicionales de trabajo, ha hecho crecer el inter¨¦s por las iniciativas que puedan definirse como la econom¨ªa del futuro.
"En una sociedad posindustrial las nuevas generaciones se sienten m¨¢s capaces de tomar la iniciativa", explica Carmen Bermejo, consejera delegada de la aceleradora (una empresa dedicada al fomento de otras) madrile?a Tetu¨¢n Valley. "No necesitan trabajar para grandes empresas. A la hora de buscar un trabajo, m¨¢s que el dinero, les importa el hacer algo que consideran relevante y satisfactorio".
Una de las primeras ediciones de Negocios hac¨ªa un perfil de un empresario de la industria del pl¨¢stico de 26 a?os que acababa de publicar un libro titulado Crear 80.000 empresarios, en el cual propon¨ªa una serie de medidas para incentivar el emprendimiento en Espa?a. Hoy Juan Rosell es el presidente de la patronal CEOE, y durante toda su carrera ha apostado por el fomento de la creaci¨®n de empresas. Para ¨¦l, los ¨²ltimos 30 a?os han supuesto un cambio radical. "Entonces, en plena salida de la transici¨®n y siendo un pa¨ªs casi aut¨¢rquico, todo el riesgo, la inversi¨®n, la aventura, era muy distinto", recuerda. "Hoy el mundo est¨¢ abierto, y podemos ver a d¨®nde van los vientos".
"Creo que el esp¨ªritu emprendedor exist¨ªa entonces y existir¨¢ siempre", afirma Luis Escauriaza, que en 1985 era director general de la Peque?a y Mediana Empresa. La de hace 30 a?os era "una sociedad donde a¨²n se pensaba que los emprendedores lo eran por generaci¨®n espont¨¢nea o por gen¨¦tica", indica ?ngel Monroy, presidente de la Asociaci¨®n de J¨®venes Empresarios de Madrid, "h¨¦roes concretos y poco numerosos, que protagonizaban gestas legendarias".
Gestas, por ejemplo, como la del cortador de cuero Juan Ter¨¢n. En 1985, Ter¨¢n acababa de fundar su propia empresa, una m¨¢s de las cientos de firmas de calzado en el valle del Vinalop¨® (Alicante). "Es muy duro pedirle trabajo a alguien; al menos a m¨ª me costaba mucho", recuerda. "Yo ya ten¨ªa la idea de ponerme por mi cuenta, y fui cri¨¢ndome la fe en la idea. En 13 a?os estuve en nueve f¨¢bricas. Pero cuando me echaron de una de ellas ¡ªla ¨²nica de la que me echaron¡ª dije basta. Le dije a mi mujer: "No voy a pedir trabajo en ninguna empresa m¨¢s". Y se puso a llorar porque lo ve¨ªa una barbaridad". Hoy Pikolinos, la empresa fundada por Ter¨¢n, es la cabeza de un grupo con seis marcas y presencia en 60 pa¨ªses.
O el de los hermanos Encinar, que junto a tres otros socios fundaron idealista.com, hoy el primer portal inmobiliario de Internet en Espa?a. "En aqu¨¦l entonces aqu¨ª hab¨ªa cuatro millones de usuarios de Internet, que usaban m¨®dem, no hab¨ªa ni ADSL, ni fibra, ni 4G", recuerda Fernando Encinar, uno de los cofundadores. "Vimos una posibilidad de negocio en el sector inmobiliario".
Hay cosas que, sin duda, hoy son m¨¢s sencillas. Para empezar, en 1985 el tipo de inter¨¦s bancario para cr¨¦ditos rondaba el 15,5% anual ¡ªcon una inflaci¨®n del 8%¡ª, seg¨²n el entonces Banco de Bilbao (hoy BBVA). La entrada en la entonces CEE, ese mismo a?o, y la adopci¨®n del euro despu¨¦s, han abaratado el cr¨¦dito hasta l¨ªmites imposibles en los tiempos de alta inflaci¨®n de los a?os setenta y ochenta. ?Cu¨¢nto? Es complicado saberlo. El Banco de Espa?a solo hizo p¨²blico el tipo de inter¨¦s medio del cr¨¦dito a las pymes a partir de la entrada en el euro, en 2002.
DOS REVOLUCIONES
M¨¢s barato no quiere decir m¨¢s f¨¢cil. Encinar lo descubri¨® de primera mano cuando, en 2002 ¡ªtras la explosi¨®n de la burbuja de las puntocom dos a?os antes¡ª su empresa qued¨® pendiente de la concesi¨®n de un cr¨¦dito puente por dos entidades bancarias. "Pasamos una tarde entera mirando al tel¨¦fono a la espera de saber si nuestra empresa podr¨ªa seguir o deber¨ªa desaparecer", recuerda. "Los bancos, en realidad, solo prestan a los que tienen, y m¨¢s con la crisis", explica Ter¨¢n. "Yo, por suerte, iba de la mano de un viejo amigo que ten¨ªa prestigio en el banco, que fue el que me ayud¨® en los primeros a?os".
