Los consumidores plantan cara a las marcas
Las denuncias por abusos empresariales colapsan los juzgados frente al creciente poder de las empresas
Bimbo ha comprado Donuts, AB-Inveb crear¨¢ el mayor grupo cervecero del mundo despu¨¦s de hacerse con SabMiller, Bayer cerrar¨¢ la compra de Monsanto este a?o para crear el l¨ªder mundial en agricultura. Como el cortejo de las avutardas, las macrofusiones se toman su tiempo, pero el de la concentraci¨®n es un camino que recorren inexorablemente las grandes corporaciones. En un mundo dominado por oligopolios, donde el 10% de los grupos cotizados en Bolsa genera el 80% de todos los beneficios que se obtienen, los consumidores se vuelven m¨¢s y m¨¢s peque?os.
Espa?a es un ejemplo: seg¨²n un estudio sobre la vulnerabilidad del consumidor de la UE elaborado por la Comisi¨®n, los espa?oles est¨¢n entre los europeos peor parados. M¨¢s de la mitad son incapaces de comparar productos en el sector energ¨¦tico, el 32% se siente indefenso frente a los abusos, el 55% encuentran ¡°serias dificultades¡± para valorar diferencias entre productos financieros. La huella de un analfabeto estampada en un contrato de venta de participaciones preferentes a modo de firma ¡ªalgo que ocurri¨® en 2007 en Galicia¡ª quiz¨¢ sea el ejemplo m¨¢s desgarrador de una ¨¦poca de pr¨¢cticas de comercializaci¨®n vergonzosas que ahora dirimen los juzgados y que, seg¨²n la CNMV, todav¨ªa contin¨²an.
Al otro lado de la barrera est¨¢n los consumidores representados en asociaciones, organizados en plataformas de afectados, como activos usuarios de redes sociales o agrupados en demandas ante la justicia. Siempre juegan con la peor mano la partida de p¨®quer contra las empresas. ¡°Pasamos de reglamentar todo en los a?os ochenta a encontrarnos con verdaderas estafas¡±, reflexiona Ana Ceballo, de la Asociaci¨®n General de Consumidores (Asgeco). ¡°Los grandes tienen sus propios lobbys, se escapan como se han escapado siempre¡, por eso creemos que es mejor prevenir, que cada uno sea responsable con su consumo¡±. Antes pesaban m¨¢s las reclamaciones sobre transportes; ahora son los servicios financieros los que est¨¢n en lo alto del podio de las quejas, seguidos por la telefon¨ªa, la publicidad enga?osa y las compa?¨ªas aseguradoras.
C¨®lera social
Entre 2010 y 2012 estall¨® la c¨®lera social: las reclamaciones en Espa?a no bajaban cada a?o del mill¨®n y medio. Ahora apenas superan el mill¨®n, seg¨²n datos del Consejo de Consumidores y Usuarios (2015), donde est¨¢n representadas las 10 entidades m¨¢s importantes del pa¨ªs. Y donde hubo un tiempo en el que tambi¨¦n se sentaba el presidente de Ausbanc, Luis Pineda, encarcelado por presuntas extorsiones a entidades financieras mientras agitaba la bandera de la defensa de los usuarios. Porque el propio sistema asociativo tiene grietas, y algunas son profundas. ¡°Nos ha hecho da?o, pero no todos somos Ausbanc¡±, defiende Ileana Izverniceanu, responsable de relaciones institucionales y comunicaci¨®n de la OCU.
Gustavo Samayoa, presidente de la Federaci¨®n de Usuarios-Consumidores Independientes (FUCI), recuerda que cuando estall¨® el caso tem¨ªan el efecto arrastre. ¡°Pens¨¢bamos que nos iban a comparar con ellos, pero no fue as¨ª. Cuando [a Luis Pineda] se le ech¨® del Consejo nos demand¨® a unos cuantos, entre ellos a m¨ª, porque, como un perro herido, empez¨® a morder. Al final el caso se archiv¨®, pero tuvimos que ir al juzgado y perder el tiempo¡±, lamenta.
