El gran desaf¨ªo social y pol¨ªtico
La precariedad laboral es una angustia constante para los espa?oles desde 1985
![Manuel V. G¨®mez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F35da2825-f57d-4697-a034-3c552d3e6d5e.jpg?auth=b4278e49484bebabdaca8c21a69f76b9a4c0f1d65b98b0eeac8690c84a7eb805&width=100&height=100&smart=true)
![Un grupo de personas hace cola ante una oficina de empleo en Madrid](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HPW23CBVDBN2PUFJSM35N3HARE.jpg?auth=e263a49ba2d166ebe5af8c2ed8d2107745033b5af4a5e5c70361798ce5fb701a&width=414)
Espa?a tiene un triste r¨¦cord internacional. Es el ¨²nico pa¨ªs que en los ¨²ltimos 30 a?os ha superado en tres ocasiones mantenidas en el tiempo una tasa del 20% de desempleo. Hay alguno, como Sud¨¢frica, que lleva m¨¢s de dos d¨¦cadas por encima de ese porcentaje, lo hizo en 1991, justo un a?o antes de acabar con el r¨¦gimen racista del apartheid, y ah¨ª sigue. Hay otros que han sobrepasado ese porcentaje en alg¨²n momento desde 1980, cuando comienza la estad¨ªstica del FMI: Argentina en los a?os del corralito, la Argelia de los a?os 90 inmersa en una guerra o Grecia ahora.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/D4YKXE2T24OICQQTZ2ECNPZ7MM.png?auth=fffbacd357888d041985acd198059883f3fc59d1387afaf305ccd1d4454020c9&width=414)
Este r¨¦cord, que se salda con una tasa media de paro del 17,5% desde mediados de los ochenta, est¨¢ presente en la mente de los espa?oles. En octubre de 1985 el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), pidi¨® que se se?alaran cu¨¢l eran los tres principales problemas que ten¨ªa Espa?a. Un 94,1% apuntaron al paro. Era el primer problema. En octubre de este a?o, el CIS ha vuelto a divulgar el mismo ejercicio. El desempleo vuelve a ser el primer elegido, esta vez por el 74%. Casi todas las veces que este organismo p¨²blico ha hecho esta encuesta, el resultado ha sido el mismo, solo el terrorismo de ETA en alguna ocasi¨®n y la vivienda en plena burbuja han destronado fugazmente al paro.
Primeras reformas
Para luchar contra el desempleo la primera vez que se super¨® ese 20%, en 1984, se aprob¨® una reforma laboral ¡ªlos cambios del Estatuto de los Trabajadores han sido la medicina, poco eficaz, a la que se ha recurrido con asiduidad¡ª en la que se permiti¨® la posibilidad de firmar contratos temporales sin causa. Recuerda el entonces ministro de Trabajo, Joaqu¨ªn Almunia, que Espa?a estaba en una coyuntura muy dif¨ªcil: crisis del petr¨®leo, indefensi¨®n de industrias protegidas, ajuste agrario, regreso de inmigrantes e incorporaci¨®n de la mujer al mercado laboral. ¡°Y ah¨ª llegamos a un acuerdo entre el Gobierno, CEOE y UGT, que dio pie a la reforma¡±. ¡°Hab¨ªa miedo entre inversores y empresarios. Nadie contrataba con el contrato normal [en referencia al indefinido]¡±, se?ala.
![Colas en una oficina de empleo de Madrid en 1977.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CRURFLVZFYBJSS6R5JIZB2SNME.jpg?auth=5a729dbfefd6d008f0144aaea81887f5c9e55ac0db809bbf58350ba367a3f199&width=414)
La medida funcion¨® cuando la econom¨ªa empez¨® a crecer. Se cre¨® empleo. El paro baj¨® del 20% en 1987. El catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, Josep Oliver, subraya el ¨¦xito inicial de los contratos temporales, pero tambi¨¦n enfatiza que se produjo un ¡°efecto sustituci¨®n¡±: ¡°Entre 1984 y 1991 se crean 1,7 millones de empleos. Pero es que, adem¨¢s, se sustituyen 1,4 millones de indefinidos por temporales. En total, 3,1 millones de temporales¡±.
