Shangh¨¢i derriba un basti¨®n espa?ol
El pabell¨®n nacional de la Expo, que iba a ser un centro cultural y empresarial, no lleg¨® a abrir y ser¨¢ demolido
El pabell¨®n de Espa?a en la Exposici¨®n Universal que Shangh¨¢i celebr¨® en 2010 ser¨¢ demolido este a?o. Ese momento marcar¨¢ el triste final de un edificio que levant¨® pasiones. Dise?ado como un cesto gigantesco por la arquitecta Benedetta Tagliabue y construido por la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales con un presupuesto de 16 millones de euros, logr¨® ser indultado tras recibir la medalla de bronce del acontecimiento, y fue acondicionado en 2014 para convertirse en el gran centro de la cultura y de la empresa espa?olas en China.
Sin embargo, nunca consigui¨® abrir sus puertas como hab¨ªa planeado el consorcio chino-espa?ol que invirti¨® m¨¢s de 30 millones de yuanes (3,8 millones de euros) en su remodelaci¨®n, y ha terminado convirti¨¦ndose en un aparcamiento para los veh¨ªculos de lujo que rugen en un circuito cercano. El edificio iba a ser, junto con los pabellones de Francia e Italia, uno de los pilares del nuevo ensanche de la capital econ¨®mica de China y pieza fundamental del ambicioso proyecto para rehabilitar las m¨¢rgenes del r¨ªo Huangpu, que rasga Shangh¨¢i por la mitad. Pero infograf¨ªas publicadas por el Ayuntamiento muestran una zona arbolada en el terreno que ahora ocupa la impresionante estructura tubular.
¡°El 30 de abril devolveremos las llaves porque el Gobierno no nos ha renovado el contrato de arrendamiento que ten¨ªamos hasta el 31 de diciembre, a pesar de que estaba estipulada la posibilidad de extenderlo cinco a?os. Precisamente, ese era el per¨ªodo en el que esper¨¢bamos rentabilizar el proyecto¡±, confirma Luis Berlanga, responsable de Fluge, el principal socio espa?ol del pabell¨®n. ¡°No se han materializado los planes que nos llevaron a hacer la inversi¨®n. La zona no se ha desarrollado como prometi¨® el Gobierno, y la dificultad para obtener las licencias ha impedido que el pabell¨®n se haya abierto al p¨²blico, con la excepci¨®n de algunos eventos privados¡±, se lamenta.
Basta un paseo por la Avenida de la Expo para certificar que la zona es un p¨¢ramo asfaltado. Grandes rascacielos de hormig¨®n y cristal est¨¢n listos para atraer a cientos de empresas, pero la mayor¨ªa est¨¢n vac¨ªos. El lugar en el que se encontraba el pabell¨®n futurista de Arabia Saud¨ª, que fue la estrella de la muestra y cost¨® m¨¢s de 100 millones de euros, es ahora un solar polvoriento, y en la zona que ocupan los tres edificios europeos, el panorama es todav¨ªa m¨¢s desolador. Solo unos guardas desgarbados se pasean entre los autobuses vac¨ªos que aparcan en una gran explanada.
Un grupo chino-espa?ol invirti¨® 3,8 millones de euros en la remodelaci¨®n de la instalaci¨®n
¡°Es una pena, porque hab¨ªamos hablado con la C¨¢mara de Comercio y el Instituto Cervantes, quer¨ªamos atraer a empresas espa?olas interesadas en implantarse en China, se consider¨® abrir una escuela de flamenco y otra de formaci¨®n t¨¦cnica como la que Fluge tiene en Espa?a, y hab¨ªamos preparado contenidos atractivos que sirviesen de presentaci¨®n para el p¨²blico general. Pero, aunque la iniciativa contaba con el visto bueno del Gobierno, las licencias no llegaban y todo se retrasaba. El urbanismo en China es un asunto pol¨ªtico¡±, apostilla Berlanga.
