Y ahora, no hag¨¢is m¨¢s el rid¨ªculo
Espa?a queda mermada para sustituir a Reino Unido como contrapunto del t¨¢ndem Par¨ªs-Berl¨ªn
Ahora, no hag¨¢is m¨¢s el rid¨ªculo. No viol¨¦is otra vez la senda de ajuste que se os da (ser¨¢ dura), a cambio de no imponernos multa.
Dos extremismos, hacia Europa y hacia dentro, ser¨ªan pat¨¦ticos. Uno, la burla reiterada contra la flexibilidad otorgada, mediante nuevas rebajas fiscales cuando la recaudaci¨®n capota. Otro, ajustar las cuentas mediante inaceptables recortes sociales adicionales.
Todos deber¨ªan ser conscientes de que ha ido del canto de un duro. Decantaron el partido anti-sanci¨®n el estado de excepci¨®n espiritual de la UE, marcado por el Brexit y las frondas populistas. Y el miedo franc¨¦s e italiano al ver las barbas del vecino remoj¨¢ndose. O la convicci¨®n de que la inminente flexibilidad para la banca italiana chocar¨ªa con la aplicaci¨®n r¨ªgida de las reglas a las finanzas ib¨¦ricas.
Y tambi¨¦n ha ocurrido que no siempre los rivales son rencorosos. No lo ha sido el comisario socialista Moscovici, jefe de los apaciguadores, pese a lo mucho que le humillaron ¡ªal acusarlo de sectario¡ª los de Rajoy.
Despejado el estigma de la sanci¨®n, los espa?oles han evitado, albricias, quedar hundidos. Pero siguen y seguir¨¢n tocados.
Porque el d¨¦ficit acarreado es de mamut: la Administraci¨®n central ya ha consumido (y con exceso de una d¨¦cima: el 1,9%) en los primeros cinco meses del a?o, su techo de d¨¦ficit para todo el a?o (1,8%). Y si el desajuste es de mamut, el ajuste ser¨¢ al menos de caballo. Esta vez, de cumplimiento autom¨¢tico y con severa vigilancia extrema.
Porque en este episodio Espa?a ha dilapidado (para bien) sus alforjas de credibilidad, de socio comprometido, entusiasta, esforzado, sacrificado: a los espa?oles se les conoc¨ªa en la era de su ingreso a la hoy UE como los ¡°alemanes del Sur¡±. De aquello queda solo mucho Sur y poco de alemanes. Y ahora, al cancelarles la sanci¨®n (menos mal), se les perdona la vida.
Porque en este envite el Gobierno central ha perdido todo resto de raz¨®n num¨¦rica y de ejemplaridad ante las comunidades aut¨®nomas. ?l es el fr¨ªvolo, el irresponsable.
Pero hay algo m¨¢s preocupante que todo eso y que no alivia el hecho de evitar la multa del sheriff: el coste de oportunidad. Con la dimisi¨®n de Reino Unido, es evidente que queda trastocado el equilibrio de poder. Y que su vac¨ªo deber¨¢ llenarse. Con una u otra f¨®rmula. Varios pa¨ªses podr¨ªan aspirar, por tama?o y otros factores, a ejercer de complemento y contrapunto a la renqueante locomotora francoalemana: la veterana Italia, la pujante (pero hoy disparatada) Polonia. Y Espa?a.
Pero Espa?a tiene que dedicar sus energ¨ªas a cumplir, con retraso, lo que ya deber¨ªa haber conseguido. Juega a la defensiva cuando quien m¨¢s quien menos plantea horizontes ofensivos: aunque sean un dislate, como el refer¨¦ndum h¨²ngaro, entre otros. Flojea de gente propia en la c¨²pula de las instituciones, m¨¢s all¨¢ de un comisario denostado por conflictos de inter¨¦s. Est¨¢ ayuna de apoyos siquiera entre los amigos del partido del Gobierno: el jefe del PPE, Manfred Weber, defendi¨® con ardor la multa. Todo le cotiza a la baja.
No comparece, no se la oye, no propone. Ni est¨¢ ni se la espera. Ni siquiera ¡ªoh, desprecio compasivo¡ª se la multa.
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