¡°?No future!¡±: no es pa¨ªs para j¨®venes

Los ¡°adultos emergentes¡± son aquellas personas entre 18 y 35 a?os que no son adolescentes pero tampoco adultos, seg¨²n definici¨®n del profesor de la Universidad de Massachusetts Jeffrey Arnett. No son adultos del todo porque no pueden emanciparse. Los datos reci¨¦n publicados por el Consejo de la Juventud indican la amplitud de esta brecha en Espa?a: solo el 20% de la poblaci¨®n joven (en este caso, entre 16 y 29 a?os) ha conseguido emanciparse de sus padres; el 92,5% de las contrataciones realizadas a personas menores de 30 a?os fueron de car¨¢cter temporal; los j¨®venes deber¨ªan cobrar 4,2 veces su salario anual s¨®lo para hacer frente a la entrada de una vivienda en r¨¦gimen de propiedad.

Estas cifras corroboran la idea de que la herida m¨¢s lacerante que ha dejado la Gran Recesi¨®n es la quiebra de las expectativas de futuro de una generaci¨®n: las materiales y las emocionales, aquellas para las cuales se formaron. No hay ninguna otra cohorte de edad en que sea m¨¢s amplia la precarizaci¨®n, el paro, el apartheid salarial y la emigraci¨®n. Hasta tal punto de que vuelve a escucharse aquella canci¨®n que hizo famoso el grupo punk Sex Pistols a finales de los a?os setenta, titulada ir¨®nicamente God save the Queen, que gritaba ¡°?No future, no future!¡±.

El Observatorio de Emancipaci¨®n da otro dato escalofriante que, sin embargo, hay que matizar: el 38,2% de las personas j¨®venes se encuentra debajo del umbral de pobreza. El riesgo o el umbral de pobreza es una medida relativa que no significa lo mismo en Espa?a que en Suecia o en Sud¨¢n del Sur. El umbral bajo el que se est¨¢ en riesgo de pobreza coincide con el 60% de la renta mediana (aquel punto de la distribuci¨®n por debajo del cual est¨¢ la mitad de la poblaci¨®n). Se considera que debajo de ese 60% el joven est¨¢ en riesgo de pobreza, pero esa renta mediana es distinta en un sitio que en otro. Esta situaci¨®n depende, entre otras cosas, del mercado laboral (tasa de paro del 46,5%) y del mercado de la vivienda: un joven debe destinar, como media, el 60,3% de su salario para poder adquirir una casa en propiedad, y la superficie m¨¢xima a la que podr¨ªa aspirar ser¨ªa a 49,2 metros cuadrados.

Ha habido una distribuci¨®n desproporcionada de los costes de la crisis en contra de la juventud. La justicia intergeneracional del Estado de bienestar no est¨¢ precisamente a favor de ese segmento de la poblaci¨®n sino de la gente mayor. Seg¨²n algunos analistas, el gasto en tercera edad en Espa?a en el periodo de la crisis econ¨®mica (pensiones, sanidad,¡­) ha sido 34 veces superior al de la infancia y juventud (educaci¨®n¡­). Esto es una anomal¨ªa mundial; no hay ning¨²n pa¨ªs de la OCDE en que esta diferencia de gasto sea superior a 10.

En el a?o 2012, en plena campa?a electoral a la Presidencia de Francia, el socialista Fran?ois Hollande dijo: ¡°Si soy el pr¨®ximo presidente quiero ser evaluado por un ¨²nico criterio: ?viven los j¨®venes en 2017 mejor que en 2012? Pido ser juzgado s¨®lo por ese compromiso, sobre esa verdad, sobre esa promesa¡±. A punto de cumplir su mandato, no parece que la Historia vaya a absolver a Hollande. Ni a la mayor parte de la pol¨ªtica espa?ola.