La OCU, la principal asociaci¨®n del pa¨ªs, tiene 319.839 socios y un presupuesto de 32,3 millones de euros. El a?o pasado atendi¨® 285.189 consultas. En sus oficinas de Madrid, su ¨²nica sede, hay una planta reservada para un ej¨¦rcito de teleoperadores y abogados (m¨¢s de cien letrados) que filtran y tramitan las llamadas. Su modelo es peculiar en Espa?a: se autofinancian con las cuotas, no piden ni reciben ayudas (excepto en programas europeos y que no excedan del 0,9% de su presupuesto total) y no se declaran ¡°hermanitas de la caridad¡±, en palabras de Enrique Garc¨ªa, uno de sus portavoces. ¡°Somos una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, lo que no significa que no podamos tener beneficios, sino que los reinvertimos en la propia asociaci¨®n. Porque, si perdi¨¦semos dinero, no tendr¨ªamos viabilidad¡±.
Este modelo, que comparten con otras asociaciones europeas integradas en Euroconsumers, ¡ªun grupo con un mill¨®n de socios y presencia en B¨¦lgica, Italia y Portugal¡ª, no es com¨²n en Espa?a y pivota sobre la actividad de la asociaci¨®n y sobre la empresa mercantil editora de sus revistas. ¡°Pertenecer a este grupo nos permite econom¨ªas de escala y ahorros cuando hacemos test o estudios comparativos¡±, defienden en la OCU. Tambi¨¦n recalcan que su vocaci¨®n est¨¢ en atender a sus afiliados, y eso excluye a los que no pagan. Un planteamiento que no todo el mundo comparte. ¡°Cada uno debe tener claro por qu¨¦ abre la verja cada ma?ana. Nosotros lo hacemos porque tenemos que defender a casi 50 millones de consumidores¡±, contrapone Fernando M¨®ner, presidente de la Confederaci¨®n de Consumidores y Usuarios (CECU). ¡°Es una obligaci¨®n: tenemos que llegar donde no llega la Administraci¨®n. Hay personas que son v¨ªctimas de un problema y que no pueden pagar una cuota¡, parados, viudas con rentas bajas. Los tenemos que atender¡±. Muchos afiliados no pagan y no existen datos homog¨¦neos de socios-consumidores en Espa?a. Incluso se cuestionan desde las propias asociaciones. Rub¨¦n S¨¢nchez, portavoz de Facua, se?ala que la Administraci¨®n no ejerce ning¨²n control: ¡°Si te quieres inventar el n¨²mero de socios o el n¨²mero de consultas, al Gobierno le da igual, porque no lo van a auditar¡±. Quiz¨¢ por eso tampoco se encuentra, con raras excepciones, informaci¨®n de liquidaciones presupuestarias de las asociaciones, y el Ministerio de Sanidad, que las tutela, no las facilita ampar¨¢ndose en la Ley de Protecci¨®n de Datos.
En cualquier caso, la CECU, como otras entidades consultadas, defiende la compatibilidad de su independencia con el ingreso de subvenciones. ¡°No nos sentimos para nada limitados. Ni una empresa ni un partido pueden manejarnos. Podemos contactar con cualquier pol¨ªtico, hemos intervenido en cuatro o cinco ocasiones en comisiones parlamentarias. ?Que tienen que escucharnos m¨¢s? Por supuesto. Los pol¨ªticos del siglo XXI se acercan a nosotros, pero deber¨ªamos dar muchos m¨¢s pasos. Al fin y al cabo, nunca en ning¨²n momento de la historia hab¨ªamos tenido la oferta de productos que tenemos ahora¡±.