Pero esa soluci¨®n ten¨ªa contraindicaciones que se han enquistado. Son muchas las voces que apuntan a esa temporalidad/dualidad como el principal problema del mercado laboral espa?ol e, incluso, como la causa de los altos ¨ªndices de paro. ¡°Hay una parte del mercado laboral que es Hong Kong y otra que es un Soviet Supremo¡±, resume Juan Jos¨¦ Dolado, profesor de Econom¨ªa en el Instituto Europeo de Florencia, para distinguir entre los trabajadores temporales, f¨¢ciles de despedir, y los indefinidos. ¡°La temporalidad no es mala per se. Lo malo es la dualidad que genera. La diferencia en la igualdad de oportunidades¡±, contin¨²a.
Fuerte aumento del n¨²mero de trabajadoras
Entre las constantes que ha mantenido el mercado laboral espa?ol en los ¨²ltimos 30 a?os est¨¢ la creciente participaci¨®n de la mujer. Se ve en casi todos los n¨²meros relevantes de la estad¨ªstica. Pero si hay uno que lo muestra con claridad es la tasa de actividad, esto es, el porcentaje de mujeres de una sociedad que participan en el mercado laboral. Ha pasado del 28,6% al 46,4%.
Eso l¨®gicamente se ha traducido en un incremento considerable en n¨²meros absolutos ¡ªde 4,2 millones a 10,6 millones¡ª y en protagonismo: si en el a?o 1985 la fuerza laboral femenina supon¨ªa el 30% del total, ahora significan el 46,4%.
La misma evoluci¨®n que en la actividad se muestra en el empleo. Las mujeres ganan cada vez m¨¢s peso, por encima de crisis, depresiones o grandes destrucciones de empleo. Esta tendencia de fondo no se detiene. Sin embargo, no esconde la desigualdad que todav¨ªa hay entre g¨¦neros en el mercado laboral y que se ve en los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE).
Hay dos claros ejemplos: uno es el protagonismo femenino desproporcionado en el empleo a tiempo parcial, el 72% de los 2,8 millones de empleados a tiempo parcial son mujeres; el segundo, y en parte como consecuencia del primero, es la diferencia entre lo que ganan unas (una media de 19.514,6 euros al a?o) y otros (25.675,17).
Esta tendencia de fondo no es la ¨²nica que se observa. Tambi¨¦n est¨¢ el hundimiento del protagonismo de la agricultura, cuyo peso en el empleo ha pasado del 17% a apenas un 4%. Y la gran llegada de mano de obra extranjera que hubo durante el final del siglo XX y la primera d¨¦cada de este. En 1987, primer a?o con datos detallados en la EPA (encuesta de poblaci¨®n activa), supon¨ªan apenas 46.700 personas de una fuerza laboral que superaba los 14,6 millones; ahora son m¨¢s de 2,7 millones de unos 23.
Formaci¨®n
En esa diferencia sin inscribe, por ejemplo, la mayor o menor formaci¨®n de los empleados dentro de una misma empresa y las consecuencias que eso tiene sobre la productividad de cada trabajador. ¡°Mi teor¨ªa es que la legislaci¨®n importa. La constante es un sector donde puedes recurrir a contratos de usar y tirar [en referencia a la construcci¨®n]. La especializaci¨®n productiva llega por la legislaci¨®n¡±, argumenta Dolado, uno de los padres del contrato ¨²nico.
A lo largo de estos 30 a?os, han surgido, b¨¢sicamente, dos posiciones sobre por qu¨¦ el mercado laboral espa?ol est¨¢ enfermo y tiene un alto paro estructural. Una es la resumida Dolado; la otra apunta al modelo productivo, con gran peso de actividades de poco valor a?adido y/o temporales (construcci¨®n, turismo) y al tama?o de las empresas, entre otras causas, que acaban provocando que la tasa de temporalidad espa?ola haya sido hist¨®ricamente la m¨¢s alta de la UE, aunque ahora sea la segunda m¨¢s baja despu¨¦s de que durante esta crisis hayan llegado a destruirse 2,7 millones de empleos temporales, cuando en el total de asalariados ha sido de 3,2 millones y de 3,7 en el conjunto del mercado laboral.
