El legado t¨®xico de Trump
La pol¨ªtica medioambiental de los republicanos no necesita apoyo del Congreso para ser un desastre
Los esfuerzos por matar la reforma sanitaria de Barack Obama han fracasado, al menos por el momento. Las perspectivas de la "reforma" tributaria ¡ªque en realidad significa grandes rebajas de impuestos para los ricos¡ª son dudosas. De hecho, es posible que se hayan vuelto todav¨ªa m¨¢s dudosas gracias a Louise Linton, esposa del secretario del Tesoro Steven Mnuchin: su ahora tristemente famosa diatriba podr¨ªa abrir por fin los ojos de unos cuantos votantes y hacerles ver el desprecio que el c¨ªrculo m¨¢s cercano del "populista" Donald Trump siente por la gente corriente.
Muchos observadores se preguntan si Trump podr¨¢ reanudar su programa paralizado. Pero esa es una mala pregunta, por dos razones.
En primer lugar, Trump no tiene ning¨²n programa aparte del de "ganar". Tiene instintos y prejuicios, pero no le interesan los detalles de la pol¨ªtica, y ni siquiera las l¨ªneas generales. Por ejemplo, es evidente que nunca ha tenido la menor idea de cu¨¢l era el plan sanitario de su propio partido. Y definitivamente no ha mostrado inter¨¦s alguno por convertir su ret¨®rica populista en algo concreto.
En consecuencia, con independencia de las enemistades personales que Trump pueda tener con los dirigentes del Partido Republicano, esos dirigentes ¨Clos mismos grupos de inter¨¦s e ide¨®logos que gu¨ªan desde hace d¨¦cadas las posiciones del partido¨C est¨¢n estableciendo el programa pol¨ªtico de su Gobierno.
Lo cual me lleva a mi segundo razonamiento: si bien el programa legislativo parece efectivamente paralizado, buena parte de lo que esos grupos de inter¨¦s quieren no requiere cambiar la legislaci¨®n, y no est¨¢ ni mucho menos paralizado. Esto es especialmente cierto en lo que respecta a la pol¨ªtica medioambiental, en la que las decisiones sobre c¨®mo interpretar y aplicar leyes ya aprobadas pueden tener un impacto enorme.
De modo que el legado de Trump tal vez no se defina por las leyes que consiga o, m¨¢s probablemente, no consiga aprobar, sino por su decisi¨®n de poner a Scott Pruitt al frente de la Agencia de Protecci¨®n Medioambiental (EPA por sus siglas en ingl¨¦s).
Cuando Pruitt ocup¨® el cargo de fiscal general de Oklahoma, estuvo al servicio, no de la ciudadan¨ªa, sino de las industrias contaminantes. No es una acusaci¨®n; es algo que confirma su propio rastro de mensajes electr¨®nicos.
Ahora, en un momento en el que buena parte del Gobierno de Trump parece paralizado por falta de liderazgo y personal clave, Pruitt ha metido el turbo, pero no para que la EPA sea m¨¢s eficaz. Por el contrario, se dedica a sabotear desde arriba, y est¨¢ movi¨¦ndose con rapidez para debilitar la misi¨®n de su propio organismo, refiri¨¦ndome no solo a los esfuerzos de este contra el cambio clim¨¢tico, sino tambi¨¦n a su labor de protecci¨®n del medio ambiente en general. Trump no conseguir¨¢ que Estados Unidos vuelva a ser grande, pero Pruitt, que claramente tiene todo su respaldo, s¨ª puede hacer mucho por volver a contaminarlo.
Este es un programa impopular, o lo ser¨ªa si la ciudadan¨ªa lo conociese. La mejora de la calidad del aire y del agua desde la fundaci¨®n de la EPA en 1970 es uno de los grandes ¨¦xitos pol¨ªticos de Estados Unidos, y tambi¨¦n en gran medida no reconocido. Cuando Donald Trump era joven, el aire en Nueva York era asqueroso, y las nieblas asesinas mataban en ocasiones a centenares de personas; por otro lado, el propio gobernador de Nueva York describ¨ªa el Hudson como "una gran fosa s¨¦ptica". Pero es probable que Trump, al igual que muchos votantes, no lo recuerde, o comprenda que fue la normativa la que estableci¨® la diferencia.
Es cierto que eso podr¨ªa cambiar r¨¢pidamente si los ciudadanos fuesen conscientes de que se est¨¢n poniendo en peligro el aire y el agua relativamente limpios que dan por hecho. Piensen en c¨®mo aument¨® el respaldo a la Ley de Atenci¨®n Sanitaria Asequible cuando los ciudadanos comprendieron que millones de personas pod¨ªan realmente perder la cobertura. Habr¨ªa un aumento similar pero a¨²n mayor del apoyo a la protecci¨®n medioambiental si, pongamos por caso, los republicanos intentasen revocar la Ley de Agua Limpia.
Sin embargo, como he dicho, Pruitt puede hacer mucho da?o sin cambiar la ley. Es capaz, por ejemplo, de dar marcha atr¨¢s a la prohibici¨®n de un plaguicida que, seg¨²n afirman los propios cient¨ªficos de la EPA, puede da?ar el sistema nervioso de los ni?os. O a lo mejor decide abolir una norma que limitar¨ªa la contaminaci¨®n con metales pesados procedentes de las aguas residuales de las centrales el¨¦ctricas.
Y puede paralizar la aplicaci¨®n de las normas que no revoque simplemente colaborando con Trump para privar a su propia agencia de personal y fondos. El presupuesto que Trump hizo p¨²blico en mayo no se convertir¨¢ realmente en ley, pero s¨ª es una muestra de las prioridades, y propon¨ªa recortar la financiaci¨®n del EPA un 31% (m¨¢s que la de cualquier otro organismo p¨²blico).
No es probable que ninguna de estas acciones por s¨ª sola se convierta en noticia de portada, sobre todo si tenemos en cuenta todo lo dem¨¢s que est¨¢ ocurriendo. Juntas, sin embargo, matar¨¢n o perjudicar¨¢n a gran n¨²mero de estadounidenses, porque eso es lo que la contaminaci¨®n hace, aunque el da?o sea gradual y a veces invisible.
Por cierto, si se preguntan si un programa antiecologista ser¨¢ al menos bueno para la creaci¨®n de puestos de trabajo, la respuesta es no. Los puestos de trabajo en el carb¨®n, en concreto, no van a volver por mucha libertad que demos a las grandes empresas para reventar cimas de monta?as y verter toxinas en las arterias fluviales. Sin embargo, este programa s¨ª que reportar¨¢ miles de millones de d¨®lares a algunos donantes que aportaron fondos a la campa?a electoral.
As¨ª que no digan que el programa del Gobierno est¨¢ paralizado. Algunas partes, s¨ª, pero otras avanzan a buen paso. En lo que se refiere a la pol¨ªtica medioambiental, Trump sin duda cambiar¨¢ Estados Unidos, y su legado ser¨¢ literalmente t¨®xico.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa.
? The New York Times Company, 2017.
Traducci¨®n de News Clips.
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