Politizaci¨®n
Facua es otra de las grandes. Con 55.805 socios de pago y 126.523 que no abonan cuota, su presupuesto roza los 700.000 euros. S¨¢nchez, su portavoz ¡ªmuy activo en redes sociales¡ª, cree que no pueden ser ¡°apol¨ªticos¡±, como intentan otras organizaciones con el argumento de que, de lo contrario, perder¨ªan autonom¨ªa frente al socio. ¡°?Ni siquiera las empresas son apol¨ªticas! En todo caso ser¨ªan neoliberales, porque defienden una serie de principios de libre mercado. Nosotros tenemos particular inter¨¦s en definirnos como una organizaci¨®n pol¨ªtica, ojo, que no partidista. Compartimos m¨¢s el ideario del PSOE, Podemos e IU que el del PP porque somos una organizaci¨®n de corte progresista¡±.
Independientemente del modelo por el que opten, lo indudable es que tienen mucho trabajo. Se calcula que 1,4 millones de personas est¨¢n afectadas por cl¨¢usulas suelo. Otros seis millones, seg¨²n la OCU, habr¨ªan sido v¨ªctimas de la cl¨¢usula abusiva que obligaba al ciudadano a pagar todos los gastos de formalizaci¨®n de la hipoteca. ¡°Hablamos, en c¨¢lculos conservadores, de 3.100 euros por pr¨¦stamo, unos 18.600 millones de euros¡±, recuerda Enrique Garc¨ªa. Solo Facua tiene en su plataforma de afectados por el fraude de Volkswagen a 43.000 personas. ¡°Detr¨¢s de cada servicio, de cada cosa que compras, hay un contrato. A la vez, hay cientos de normas reguladoras, pero la protecci¨®n resulta complicada. ?Cu¨¢ntos abogados tiene la banca tras cada producto? No estamos en las mismas condiciones que los grandes lobbys econ¨®micos¡±, abunda M¨®ner. El consumidor, coinciden los consultados, tiene m¨¢s informaci¨®n que nunca a su alcance, pero a la vez est¨¢ m¨¢s desinformado por el contenido t¨®xico que infecta las redes. ?Y los organismos p¨²blicos parecen ejercer una tibia presi¨®n, empezando porque son las comunidades aut¨®nomas (y cada una funciona a su manera) las que tienen las competencias. El Consejo de Consumo, por ejemplo, es el ente principal en la cadena administrativa de representaci¨®n de los consumidores, pero no tiene personalidad jur¨ªdica. Las asociaciones que lo integran crean mesas de trabajo y realizan dict¨¢menes, ¡°pero el reflejo [legislativo] es pobre, porque es un ¨®rgano consultivo. No nos desanimamos, pero es lo que hay¡±, resume Gustavo Samayoa. Rub¨¦n S¨¢nchez es mucho m¨¢s dr¨¢stico: ¡°Es una pantomima con la que se pretende escenificar que hay un ¨®rgano de alto nivel de participaci¨®n y consulta¡±. En Adicae tambi¨¦n lo censuran: ¡°Est¨¢ anquilosado, hace 20 a?os que no se renueva¡±, dice su presidente, Manuel Pardos.
Opiniones divergentes
La presidenta del Consejo, Manuela L¨®pez Besteiro, exconsejera de Familia en el Gobierno del PP en Galicia y jubilada de su puesto de funcionaria en 2011, cree, en cambio, que si no fuese consultivo, ¡°no ser¨ªa independiente¡±. ¡°Para ejercer esa otra funci¨®n ejecutiva est¨¢ la Agencia Espa?ola de Consumo (Aecosan) [del Ministerio de Sanidad]. Nosotros estamos en el Consejo Econ¨®mico Social, en el CES europeo, en el Consejo Asesor de las Telecomunicaciones, en la Agencia Espa?ola de Consumo, en el Consejo de Electricidad, en el de transportes¡, en organismos que tienen mucho peso¡±, defiende. En Aecosan, sin embargo, nadie se pone al tel¨¦fono para explicar la pol¨ªtica del Ejecutivo.
