La Comisi¨®n Europea entra en campa?a
La intromisi¨®n de Bruselas es un error. Supondr¨¢ un incremento del antieurope¨ªsmo, aunque en Espa?a no haya una Marine Le Pen
La Comisi¨®n Europea (CE) ¡ªel brazo burocr¨¢tico de la UE¡ª ha irrumpido en la campa?a del 20-D. Lo ha hecho buscando marcar los objetivos y la estrategia de la pol¨ªtica econ¨®mica del futuro Gobierno. Su oportunidad es discutible. Pero, en todo caso, tendr¨¢ da?os colaterales. Uno de ellos ser¨¢ intensificar el sentimiento antieurope¨ªsta de los sectores m¨¢s afectados por la crisis y la austeridad.
El consuelo es que, a diferencia de lo que ocurre en pa¨ªses como Francia con el Frente Nacional de Marine Le Pen, en Espa?a no hay una fuerza pol¨ªtica populista antieuropea de ¨¢mbito estatal que vaya a aprovechar esta interferencia de la CE. Pero que no exista, no significa que no haya da?os.
Antes de verlos d¨¦jenme plantear dos cuestiones: ?Cu¨¢l es la fuente de legitimidad de la CE para condicionar la pol¨ªtica econ¨®mica nacional? ?Hay argumentos econ¨®micos s¨®lidos para esa condicionalidad?
La legalidad de la intervenci¨®n de la CE surge del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Este pacto ha dado a la Comisi¨®n importantes poderes para vigilar los presupuestos nacionales. Adem¨¢s, est¨¢ habilitada para proponer sanciones por incumplimiento de los objetivos de d¨¦ficit p¨²blico.
Este d¨¦ficit democr¨¢tico de la UE se ha hecho acuciante desde la crisis y las pol¨ªticas de austeridad
Pero aun cuando sean conformes con el ordenamiento actual europeo el problema con estos poderes es su legitimidad democr¨¢tica. La CE es un gobierno tecnocr¨¢tico m¨¢s propio de un organismo internacional del tipo del FMI que de una federaci¨®n o uni¨®n pol¨ªtica. Este d¨¦ficit democr¨¢tico es un pecado original. Pero se ha hecho acuciante desde la crisis y las pol¨ªticas de austeridad. El motivo es que la interferencia de la CE afecta al n¨²cleo b¨¢sico de la democracia: qui¨¦n est¨¢ legitimado para decidir los impuestos o recortar los gastos.
En las democracias representativas esa legitimidad reside en los parlamentarios elegidos directamente por los ciudadanos. La Comisi¨®n Europea no tiene esa legitimidad. De ah¨ª que muchos ciudadanos afectadas por sus decisiones puedan ver la interferencia de la CE como un conflicto entre la UE y el Estado. O dicho de otra forma, entre m¨¢s tecnocracia y menos democracia.
Veamos ahora los argumentos para que el nuevo Gobierno reduzca m¨¢s y m¨¢s r¨¢pido el d¨¦ficit p¨²blico. Esa prioridad est¨¢ basada en la idea de que la austeridad practicada hasta ahora no ha sido suficiente. Esta idea no tiene buenos fundamentos econ¨®micos. Por dos motivos. Primero, porque ni el d¨¦ficit nominal ni el d¨¦ficit estructural o ajustado al ciclo econ¨®mico son buenos indicadores para medir la austeridad. Esos dos indicadores no s¨®lo dependen de lo que hagan los gobiernos, sino tambi¨¦n de la situaci¨®n de la econom¨ªa. Segundo, porque como demuestra el estudio de varios economistas del FMI (J. Escobar, L. Jaramillo, C. Mulas y G. Terrier, 2014) en el que analizan las pol¨ªticas de austeridad llevadas a cabo en los pa¨ªses ricos desde 1945, la austeridad implementada en Espa?a es muy superior a la pauta hist¨®rica de consolidaci¨®n fiscal. Se pondr¨¢ discutir si el esfuerzo reformista ha sido suficiente, pero de lo que no hay duda es que la austeridad ha sido excesiva y ha perjudicado al crecimiento y a la cohesi¨®n social.
Hay otra cuesti¨®n intrigante. ?Por qu¨¦ la Comisi¨®n ha decidido eximir a Francia de cumplir del objetivo del d¨¦ficit despu¨¦s de los atentados de Par¨ªs? ?Por qu¨¦ la seguridad nacional es un bien p¨²blico superior a la cohesi¨®n nacional? No hay una respuesta f¨¢cil.
?Por qu¨¦ la seguridad nacional es un bien p¨²blico superior a la cohesi¨®n nacional?
No me entiendan mal. La estabilidad financiera es un objetivo razonable. Pero en una situaci¨®n de vacas flacas es un contrasentido econ¨®mico. Que los gobiernos gasten m¨¢s cuando las familias gastan poco, y gasten menos cuando las familias gastan mucho es buen principio keynesiano de pol¨ªtica fiscal. Pero al que le incomode le referencia a Keynes puede recurrir a la par¨¢bola de Jos¨¦ y el Fara¨®n de las siete vacas flacas y las sietes vacas gordas. La conclusi¨®n para la acci¨®n de gobierno es la misma.
A la vez, es necesario vigilar la conducta financiera de los Gobiernos. Pero para ejercer esa funci¨®n est¨¢n m¨¢s legitimadas las instituciones nacionales de control. En nuestro caso la recientemente creada Agencia independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), a la que hay darle m¨¢s apoyo pol¨ªtico.
No estoy sugiriendo que en cualquier circunstancia las instituciones estatales sean intr¨ªnsecamente superiores a las europeas. Pero es necesario buscar un mejor v¨ªnculo entre las funciones de control y la legitimidad democr¨¢tica de las instituciones que lo ejercen.
La intromisi¨®n de la CE en la campa?a electoral es un error. Contribuir¨¢ a aumentar el sentimiento antieurope¨ªsta de los sectores sociales que se sienten los perdedores de la crisis y de las pol¨ªticas de austeridad. Estos sectores ven al Estado como el ¨²ltimo refugio de su bienestar. De ah¨ª que el da?o de la intromisi¨®n de la CE sea debilitar al Estado y llevar a los perdedores de la crisis a apoyar opciones populistas patri¨®ticas y antieuropeas, como acaba de ocurrir en Francia con el apoyo mayoritario de los j¨®venes y los trabajadores al Frente Nacional de Marine Le Pen.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Barcelona.
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