Deuda y alquileres

En estas semanas de verano, en las que muchas familias recurren al alquiler como v¨ªa de alojamiento vacacional, resulta interesante analizar las sustanciales modificaciones a las que dentro de unos a?os se van a tener que enfrentar otros usuarios de activos en alquiler, como son las empresas, en relaci¨®n con la forma de contabilizar sus arrendamientos.

La normativa contable por la que se rigen las compa?¨ªas cotizadas, y que posteriormente se va adaptando con bastante paralelismo a los planes contables nacionales que afectan al resto de empresas, son las Normas Internacionales de Informaci¨®n Financiera (NIIF). Una de las nuevas normas que las grandes compa?¨ªas tienen actualmente encima de la mesa, por su entrada en vigor en 2019, es la NIIF 16, que regula la forma en la que las empresas van a tener que contabilizar los alquileres de los activos que utilizan en su operativa, ya sean inmuebles, establecimientos comerciales o elementos de transporte, por mencionar algunos de los m¨¢s habituales.

Frente al modelo actual, en el que las compa?¨ªas registran un gasto en su cuenta de resultados por el alquiler, la nueva normativa va a exigir que las empresas reconozcan una deuda por el valor actual de todas las cuotas futuras a pagar. Ello supone hacer equivalente el alquiler a la alternativa de adquisici¨®n de un activo financiado con un pr¨¦stamo.

Las compa?¨ªas principalmente afectadas son las que hacen uso intensivo de activos en alquiler, como aerol¨ªneas, cadenas de comercio minorista, hoteleras o empresas de transporte. En principio, afectar¨¢ solo a sociedades cotizadas, si bien en un futuro se podr¨ªa extender al resto en la medida en que se trasladase a la normativa nacional.

Lo que principalmente persigue la nueva normativa es aumentar la transparencia de las empresas en el reporte de informaci¨®n sobre sus obligaciones de pago futuras, que hasta la fecha no aparec¨ªan en su balance. Tambi¨¦n pretende facilitar la comparaci¨®n entre compa?¨ªas cuyo modelo de negocio se sustenta en la gesti¨®n de activos en propiedad frente a las que se basan en el arrendamiento.

El impacto inmediato en las empresas es que constar¨¢ en sus estados financieros un mayor importe de deuda, si bien ser¨¢ un efecto puramente artificial, pues sus obligaciones de pago seguir¨¢n siendo las mismas. De hecho, muchos analistas y agencias de calificaci¨®n ya consideraban los compromisos de alquiler como mayor endeudamiento.

Lo que s¨ª conllevar¨¢ es una necesidad de ajustar los indicadores habituales de reporte de resultados, as¨ª como los niveles habituales de endeudamiento relativo m¨¢ximo que son considerados aceptables por parte de los agentes del mercado. Esto afectar¨¢ a numerosos contratos de financiaci¨®n, en los que se recogen ratios (covenants) que limitan la capacidad de recurrir a endeudamiento adicional, realizar nuevas inversiones o distribuir dividendos, por ejemplo.

En definitiva, aunque la nueva normativa puede suponer un cambio relevante en la foto financiera de empresas que utilizan intensamente activos en alquiler, no deber¨ªa de tener impacto en su valor ni solvencia, lo que exigir¨¢ que los inversores y financiadores adapten sus m¨¦tricas tradicionales de an¨¢lisis.

Pablo Ma?ueco y Paula Coscol¨ªn son profesores de Afi Escuela de Finanzas Aplicadas.