Bernardo Hern¨¢ndez, de la Asociaci¨®n de Usuarios de la Comunicaci¨®n (AUC), es el delegado espa?ol de los consumidores en Bruselas desde la presidencia de la secci¨®n de Mercado ?nico, Producci¨®n y Consumo del CES. A punto de coger un vuelo, responde al otro lado del tel¨¦fono sobre los dict¨¢menes que realiza el organismo europeo. ¡°El mundo avanza muy deprisa a nivel t¨¦cnico, es muy complicado poder hacer una regulaci¨®n neutra¡±. Pero lo peor es que Espa?a, censura, ha sufrido muchas sentencias en contra por leyes que se oponen al ordenamiento comunitario. ¡°Los casos se judicializan porque las normas no son claras. Tendr¨ªa que haber una reflexi¨®n profunda sobre esto¡±. Recientemente fue el propio Tribunal de Justicia de la UE el que dictamin¨® a favor de establecer la retroactividad total en la devoluci¨®n de las cl¨¢usulas suelo que se aplicaron sin transparencia. De nuevo la justicia europea sale al rescate de las personas.
Otro tal¨®n de Aquiles: sin dinero no hay reclamaci¨®n posible. ¡°En otros pa¨ªses, un organismo adscrito a la protecci¨®n de los consumidores se dedica a financiar, a trav¨¦s de un fondo estatal, acciones colectivas, porque los ciudadanos son vulnerables ante grandes empresas¡±, recuerda Hern¨¢ndez. Aqu¨ª, sin embargo, los despachos de abogados ¡°compiten¡± con las asociaciones de consumidores para ganar clientes en un enorme y lucrativo negocio. Y lo hacen de forma feroz, a veces pretendiendo ara?ar casos asistiendo a las asambleas informativas de las asociaciones. ¡°Tenemos clar¨ªsimo cu¨¢l es nuestro papel y cu¨¢l el suyo, porque leg¨ªtimamente atienden a sus clientes. Nosotros tuvimos 15.000 afectados por F¨®rum y Afinsa a los que no les cobramos nada¡±, explica el presidente de Fuci. ¡°Cabemos todos¡±, a?ade Ana Ceballo, de Asceco. La OCU, por ejemplo, agrupa ya a 1.300 afectados por el fraude de los concesionarios, otros 5.500 por el caso Volkswagen y 1.400 de cl¨¢usulas suelo. Adicae acaba de ver frustrada su reclamaci¨®n colectiva por la venta de preferentes de Caja Madrid con 3.057 inversores afectados. ¡°Todav¨ªa no est¨¢ dicha la ¨²ltima palabra¡±, desaf¨ªa su presidente, que lamenta la judicializaci¨®n. Su asociaci¨®n cuenta con 250.000 afiliados. ¡°Si no hay un sistema extrajudicial para resolver los conflictos, si no se mejora la acci¨®n colectiva y las empresas no cambian de actitud seguiremos igual¡±, cree.
Cada entidad elige la v¨ªa procesal m¨¢s adecuada, algunas cobran honorarios por gastos de gesti¨®n y otras no, pero todas claman contra la poca eficiencia de los sistemas alternativos para resolver disputas ¡ªel arbitraje¡ª, principalmente porque las empresas no est¨¢n obligadas a aceptarlo si previamente no se adhieren al sistema. Y porque, entre otras cosas, entran en juego tres ¨¢rbitros y la empresa no puede ser demandante. La patronal de los seguros Unespa, por ejemplo, fue una de las primeras en adherirse, pero las compa?¨ªas aseguradoras no siguieron su ejemplo. ?Y qui¨¦n puede tener inter¨¦s en pelear contra una patronal si no ofrece servicios directos a los consumidores?
Futuro dif¨ªcil
Para tristeza de los ciudadanos, los expertos avanzan que los abusos de hoy no ser¨¢n los de ma?ana. ¡°Lo pr¨®ximo estar¨¢ en la inteligencia artificial aplicada a la rob¨®tica. Cuando tu coche conduzca solo y tenga un accidente, ?qu¨¦ pasar¨¢? ?Y si tu frigor¨ªfico pide cinco kilos de yogures sin tu consentimiento?¡±, ilustra Ceballo. Sin ir tan lejos, advierte de los nuevos peligros que acechan. ¡°Hay que tener cuidado con las aplicaciones financieras. Le estamos dando toda nuestra informaci¨®n a alguien que no conocemos¡±. Sin embargo, no ve grandes males derivados de la econom¨ªa colaborativa. ¡°Est¨¢ muy pegada al consumidor¡±.
