La salud moral del capitalismo espa?ol
Espa?a es el pa¨ªs europeo con m¨¢s c¨¢rteles y donde hay mayores diferencias salariales
?Qu¨¦ influencia ha tenido la ¨¦tica de los negocios en la mayor intensidad de la crisis en Espa?a y en el intenso deterioro de las condiciones de vida y la p¨¦rdida de oportunidades? Y, mirando al futuro, ?la salida a la crisis y la deseada mejora del modelo de crecimiento espa?ol quedar¨¢n afectadas por la calidad de la salud moral del capitalismo patrio?
Puede parecer extra?o plantear este tipo de cuestiones. De hecho, en los dos pactos de investidura entre PSOE, Ciudadanos y entre ¨¦stos y el PP no se hace referencia alguna a esta cuesti¨®n. Y tampoco se menciona en la mayor¨ªa de los an¨¢lisis sobre las reformas econ¨®micas a llevar a cabo. Sin embargo, los organizadores del seminario El pulso de Espa?a, celebrado esta semana en Santander, parecen pensar diferente. Junto a temas como la reforma de la Constituci¨®n, la ruptura del bipartidismo, la desigualdad y la pobreza, la crisis econ¨®mica y la transformaci¨®n empresarial, incluyeron la ¨¦tica de los negocios y de las empresas.
?C¨®mo est¨¢ la salud moral del capitalismo espa?ol? Carecemos de indicadores directos para medirla. Pero podemos evaluarla de forma indirecta. Observemos la imagen social del empresario desde la crisis financiera de 2008. Se ha deteriorado. Y hay que reconocer que con motivos. Bastar¨ªa recordar que el anterior presidente de la mayor patronal espa?ola ha estado en la c¨¢rcel y fue condenado por problemas de ¨¦tica empresarial. Pero el peor ejemplo de degradaci¨®n moral empresarial posiblemente ha sido el de los financieros que distribuyeron productos contaminados, cobraron sueldos inmerecidos y se otorgaron pensiones y compensaciones que ofenden el sentido moral menos exigente.
Otra v¨ªa es observar la evoluci¨®n de las condiciones de vida y de la igualdad de oportunidades. Los defensores del libre mercado no deben olvidar que lo que legitima al capitalismo es su capacidad para ofrecer expectativas a todos, especialmente a aquellos que m¨¢s las necesitan. Desde esta perspectiva, el desempleo, la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades no habla bien de la salud moral del capitalismo espa?ol.
Espa?a es hoy una sociedad donde una parte de las ¨¦lites de los negocios adula la riqueza y busca privilegios y recompensas inmerecidas, a la vez que olvida, cuando no desprecia, la pobreza y la falta de oportunidades. De ah¨ª que se pueda hablar, remedando a Adam Smith, de corrupci¨®n de los sentimientos morales. Es un pa¨ªs sin contrato social. Buscando llevar el agua a su molino, las fuerzas pol¨ªticas, especialmente las surgidas de ese malestar social, se han hecho eco y se han beneficiado de esta situaci¨®n. Es significativa la aparici¨®n en Catalu?a de la coordinadora de movimientos anticapitalistas (CUP), que ha logrado 10 diputados en el Parlamento local.
En el mundo intelectual tambi¨¦n han aparecido voces cr¨ªticas. Como en el ¨¢mbito internacional, esas voces vienen especialmente de la filosof¨ªa pol¨ªtica y moral y de la sociolog¨ªa. Pero tambi¨¦n de los economistas. Expresiones como capitalismo "extractivo" o "de amiguetes" son frecuentes entre los economistas espa?oles. Y con raz¨®n, porque ha habido una deriva hacia la cartelizaci¨®n y la monopolizaci¨®n, con la consiguiente aplicaci¨®n de precios de monopolio que extraen renta de los consumidores, especialmente de los m¨¢s d¨¦biles.
La acusaci¨®n m¨¢s frecuente se centra en el papel de los mercados. Son vistos como un campo libre de cualquier tipo de virtud ¨¦tica, que corrompe los fundamentos morales de una sociedad buena. Sin embargo, hay una larga tradici¨®n en econom¨ªa, que comienza con Adam Smith, en defensa del papel del mercado como un mecanismo de progreso social. El fundamento de esta idea es que el mercado debe producir beneficios para todas las partes que participan en ¨¦l. Estos beneficios rec¨ªprocos no surgen, sin embargo, de la mano invisible del mercado, sino del respeto de una serie de virtudes ¨¦ticas que tienen que ver con el comportamiento moral de los actores. Entre ellas, la justa retribuci¨®n de todos los actores (trabajadores, directivos y propietarios del capital) y el respeto de las reglas de la competencia, que hace que los precios sean favorables para los consumidores.
Pero el capitalismo espa?ol tampoco sale bien parado cuando se le toma el pulso a los mercados. Espa?a es el pa¨ªs europeo donde existen m¨¢s c¨¢rteles y actividades en r¨¦gimen de monopolio. Y donde hay mayores diferencias salariales entre altos directivos y trabajadores. Pero ser¨ªa injusto abrir una causa general. Con el capitalismo espa?ol sucede lo mismo que con el colesterol: lo hay del bueno y del malo. El bueno es el que se relaciona con las empresas y negocios que se mueven en mercados competitivos y abiertos. De esas hay muchas, como muestran la buena evoluci¨®n de las exportaciones de bienes y servicios no tur¨ªsticos. Pero hace falta una dieta para hacer perder peso al capitalismo extractivo, que vive de los privilegios y las comisiones.
Hay, por tanto, trabajo para los partidarios del libre mercado. Sin la mejora de la salud moral del capitalismo ser¨¢ dif¨ªcil encontrar la salida justa a la crisis y un modelo de crecimiento din¨¢mico e inclusivo.
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