Pero m¨¢s importante a¨²n que el acceso al cr¨¦dito, es la revoluci¨®n del acceso a la informaci¨®n que ha supuesto la inform¨¢tica y, en concreto, Internet. Esta revoluci¨®n ha tra¨ªdo consigo un nuevo t¨¦rmino: startup, un t¨¦rmino que a¨²n hoy no se sabe muy bien qu¨¦ significa pero que, en general, define peque?as y j¨®venes empresas tecnol¨®gicas. Tanto en 1985 como hoy, el centro simb¨®lico de las startups estaba en el ¨¢rea metropolitana de San Jos¨¦, en California: el llamado Valle del Silicio, o Silicon Valley. Apple, fundada en 1976 por dos veintea?eros de California y el paradigma de una startup del valle, es hoy la firma de mayor capitalizaci¨®n del mundo.
"Hoy es mucho m¨¢s barato fundar una empresa", explica Bermejo, que tambi¨¦n es vicepresidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Startups. "En una sociedad industrial, para fundar una empresa hac¨ªa falta una cantidad importante de capital y un local enorme, ahora no hace falta nada de eso". "Cuando fundamos Idealista, albergar la p¨¢gina web nos cost¨® 600.000 euros solo en m¨¢quinas", recuerda Encinar. "Hoy, gracias a la nube, te puede costar entre 25 y 30".
La creciente visibilidad del emprendimiento en la sociedad ha atra¨ªdo cr¨ªticas que reprochan el auge de cursillos, libros y conferencias sobre emprendimiento, muchos de ellos sin experiencia real. "Creo que en todos los pa¨ªses y en todos los sectores hay gur¨²s", quita peso Encinar. "Un tipo da una charla sobre emprendimiento y lleva 10 a?os como alto directivo en una multinacional, nunca ha fundado una empresa. Lo m¨¢s sorprendente no es que la d¨¦, es que haya gente que lo escuche".
Una de los principales reproches a esta clase de gur¨²s es que se hace demasiado hincapi¨¦ en las historias de ¨¦xito, como Apple o Google. Pero en su inmensa mayor¨ªa, las nuevas empresas son iniciativas destinadas a fracasar. Casi una de cada cinco firmas espa?olas (19,7%) tiene menos de dos a?os, seg¨²n el INE. Solo un 15% de las empresas espa?olas tienen m¨¢s de 20 a?os.
Ahora, como en 1985, la pyme es la columna vertebral del empleo en Espa?a. Cuatro de cada diez espa?oles que trabajan lo hacen en un establecimiento con menos de 10 empleados: un 31,3% en uno con menos de cinco. Cambiar ese modelo y construir grupos grandes con una s¨®lida base tecnol¨®gica es uno de los desaf¨ªos del emprendimiento en Espa?a.
PROBLEMAS
Puede decirse que uno de los problemas es que Espa?a es un pa¨ªs tan enamorado de las peque?as empresas que quiere que sigan siendo peque?as toda la vida. "Subsiste la atomizaci¨®n excesiva del tejido empresarial", afirma Escauriaza. "Si lo comparamos con Francia y Italia, tenemos muy pocas empresas de tama?o mediano". "Es bueno que existan empresas grandes y una relaci¨®n de negocios que permita a las grandes contratar servicios a la peque?as", explica Bermejo. Pero aqu¨ª las empresas grandes bloquean el crecimiento de las peque?as". Para Encinar, la atomizaci¨®n tiene un motivo cultural. "En Espa?a nos gustan los emprendedores pero no los empresarios", considera.
Otro de los grandes problemas del emprendimiento espa?ol es la aversi¨®n al riesgo. "En Europa se penaliza mucho m¨¢s que en Estados Unidos el cometer errores", considera Bermejo. "Los grandes empresarios nunca acertaron a la primera", afirma Rosell. "Aqu¨ª, cuando alguien se la pega, le marcan con una X". En otros dicen "bueno, a ver la pr¨®xima vez". Pero ese miedo al fracaso no lo tienen los empresarios. "No hay una aversi¨®n al riesgo mayor que en otras culturas", considera Encinar. "Hay que recordar que, hist¨®ricamente, somos un pa¨ªs de emigrantes, y emigrar siempre ha sido un salto al vac¨ªo".
Los emprendedores tambi¨¦n se lamentan de la falta de inter¨¦s de la Administraci¨®n en facilitar la inversi¨®n. "Lo dram¨¢tico es que somos la 14? econom¨ªa del mundo y el 33? en facilidad de hacer negocios", se lamenta Rosell. Sin embargo, las cosas, poco a poco, han mejorado. El propio ¨ªndice Doing Business del Banco Mundial afirma que crear una nueva empresa ha pasado de tardar 138 d¨ªas en 2004 a 13 en 2014.
Una palabra en la que coinciden todos es "pasi¨®n". Construir el propio negocio es algo que se paga caro, en horas y en canas. "Quiz¨¢s el ¨²nico denominador com¨²n de todos los emprendedores es una obsesi¨®n enfermiza por su negocio", considera Espinar. "En Espa?a hay mucho cinismo", pondera Bermejo, "pero las cosas cambian mucho cuando est¨¢s rodeado de gente que piensa en como arreglar los problemas y no en quejarse".
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