En compras online surgen miles de dudas y de estafas, como el conocido phishing o suplantaci¨®n de identidad. Como dice Rub¨¦n S¨¢nchez, ¡°el fraude es como la energ¨ªa, ni se crea ni se destruye, se transforma¡±. Pone como ejemplo una demanda que Facua tard¨® cuatro a?os en ganar: la del redondeo al alza que hac¨ªan las compa?¨ªas telef¨®nicas al cobrar el primer minuto independientemente del tiempo consumido. ¡°?Qu¨¦ hicieron luego las operadoras? Subieron las tarifas de forma unilateral e ingresaron m¨¢s que antes. Lo mismo pasar¨¢ con la banca: si no pueden aplicar cl¨¢usulas suelo, montar¨¢n una f¨®rmula para ganar m¨¢rgenes¡±. Al final es un juego de suma cero. ¡°Pero tenemos que seguir peleando, esto es tan antiguo como la lucha de clases¡±.
De consumidores a "prosumers"
?Cu¨¢l es el mejor Jam¨®n York? ?Y el mejor caldo envasado? En El Comidista, el blog de Mikel L¨®pez Iturriaga que consultan miles de personas, distintos expertos destripan en catas a ciegas las miserias de las marcas m¨¢s conocidas del mercado. ¡°Reflejan la opini¨®n de una persona que tiene un conocimiento determinado sobre un tipo de productos. Con estas explicaciones pretendemos a que la gente aprenda a ver por s¨ª misma si un alimento es bueno o no¡±, explica Iturriaga. ¡°En ning¨²n caso comparar¨ªa lo que hacemos con las catas mucho m¨¢s t¨¦cnicas y rigurosas [en referencia a los an¨¢lisis de laboratorio que realizan algunas asociaciones de consumidores]¡±. La clave, cree, est¨¢ en mantener la integridad, ¡°y decir las cosas que est¨¢n mal con independencia. Si las marcas pagaran por esto ser¨ªa un desprop¨®sito. Algunas nos han hecho alguna correcci¨®n a posteriori, desde el respeto. Otras se han dirigido a nosotros para intentar mejorar, y creo que es la actitud correcta ante este tipo de cr¨ªticas¡±.
Pedro Hell¨ªn, que dirige en la Universidad de Murcia el m¨¢ster en An¨¢lisis de Tendencias de Consumo identifica c¨®mo est¨¢n cambiando a la sociedad estos nuevos h¨¢bitos que parten del m¨®vil. ¡°Antes de ir a un restaurante o comprar un producto la gente consulta el smartphone. Se fija en prescriptores de opini¨®n o bien entra en aplicaciones donde otras personas ofrecen su opini¨®n. Y en ese momento, lo que leen tiene mucha m¨¢s importancia que cualquier an¨¢lisis detallado sobre los componentes de un producto¡±. Es el reino de la opini¨®n frente a datos cuantitativos. ¡°No es ni bueno ni malo, es un cambio de h¨¢bitos¡±, valora Hell¨ªn. Pero alerta sobre la manipulaci¨®n. ¡°Muchos prosumers [acr¨®nimo de las palabras inglesas producer (productor) y consumer (consumidor)] son youtubers que tienen blogs y que est¨¢n patrocinados por marcas. Las empresas se han dado cuenta y est¨¢n desviando muchos recursos a pagar a estas personas¡±. Frente a la avalancha de la informaci¨®n, recomienda seguir p¨¢ginas que coincidan con el criterio personal, no hacer b¨²squedas a lo loco. ¡°El criterio es subjetivo y va a seguir si¨¦ndolo, pero la decisi¨®n es tuya¡±, concluye.
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