Los problemas que esa dualidad iba a generar se advirtieron muy pronto. Es famoso el conocido como ¡°informe Segura¡±, un texto llamado oficialmente An¨¢lisis de la Contrataci¨®n Temporal en Espa?a coordinado por quien luego fue presidente de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Julio Segura, y que cont¨® con expertos en econom¨ªa y derecho laboral como Luis Toharia, Samuel Bentolila y Federico Dur¨¢n. En sus conclusiones se advert¨ªa de que ¡°no es posible cambiar el volumen de empleo total que es capaz de generar una econom¨ªa a medio y largo plazo mediante el cambio en las modalidades de contrataci¨®n, aunque s¨ª alterando los costes del despido¡±. Y sobre la temporalidad, afirmaba que la ganancia en flexibilidad que esta implicaba, tambi¨¦n supon¨ªa ¡°una disminuci¨®n m¨¢s r¨¢pida e intensa del empleo en situaciones depresivas¡±, algo que se confirm¨® en los dos a?os siguientes y luego en la Gran Depresi¨®n.
Estas advertencias las recuerda Almunia, que admite que tendr¨ªan que haber atajado el problema de la dualidad pronto, ya que ahora se ha convertido en algo ¡°end¨¦mico¡±. ¡°No s¨¦ cu¨¢ntas veces he repetido lo que dec¨ªa el pre¨¢mbulo de aquella reforma: ¡°En tanto persistan las actuales circunstancias del mercado de trabajo¡¡± ?Qu¨¦ hab¨ªa que haber hecho? Pues haber controlado m¨¢s la temporalidad. El primer momento para corregirlo llega despu¨¦s de la huelga general del a?o 1988. Ahora toda el agua pasa por debajo del mismo puente¡±, apunta el excomisario europeo, partidario del contrato ¨²nico.
Esta medida, el contrato ¨²nico, propuesto por primera vez en 2009 por 100 economistas, es una de las pocas soluciones que no se han intentado. Se han probado otras en las diferentes reformas laborales, casi todas hablan de atajar el problema en su pre¨¢mbulo: subvencionar la contrataci¨®n indefinida, abaratar el despido, aumentar las cotizaciones de los temporales, limitar el encadenamiento de contratos. Pocas han servido, siquiera, para aliviar la dualidad. Ahora, tras la reforma de 2012 que conten¨ªa varias de estas medidas, la temporalidad vuelve a ganar peso.
Trabajo burbuja
¡°?Qu¨¦ hay un problemas de regulaci¨®n? Probablemente. Si lo que tenemos es un problema de segmentaci¨®n, es porque responde al funcionamiento de las empresas. Si hay un problema de costes en una parte [por la diferencia de coste entre un puesto de trabajo indefinido y uno temporal], pues con un cambio se acabar¨ªa en esa parte solo. Pero tambi¨¦n creo que hay un problema con la creaci¨®n de empleo y que solo con la burbuja se crea empleo¡±, se?ala Miguel ?ngel Malo, profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Salamanca.
Para el responsable de relaciones laborales de CEOE, Jordi Garc¨ªa Vi?as, el problema est¨¢ en ¡°la estructura productiva. Tenemos una legislaci¨®n parecida a la europea en materia de contratos. La cuesti¨®n no est¨¢ en el ingreso en el puesto de trabajo. Se debe a la propia actividad econ¨®mica¡±.
Oliver, en cambio, es m¨¢s salom¨®nico: ¡°Hay un efecto estructura que favorece esto y un marco institucional que lo favorece tambi¨¦n¡±. Pero en lo que m¨¢s hincapi¨¦ hace es en que Espa?a ¡°no pone la exportaci¨®n en el eje. No se toman en serio el sector industrial. Que es un modelo basado en un exceso basado en demanda interna¡±.
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