El empresario subraya un problema que sufren muchas empresas extranjeras en China: la falta de seguridad jur¨ªdica. De hecho, no es el ¨²nico que ha sufrido la arbitrariedad de unas autoridades que cambian de planes de un d¨ªa para otro. El chef gallego Daniel Negreira tambi¨¦n tuvo que cerrar de forma apresurada su restaurante, poco despu¨¦s de haber hecho una inversi¨®n importante para renovarlo, porque el Gobierno decidi¨® rescindirle el contrato de forma s¨²bita. Le informaron de que el edificio tambi¨¦n iba a ser demolido para dar paso a otro parque en la misma margen del r¨ªo. ¡°La notificaci¨®n llega un d¨ªa y exige el desalojo en muy poco tiempo, no hay recurso ni negociaci¨®n posibles, y tampoco ning¨²n tipo de compensaci¨®n¡±, critic¨® entonces el cocinero, que decidi¨® deshacerse de todos sus negocios en Shangh¨¢i y mudarse a Taiw¨¢n, ¡°donde los acuerdos se respetan¡±.
En el caso del pabell¨®n espa?ol, Berlanga afirma que ¨¦l se enter¨® de los planes del Gobierno por la prensa. ¡°Solo despu¨¦s nos llam¨® el Bur¨® de la Expo para que trat¨¢semos de salvar el edificio¡±, recuerda. ¡°Pero el consulado de Espa?a no puede hacer nada. Ser¨ªa necesaria una implicaci¨®n pol¨ªtica a nivel ministerial, o incluso presidencial. Pero entiendo que ahora tienen otras prioridades¡±, a?ade con media sonrisa.
Algunos sobreviven
No obstante, los adyacentes pabellones de Francia e Italia no ser¨¢n pasto de las excavadoras. Es, comenta otro empresario espa?ol del sector de automoci¨®n que pide mantenerse en el anonimato, ¡°una muestra m¨¢s de la debilidad de nuestro pa¨ªs en China y reflejo de la p¨¦rdida de influencia en el mundo¡±. A pesar de ello, Berlanga no pierde la sonrisa. ¡°Las p¨¦rdidas econ¨®micas ya est¨¢n asumidas, y le estoy agradecido al edificio porque nos permiti¨® descubrir el mercado chino, donde nuestras perspectivas ahora son buenas. Llegamos con la Expo cuando en Espa?a la crisis golpeaba duro y, desde entonces, hemos abierto nuevas l¨ªneas de negocio que se centran en la distribuci¨®n de equipamiento audiovisual y la producci¨®n de eventos¡±, explica. No obstante, esas actividades todav¨ªa no han compensado la debacle del pabell¨®n.
Los bloques de Italia y Francia se mantendr¨¢n en pie a pesar del escaso desarrollo de la zona
Seg¨²n una valoraci¨®n preliminar realizada por Fluge, el acero de la estructura del edificio puede alcanzar un valor de 15 millones de yuanes (1,92 millones de euros) cuando sea desguazado, a los que se pueden sumar otros seis millones (770.000 euros) del equipamiento t¨¦cnico del interior, donde todav¨ªa est¨¢n instaladas pantallas gigantes y equipos de luz y de sonido. ¡°Nos gustar¨ªa donar esa segunda partida al Instituto Cervantes de Pek¨ªn, pero no sabemos qu¨¦ va a suceder¡±, reconoce Berlanga. El pabell¨®n es propiedad del Ayuntamiento y, aunque los equipos pertenecen a Fluge, es posible que no se le permita recuperarlos.
¡°Sinceramente, no s¨¦ qu¨¦ ha sucedido. Me cuesta entender por qu¨¦ fue tan dif¨ªcil obtener licencias como la de seguridad antiincendios como para que las empresas se estableciesen en el pabell¨®n. Ni siquiera los socios chinos saben explic¨¢rmelo¡±, afirma Berlanga, cuya empresa todav¨ªa est¨¢ pagando un cr¨¦dito que pidi¨® para el proyecto. Ese misterio se suma al de Miguel¨ªn, el gigantesco beb¨¦-robot dise?ado por Isabel Coixet para presidir una de las tres salas del pabell¨®n. Despu¨¦s de su enorme ¨¦xito de p¨²blico, fue la primera obra donada al Museo de la Expo, pero esa instituci¨®n ya est¨¢ en funcionamiento y nadie sabe d¨®nde est¨¢ la escultura.
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