S¨ª, pero de otra manera
El sector p¨²blico espa?ol recauda menos que los socios comunitarios
Hace unas semanas el equipo dirigido por Ignacio Conde-Ruiz y Juan Rubio, investigadores de Fedea, volv¨ªa a recordar los problemas del sistema fiscal espa?ol que, de hecho, son los principales responsables de nuestro d¨¦ficit p¨²blico estructural. Repit¨¢moslo una vez m¨¢s: el sector p¨²blico espa?ol no gasta m¨¢s que el de nuestros socios comunitarios, pero s¨ª recauda menos. Lo que vimos la d¨¦cada pasada era artificial.
El boom inmobiliario llenaba las arcas p¨²blicas locales, auton¨®micas y estatales con impuestos que, en muchos casos, eran pagados con cargo a los generosos cr¨¦ditos hipotecarios que se conced¨ªan. Todo eso se acab¨® y ahora vemos al rey desnudo. Es verdad que existe margen todav¨ªa para mejorar la eficiencia en el gasto p¨²blico; hacerlo deber¨ªa ser otro objetivo prioritario para las reformas consensuadas y con vocaci¨®n de mutar marcos institucionales y culturas. Pero ser¨ªa iluso pensar que podemos contar con un cat¨¢logo amplio de servicios p¨²blicos de calidad equiparable al de otros pa¨ªses, con una recaudaci¨®n significativamente inferior.
Es por ello que necesitamos cambios profundos en el sistema fiscal y en su gesti¨®n. En esencia y compar¨¢ndonos con otros pa¨ªses que lo hacen mejor, requerimos cuatro cosas: reducir el fraude y la elusi¨®n fiscal; eliminar gastos fiscales y tratamientos especiales que reducen la recaudaci¨®n y cuya justificaci¨®n es discutible; revisar todas las figuras impositivas del sistema para corregir los problemas y deficiencias que el paso de los a?os ha puesto de relieve o que las nuevas circunstancias han vuelto obsoletas; y pensar en nuevos tributos que complementen, sustituyan o permitan suprimir algunos de los actuales.
El resultado de todo lo anterior ser¨ªa m¨¢s recaudaci¨®n, m¨¢s equidad horizontal; y, si se hace bien, mayor eficiencia (con posibles rebajas en algunos tipos impositivos) y mantenimiento o incremento de la progresividad fiscal. Los cambios tributarios aprobados en los ¨²ltimos dos meses van en la buena direcci¨®n, pero algunos de ellos son v¨ªctimas de la improvisaci¨®n y generan unos efectos negativos que el desarrollo reglamentario deber¨ªa reconducir.
En particular, las subidas en tabaco y alcohol nos aproximan a la media comunitaria y el impuesto sobre las bebidas azucaradas es una buena iniciativa para enfrentarse al abuso de un consumo muy perjudicial para la salud. Por su parte, los cambios en el impuesto sobre sociedades tratan de limpiar esa mara?a de gastos fiscales, pero generan inseguridad jur¨ªdica e incertidumbre; y arruinan la planificaci¨®n financiera de las empresas.
Deber¨ªamos evitar que esto vuelva a suceder. La soluci¨®n pasa por convertir 2017 en el a?o de una reforma fiscal ambiciosa, rigurosa y pactada en el Congreso.
Santiago Lago Pe?as, es director de GEN (universidad de Vigo)
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