El a?o de la disensi¨®n
Lo que acontezca en los primeros meses del nuevo a?o con la covid-19 ser¨¢ determinante para la fortaleza de la recuperaci¨®n
Nada menos que un 6,7%. Ese fue el dato adelantado a diciembre del crecimiento anual de los precios. La inflaci¨®n no para de subir. La electricidad explica buena parte de la misma. En todo caso, los quebraderos de cabeza por la energ¨ªa no son exclusividad nuestra, afectan a numerosos pa¨ªses importadores de energ¨ªa, lo que retroalimenta las tensiones a escala global sobre el resto de sectores econ¨®micos. El dato menos negativo a¨²n es el de la i...
Nada menos que un 6,7%. Ese fue el dato adelantado a diciembre del crecimiento anual de los precios. La inflaci¨®n no para de subir. La electricidad explica buena parte de la misma. En todo caso, los quebraderos de cabeza por la energ¨ªa no son exclusividad nuestra, afectan a numerosos pa¨ªses importadores de energ¨ªa, lo que retroalimenta las tensiones a escala global sobre el resto de sectores econ¨®micos. El dato menos negativo a¨²n es el de la inflaci¨®n subyacente (a¨²n en el 2,1%) aunque tambi¨¦n va al alza. El proceso inflacionario sigue su curso tambi¨¦n en el resto de Europa y Estados Unidos con lo que finalizamos un a?o ¡ªy comenzaremos 2022¡ª con una gran incertidumbre sobre crecimiento econ¨®mico, de precios y de tipos de inter¨¦s.
Este 2021 que termina, adem¨¢s de haber sido muy duro para aquellos encargados de realizar previsiones econ¨®micas, ha sido tambi¨¦n el de la disensi¨®n entre los economistas. Esta divisi¨®n de opiniones se mantendr¨¢ en 2022 sobre lo que acontecer¨¢ con el crecimiento del PIB y precios, con los tipos de inter¨¦s y con las futuras acciones de los bancos centrales. Los volantazos (algunos prefieren definirlos como efectos de un yo-yo) que pega la pandemia est¨¢n obligando a los analistas a tener buenos conocimientos de epidemiolog¨ªa y a revisar sus previsiones continuamente. Lo que acontezca en los primeros meses del nuevo a?o con la covid-19 ser¨¢ determinante para la fortaleza de la recuperaci¨®n y la consiguiente inflaci¨®n asociada a la salida de la crisis y a los problemas de suministro.
La disensi¨®n l¨®gicamente se ha manifestado en las diferentes actitudes de los bancos centrales ante la subida de los precios. La Reserva Federal ha apostado de manera temprana ¡ª?precipitada?¡ª por una posici¨®n halc¨®n y se plantea incluso varias subidas de tipos en 2022. De modo similar, se est¨¢ comportando el Banco de Inglaterra que, incluso, ya ha subido tipos. Contrasta con la visi¨®n paloma del Banco Central Europeo, con muchas m¨¢s cautelas ¡ª?demasiado lenta?¡ª, y aunque ha anunciado retirada de est¨ªmulos, no ha cerrado la puerta a reactivar m¨¢s liquidez si la econom¨ªa no se recuperara con fuerza. Y por supuesto, el BCE no tiene en el horizonte del pr¨®ximo a?o ¡ªy m¨¢s all¨¢¡ª una subida de tipos. Por supuesto, las estructuras econ¨®micas e institucionales son muy diferentes en Estados Unidos y Europa, pero llama la atenci¨®n esa fuerte divergencia entre los dos bloques ante un fen¨®meno similar. Asimismo, no se puede descartar una creciente disensi¨®n entre las acciones de los gobiernos ¡ªsobre todo en la UE¡ª que complicar¨ªan m¨¢s el panorama y el an¨¢lisis.
En los pr¨®ximos trimestres podremos ver con m¨¢s claridad qu¨¦ banco central ha acertado. Si el que se ha intentado adelantar r¨¢pidamente a los inciertos acontecimientos o el que ha preferido esperar a ver el crecimiento de precios hasta la primavera. Dicho esto, el juez definitivo ser¨¢ el largo plazo. Mientras tanto inversores y estrategas financieros desear¨¢n tener una buena mano sobre como se comportar¨¢n los mercados de bonos y de renta variable, ante tanta disensi¨®n.