El mercado est¨¢ loco, loco, loco
Muchos expertos profesan el catastrofismo porque la memoria colectiva es selectiva y castiga menos al pesimista que al ingenuo
![Imagen del edificio de la Bolsa de Madrid.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/J752BVG74DDU2WWL4DRJ3ZYJ4Q.jpg?auth=52425077985be6d765239666340a78374022078848d150d065da2625d3df222b&width=414)
?Sobreact¨²an los mercados? S¨ª, pero no solo ellos. La crisis del coronavirus alumbra una secuencia sanitario-econ¨®mica l¨®gica. El consumo se retrae en China, hay millones de habitantes en cuarentena. Cierran f¨¢bricas, las inversiones se retranquean. Y bajan las Bolsas ante la probabilidad de menores beneficios. El virus infecta al comercio internacional, al transporte a¨¦reo, al turismo. Provoca miedo, pues China es hoy un actor global clave.
Casi todas las autoridades act¨²an con prudencia, disipando histerias. Pero eso se anula si hay dirigentes pir¨®manos. Como el alarmista director general de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Este describe la epidemia, al poco de iniciarse, como ¡°muy grave¡± para el mundo: ¡°el enemigo p¨²blico n¨²mero uno¡± porque ¡°un virus puede ser una amenaza m¨¢s seria que cualquier acci¨®n terrorista¡±. Y cuando el virus vuela a Italia, insta a prepararse ¡°para una posible pandemia¡±.
Los l¨ªderes institucionales deber¨ªan autoprohibirse alertas dram¨¢ticas si no les a?aden medidas ejecutivas; en este caso, de aislamiento, fabricaci¨®n y distribuci¨®n de instrumentos preventivos, sobre todo a los pa¨ªses m¨¢s indefensos.
As¨ª que si el jefe de la OMS se pasa de rosca ¡ªno as¨ª su directora de Salud, la valiosa doctora asturiana Mar¨ªa Neira¡ª se comprende que muchos ciudadanos se pongan de los nervios mendigando mascarillas o geles y el mercado se vuelva loco, loco, loco, como suced¨ªa con el mundo en aquella pel¨ªcula c¨®mica de Stanley Kramer (1963), con Jerry Lewis y Buster Keaton.
Pero ?hasta la exageraci¨®n del p¨¢nico de los mercados, detenido ¡ªal menos de momento¡ª ayer? ?Qu¨¦ lo explica? ?Por qu¨¦ motivo adopta la din¨¢mica de estampida de una manada? Por los animal spirits, los esp¨ªritus que en lat¨ªn insuflan el pensamiento humano de ¨¦xtasis o de pavor, los ¡°resortes espont¨¢neos que impulsan a la acci¨®n¡±, como defini¨® lord Keynes.
Estos resortes reaccionan sincopada y exageradamente ante reveses, incertidumbres o booms. Sean episodios sanitarios como la peor crisis alimentaria europea en decenios, la de las vacas locas (1995). O financieros, como la especulaci¨®n contra la deuda soberana mediterr¨¢nea (2011) durante la Gran Recesi¨®n.
Guardamos de esta una pesada herencia. La mayor¨ªa de los economistas institucionales ni la olieron, ¡°seducidos por la visi¨®n de un sistema de mercado perfecto y sin fricciones¡± (?C¨®mo pudieron equivocarse tanto los economistas? Paul Krugman, EL PA?S, 13/9/2009).
Hoy, el horror vacui es a¨²n peor. Las previsiones ¡°sobre la actividad real futura y los tipos de inter¨¦s son hoy considerablemente peores que antes¡± de la Gran Recesi¨®n, concluye un estudio de la Reserva Federal (Gauging the uncertainty..., David Reifschneider y Peter Tulip, 2017).
As¨ª que ahora, para curarse en salud, muchos expertos profesan el catastrofismo porque la memoria colectiva es selectiva y castiga menos al pesimista que al ingenuo. Otro nutriente del p¨¢nico financiero.
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