Calidad universitaria
La crisis financiera deriv¨® en una crisis econ¨®mica y una de las cicatrices es una crisis pol¨ªtica e institucional en Espa?a
La crisis financiera deriv¨® en una crisis econ¨®mica y ahora en Espa?a una de las cicatrices es una crisis pol¨ªtica e institucional. La clase pol¨ªtica est¨¢ muy mal valorada por los ciudadanos y el contagio llega a otras instituciones claves para la democracia y el desarrollo econ¨®mico. La Caixa ten¨ªa la mitad de los dep¨®sitos del sistema de cajas de ahorro y no ha necesitado ayudas p¨²blicas. El Banco Popular ha quebrado y anteriormente hab¨ªa absorbido el Banco Pastor que seguramente ya estaba quebrado. Pero en la opini¨®n p¨²blica ha quedado la idea que esto ha sido una crisis de cajas de ahorros gestionadas por pol¨ªticos irresponsables.
La crisis pol¨ªtica contagia ahora la imagen de las universidades. Mi universidad en Alcal¨¢ se fund¨® en el siglo XVI. Por ella han pasado los principales referentes de la ciencia, la filosof¨ªa, la literatura y el arte en Espa?a. Seg¨²n Joseph Schumpeter la escuela escol¨¢stica de Alcal¨¢ y Salamanca fue el inicio de la econom¨ªa moderna. En los muros de mi facultad, un convento del siglo XVI, los frailes ya usaban conceptos como la oferta, la demanda y la din¨¢mica de fijaci¨®n de los precios. Y tambi¨¦n conceptos macroecon¨®micos como la inflaci¨®n, analizaban sus causas y pol¨ªticas para mitigar sus efectos nocivos sobre la renta disponible de los ciudadanos.
En ese mismo convento damos nuestras clases de postgrado en la actualidad. Nuestros alumnos de m¨¢ster, muchos europeos, de China, de ?frica o de Am¨¦rica Latina, asisten presencialmente a nuestros m¨¢ster y entregan sus Trabajos de Fin de M¨¢ster para aprobar. Y nuestros doctores necesitan publicar tres art¨ªculos en revistas econ¨®micas de prestigio para aprobar su tesis y garantizar la calidad. Pero nuestra universidad, nuestros profesores y nuestros alumnos tambi¨¦n son sospechosos.
Con el declive econ¨®mico de Espa?a y sus sucesivas crisis de deuda la llama de nuestras universidades se fue apagando y muchas desaparecieron y fueron amortizadas. Cuando aprobamos la Constituci¨®n en 1978 s¨®lo una minor¨ªa, principalmente de hombres, ten¨ªa estudios universitarios. Hoy la mitad de nuestros j¨®venes, mujeres y hombres en paridad, acceden a la universidad, el mismo porcentaje de la OCDE. Sin ese crecimiento exponencial de capital humano no ser¨ªa posible explicar que Espa?a sea de los pa¨ªses donde m¨¢s ha crecido el empleo en el mundo desde 1980 y se haya triplicado el gasto social por habitante.
Los casos que hemos conocido son muy graves y fallaron los controles. Nuestras universidades est¨¢n dominadas por la burocracia externa e interna. Hay que separar lo acad¨¦mico de la gesti¨®n. Hay que adaptarse a la era de la tecnolog¨ªa global donde lo digital est¨¢ sustituyendo a la imprenta. Hay que acabar con la precariedad laboral de los j¨®venes investigadores para que los mejores j¨®venes se queden en las universidades. Hay que erradicar el nepotismo.
Pero mucho cuidado con uno de los pilares de nuestra sociedad. Con las cajas se fue buena parte de la financiaci¨®n de pymes y de la vida cultural de nuestras ciudades. Con las universidades se ir¨ªa el desarrollo econ¨®mico y social y nuestra democracia.
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