Ciudadano Ortega
El propietario de Inditex ha destinado m¨¢s de 550 millones a tareas filantr¨®picas, fundamentalmente contra el c¨¢ncer y educativas
Seguramente, si fuera americano, alg¨²n productor habr¨ªa propuesto hacer una pel¨ªcula sobre su vida e, incluso, ¨¦l mismo la habr¨ªa financiado: Ciudadano Ortega. Pero Amancio Ortega Gaona, hijo de un ferroviario vallisoletano, es de Busdongo (Le¨®n), se crio en Tolosa (Guip¨²zcoa) y se hizo hombre en Galicia, donde se afinc¨® definitivamente y cre¨® Inditex, el imperio textil que domina el sector en todo el planeta, y con el que se ha convertido en una de las tres personas m¨¢s ricas del mundo, con un patrimonio de m¨¢s de 75.000 millones de euros, seg¨²n Forbes, y que le ha permitido desarrollar una labor filantr¨®pica por toda Espa?a. Un poder¨ªo suficiente para emular de sobra al Citizen Kane de Orson Welles. Pero todo indica que el autohalago ni le ha pasado por la cabeza.
R¨¢pida reacci¨®n de la ministra Ribera. Teresa Ribera, ministra para la Transici¨®n Ecol¨®gica, no perdi¨® ni un segundo en reaccionar ante la noticia de que Noruega, a trav¨¦s de su fondo soberano, va a desinvertir de las compa?¨ªas que explotan combustibles f¨®siles para volcarse en las energ¨ªas renovables. Reafirma su apuesta por el cambio clim¨¢tico y le da confianza en el plan dise?ado para potenciar esta industria en Espa?a. Por eso, sali¨® a manifestar que tiene muchas esperanzas de que el citado fondo (el mayor fondo soberano del mundo) destine parte de los 17.000 millones de euros que prev¨¦ invertir a proyectos en Espa?a. Por pedir que no quede.
Las el¨¦ctricas tradicionales se reivindican. Tras 75 a?os de historia, la patronal el¨¦ctrica Aelec, denominaci¨®n que sustituy¨® a la antigua Unesa hace solo dos a?os, ha celebrado su primer congreso. El tema fue las redes, imprescindibles para la necesaria electrificaci¨®n con el aumento de las renovables; pero fue una forma por parte de la asociaci¨®n que preside Marina Serrano de reivindicar la presencia de las el¨¦ctricas tradicionales en un momento en el que el sector el¨¦ctrico ha experimentado un cambio radical y existen otros actores (muchos) que tienen mucho que decir.
El Tribunal de Cuentas vigila la vida de las nucleares. El tribunal de Cuentas, que preside Mar¨ªa Jos¨¦ de la Fuente, se ha fijado en las centrales nucleares y ha concluido en un informe que alargar la vida de las instalaciones no basta y advierte que faltar¨¢n fondos para financiar el desmantelamiento, aunque el aumento de su vida ¨²til permita reducir el d¨¦ficit, que la empresa p¨²blica Enresa (encargada de gestionar los residuos) cuantifica en 2.350 millones de euros. Hace cuatro a?os suger¨ªa revisar anualmente su financiaci¨®n. Ahora plantea revisar las tasas que gravan la tarifa el¨¦ctrica.
En efecto, Amancio Ortega, cuando materializ¨® parte de su riqueza virtual con la salida a Bolsa de Inditex (se qued¨® con el 60%), diversific¨® sus negocios a otros dominios como Pontegadea, patrimonial a trav¨¦s de la que aglutina sus negocios inmobiliarios y de inversi¨®n, y la Fundaci¨®n Amancio Ortega (FAO), desde la que ha destinado m¨¢s de 550 millones de euros (ejecutados o comprometidos), fundamentalmente a acciones contra el c¨¢ncer en hospitales p¨²blicos y a la concesi¨®n de becas de estudio y escuelas infantiles desde su creaci¨®n en 2001. Todo sin olvidar la evoluci¨®n de Inditex, que al fin y al cabo es la que le aporta los dividendos que le han permitido crear una multinacional inmobiliaria y dedicarse a la filantrop¨ªa.
Una tarea que, al parecer, no convence a algunos pol¨ªticos de su pa¨ªs, a juzgar por los furibundos ataques de Unidas Podemos durante la campa?a electoral, se supone que buscando votos, y empezando por su l¨ªder, Pablo Iglesias, que calific¨® de ¡°limosna¡± las donaciones de Ortega. Tambi¨¦n lleg¨® a sugerir que lo hac¨ªa para compensar fraudes fiscales que, al menos que se sepa, no existen. Lo que se sabe es que con sus actividades ha aportado al fisco 1.200 millones de euros y da trabajo a m¨¢s de 174.000 personas en todo el mundo.
