Campi?a inglesa en lugar de playa espa?ola

La repentina inclusi¨®n de Espa?a en la lista negra de destinos castigados por el Reino Unido por sus preocupantes cifras en coronavirus ha echado al traste las aspiraciones de decenas de miles de brit¨¢nicos que ten¨ªan la vista puesta en nuestro pa¨ªs como recompensa vacacional tras los sacrificios del confinamiento. La decisi¨®n, adem¨¢s, ha asestado el tiro de gracia a la industria tur¨ªstica brit¨¢nica que ven¨ªa sufriendo el zarpazo de la crisis. Las agencias de viaje, compa?¨ªas hoteleras y aerol¨ªneas reciben estos d¨ªas miles de cancelaciones de viajeros que hab¨ªan formalizado su reserva antes de conocer que tendr¨ªan que someterse a una cuarentena a la vuelta de sus vacaciones.

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La bomba detonada el s¨¢bado por Downing Street deja en el limbo a los 600.000 brit¨¢nicos que recibieron la noticia en suelo espa?ol y desincentiva al mill¨®n de brit¨¢nicos que preve¨ªa viajar este verano a las playas espa?olas.

A algunos el anuncio los hall¨® ya en ruta a la Pen¨ªnsula; otros contaban los d¨ªas que restaban para lo que, inevitablemente, ser¨ªan unas vacaciones diferentes y no falta quien preve¨ªa protagonizar un ansiado encuentro familiar, tras meses de espera e incertidumbre. En Espa?a residen 250.392 ciudadanos brit¨¢nicos, seg¨²n el INE.

En tiempos normales, Espa?a es el pa¨ªs de referencia para los brit¨¢nicos. Unos 18 millones visitan cada a?o la Pen¨ªnsula y sus islas, atra¨ªdos por las facilidades de los paquetes tur¨ªsticos, la oferta de sol, la proximidad geogr¨¢fica y la superioridad de su divisa, la libra, frente al euro.

Aunque durante lo m¨¢s duro del confinamiento, la mayor¨ªa evitaba coquetear siquiera con la mera idea de imaginarse este verano en territorio espa?ol, el levantamiento gradual de las restricciones a ambas orillas del canal de la Mancha gener¨® unas expectativas que el pasado s¨¢bado colisionaban contra el pu?o de hierro con el que Downing Street ha reaccionado ante el aumento de casos de coronavirus en Espa?a.

Rosie y Seth, residentes en Cambridge, representan, probablemente, una de las estampas m¨¢s paradigm¨¢ticas sobre las consecuencias de la fulminante decisi¨®n. El pasado s¨¢bado por la ma?ana emprend¨ªan, junto a sus dos hijos de 14 y 10 a?os, el viaje que los llevar¨ªa a la Costa Brava, donde hab¨ªan alquilado un apartamento. ¡°Afortunadamente, no hab¨ªamos volado directamente, sino que fuimos con el Eurostar [el tren que une Par¨ªs y Londres a trav¨¦s del Eurot¨²nel bajo el canal de la Mancha]¡±, se?ala Rosie. ¡°Nuestro plan era hacer dos paradas en Francia, para as¨ª partir la ruta¡±, a?ade al tiempo que relata c¨®mo el plan de cruzar los Pirineos dej¨® de ser una opci¨®n en cuanto supieron la noticia, a trav¨¦s de una notificaci¨®n del Ministerio de Exteriores brit¨¢nico, el Foreign Office.

El lujo de la cuarentena

Ninguno de los dos puede permitirse guardar la cuarentena por motivos de trabajo, pero Seth matiza que tampoco hubiesen completado el itinerario, teniendo en cuenta que el Foreign Office desaconsej¨® el lunes los viajes a Espa?a, salvo que fuese esencial. Aunque todos los miembros de la familia hab¨ªan sufrido el virus en abril y su miedo no era contagiarse, concluyeron que el riesgo no merec¨ªa la pena y, por fortuna, consiguieron alquilar un apartamento al sur de la costa francesa: ¡°Nos cost¨® m¨¢s que el primero, pero tan de repente, ni nos quejamos, adem¨¢s, tuvimos suerte de que nos devolvieron el dinero de la reserva en Espa?a¡±.

Una situaci¨®n similar es la de Simon, natural de Sheffield. Compromisos laborales hacen inviables mantener sus planes de volar el 7 de agosto desde Manchester hasta Bilbao junto a su pareja, Claire, y sus dos hijos peque?os, para disfrutar de la peque?a propiedad que hab¨ªan renovado hace a?os en Reinosa (Cantabria). La empresa que dirige junto a su hermano Pete requer¨ªa su presencia, pero tampoco la situaci¨®n en Espa?a era favorable: ¡°Una de nuestras vecinas nos hab¨ªa dicho que la gente no se estaba tomando la distancia social lo suficientemente en serio y que no cre¨ªa que debi¨¦semos ir¡±.

Pese a ello, su intenci¨®n era hacerlo, ya que se hab¨ªan gastado m¨¢s de 500 libras (550 euros) en los vuelos, adquiridos en enero. ¡°Lo que haremos ahora ser¨¢ recorrer el Reino Unido con nuestra caravana, que la hab¨ªamos comprado justo antes del confinamiento¡±, explica, aceptando ¡°lo que el Gobierno recomienda, con la esperanza de que ayude a salvar vidas a largo plazo¡±.

Menos comprensivo con Boris Johnson se muestra Steven, quien vive en Londres desde hace una d¨¦cada. ¡°El cambio y c¨®mo lo anunciaron representa otro ejemplo de la gesti¨®n¡±, se queja tras asumir que, si el criterio actual no cambia, el 11 de agosto no podr¨¢ acompa?ar a su pareja, de nacionalidad espa?ola, a presentar al beb¨¦ que tuvieron en marzo a sus abuelos maternos. ¡°Estoy triste, decepcionado¡­ pero, por trabajo, no puedo permitirme guardar dos semanas de cuarentena¡±, dice, pero halla consuelo en que su aseguradora es la ¨²nica brit¨¢nica que cubre el coste de no viajar, en los casos en que Exteriores recomienda no hacerlo.