Lo m¨¢s probable (y desde luego deseable) es que las acometidas no afecten a Ortega y que continue con su labor. La mayor¨ªa piensa, dentro de la ¨®rbita pol¨ªtica, que ojal¨¢ hubiera muchas limosnas como las de Ortega, que siempre son bienvenidas porque complementan lo que puede asumir el Gobierno. Tambi¨¦n opinan as¨ª fuentes empresariales, que subrayan que hay que incorporar el componente social a la actividad de las empresas, como ya lo hicieran las cajas de ahorros con su obra social, que ahora normalmente hacen las fundaciones que crearon. Es la tendencia mundial que tambi¨¦n est¨¢ haci¨¦ndose hueco en Espa?a a trav¨¦s de los c¨®digos de buen gobierno corporativo.
La expansi¨®n de Ortega ha sido objeto de admiraci¨®n y de envidias. Causa esta de que surgieran acusaciones de explotaci¨®n en el tercer mundo, algo que result¨® ser malintencionado pero que cundi¨® en algunos c¨ªrculos contra este visionario del negocio textil, que descubri¨® que el secreto estaba en fabricar y vender lo que produc¨ªa.
Hab¨ªa comenzado a trabajar a los 14 a?os (naci¨® en marzo de 1936) en una tienda de ropa de A Coru?a. A los 27 a?os cre¨® Confecciones GOA (sus iniciales en sentido contrario) y comenz¨® con batas y albornoces que vend¨ªa por todas las latidudes que pod¨ªa, incluida Francia. Le sali¨® bien y, con esa pol¨ªtica, fund¨® Zara en 1975. Abri¨® la primera tienda en el centro de A Coru?a y mont¨® una planta en el vecino pueblo de Arteixo, donde ahora est¨¢ el cuartel general del grupo.
Si fuera americano, alg¨²n productor habr¨ªa intentado hacer una p¨¦l¨ªcula de su vida
La mayor¨ªa de pol¨ªticos piensa que ojal¨¢ hubiera muchas ¡®limosnas¡¯ como la del empresario
El Parlamento Vasco ha reconocido esta misma semana el compromiso con la sanidad vasca en la lucha contra el c¨¢ncer
Despu¨¦s, todo ha sido crecer y crecer. Zara se extendi¨® por toda Espa?a. Engord¨®. Se sal¨ªa de las costuras. Acumul¨® riqueza. As¨ª que en 1985 se lanz¨® con Inditex (Industria del Dise?o Textil), que sirvi¨® de catapulta para salir al exterior y aglutinar nuevas marcas (unas adquiridas y otras de nuevo cu?o: Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Pull and Bear, Uterq¨¹e¡). La primera tienda fuera se instal¨® en Oporto en 1988 para posteriormente extenderse por Europa y, a lo largo de los a?os, por todo el mundo: Am¨¦rica, Asia y norte de ?frica. En la actualidad est¨¢ en 96 pa¨ªses (106, si se tiene en cuenta la venta on line) y cuenta con 7.447 tiendas, seg¨²n datos publicados esta semana, en la que ha presentado resultados de su primer trimestre fiscal (febrero-abril). Por cierto, los beneficios subieron un 10%. Como un tiro despues del ligero frenazo de 2018.
En ese trayecto, cont¨® con colaboradores eficaces. Primero fue Jos¨¦ Mar¨ªa Castellano, del que se deslig¨® en 2005 tras 21 a?os en el grupo. Para entonces ya hab¨ªa salido a Bolsa, manteniendo el 60% del capital en sus manos. Tras su marcha, Ortega fich¨® a Pablo Isla, un ejecutivo proveniente del Banco Popular con experiencia en la gesti¨®n de las empresas del Patrimonio del Estado, que ha consolidado el crecimiento iniciado por Castellano y ha convertido el grupo en l¨ªder mundial del sector.
En Pontegadea aglutina su patrimonio inmobiliario, concentrado en las zonas m¨¢s pujantes de Madrid y Barcelona, en las cinco grandes capitales europeas (Par¨ªs, Berl¨ªn, Roma, Lisboa y Londres) y, m¨¢s recientemente, en EE UU.
La discreci¨®n del hijo del ferroviario
A Amancio Ortega nunca le han gustado los focos y nunca ha dado una entrevista. Se ha movido en la discreci¨®n, salvo en algunos eventos como la boda de su hija Marta (con la que aparece en la foto), fruto de su segundo matrimonio, con Flora P¨¦rez, con la que se cas¨® tras divoricase de Rosal¨ªa Mera, con tuvo a su hija Sandra. Cuando puede acude a la planta de Arteixo, donde es frecuente verle compartir confidencias con los empleados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.