Adri¨¢n Todol¨ª: ¡°Un mercado desregulado tiende a provocar altos niveles de desempleo y salarios muy bajos¡±
Uno de los mayores expertos en derecho laboral aborda los beneficios que su reglamentaci¨®n provoca en la econom¨ªa en su ¨²ltimo libro, que presenta este martes en la sede del CES
El ecosistema laboral se encuentra en un momento de gran transformaci¨®n. A la implementaci¨®n de una reforma pactada por sindicatos y empresarios le ha sucedido, casi inmediatamente, ...
El ecosistema laboral se encuentra en un momento de gran transformaci¨®n. A la implementaci¨®n de una reforma pactada por sindicatos y empresarios le ha sucedido, casi inmediatamente, un aumento del salario m¨ªnimo, que lo ha situado por primera vez en el umbral de los 1.000 euros mensuales. Dos movimientos que han alterado singularmente las relaciones laborales, una materia que domina Adri¨¢n Todol¨ª (Gandia, 36 a?os), profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Universidad de Valencia, y que aborda en su ¨²ltimo libro, Regulaci¨®n del trabajo y pol¨ªtica econ¨®mica. De c¨®mo los derechos laborales mejoran la econom¨ªa (Aranzadi, 2021). Este martes lo presenta en la sede del Consejo Econ¨®mico y Social (CES) en Madrid.
Pregunta. En su libro defiende que el derecho laboral vive de espaldas a la econom¨ªa. ?Por qu¨¦?
Respuesta. Hist¨®ricamente, en el derecho del trabajo se ha pensado en la protecci¨®n de las personas sin resaltar la importancia y los efectos que eso puede tener en la econom¨ªa. Es decir, se antepone la protecci¨®n de estas personas precarias al impacto positivo que todo refuerzo de las condiciones laborales tiene sobre el crecimiento econ¨®mico.
P. ?Est¨¢n las leyes adaptadas a las relaciones laborales actuales?
R. No. El derecho del trabajo que tenemos est¨¢ pensado para un modelo tradicional de grandes empresas, integradas verticalmente, y ahora mismo las empresas funcionan en red. Tampoco est¨¢n adaptadas al propio concepto de trabajador, fuera del que exist¨ªa en el siglo XIX. Hoy las personas trabajadoras tienen estudios superiores, la gran mayor¨ªa saben c¨®mo hacer su trabajo, de hecho se les contrata para eso, porque saben m¨¢s que el propio empresario.
P. Sostiene que hay mantras econ¨®micos, como que la intervenci¨®n del Estado en materia econ¨®mica perjudica al empleo, que se mantienen porque benefician al empresariado.
R. En muchas ocasiones se hacen discursos reduccionistas. Por ejemplo, quienes defienden la no intervenci¨®n de Estado en la econom¨ªa. ?Eso no existe! Si as¨ª fuera, seguir¨ªamos en la ¨¦poca medieval. Cuando se defiende esta idea es porque lo que se quiere es proteger los derechos patrimoniales. Se dice que la desregulaci¨®n mejora la econom¨ªa, y la realidad es que los estudios que se han hecho en los ¨²ltimos 30 a?os empiezan a demostrar que no, que es lo contrario. Un mercado desregulado tiende por su propia naturaleza a que haya altos niveles de desempleo y salarios muy bajos a la vez.
P. En su libro defiende que el binomio empresario-trabajador puede llegar a ser perverso.
R. El problema es que la norma define al trabajador como una persona dependiente y por cuenta ajena, y si no encajas en esta definici¨®n eres un empresario. ?Qu¨¦ pasa entonces con los aut¨®nomos? Yo lo que propongo es que se considere como genuino empresario a todo aquel que de verdad tenga una estructura productiva relevante detr¨¢s, porque hay muchos aut¨®nomos que en el fondo, aunque funcionan con cierta autonom¨ªa, solo aportan mano de obra.
P. ?La reforma laboral que acaba de aprobarse reequilibra el tablero negociador entre empresarios y trabajadores?
R. S¨ª, pero con una matizaci¨®n: llevamos viendo c¨®mo desde los a?os ochenta, cuando se realiz¨® el primer estatuto, se ha ido desequilibrando este tablero, y todav¨ªa existe un desequilibrio importante, tambi¨¦n despu¨¦s de esta reforma. Esto lo vemos en los datos: hasta los a?os setenta y ochenta, la productividad y los salarios iban de la mano, y desde entonces se ha producido una desconexi¨®n, y el empresario se ha ido apropiando de las ganancias del aumento de la productividad, de los beneficios. Sin embargo, yo creo que con esta reforma se ha fortalecido la negociaci¨®n colectiva, particularmente por la primac¨ªa del convenio sectorial sobre el de empresa en materia de salarios, y con el fin de la ultraactividad. Tampoco hay que menospreciar el hecho de que con esta reforma se trate de corregir la elevada temporalidad que presenta el mercado de trabajo, ya que existe un consenso, con independencia de ideolog¨ªas, en las ventajas que tiene para la productividad de los trabajadores el contrato indefinido.
P. ?Un despido improcedente deber¨ªa tener consecuencias jur¨ªdicas para la empresa que lo decreta?
R. En el libro insisto mucho en el concepto de la meritocracia. El problema est¨¢ en que rompemos esta meritocracia si jur¨ªdicamente permitimos que no haya consecuencias negativas cuando se despide a un trabajador sin que este haya hecho nada, que es de lo que trata en esencia un despido improcedente. Ya no es un tema de si la indemnizaci¨®n debe ser m¨¢s alta en estos casos para el trabajador, es que permitiendo estos comportamientos a las empresas se est¨¢ poniendo en riesgo la meritocracia como valor esencial de la econom¨ªa.
P. ?Que la reforma laboral haya sido acordada entre sindicatos y patronal lima las hist¨®ricas asperezas entre ambas organizaciones?
R. No s¨¦ si es as¨ª, o si se trata de una mera cuesti¨®n de intereses concretos. Lo cierto es que al haber un Gobierno progresista detr¨¢s la fuerza de los sindicatos es mayor y, por tanto, la patronal ha tenido que negociar y ceder. Al final en esto consiste el di¨¢logo social, y que se haya llegado a un acuerdo a tres es una de las cosas m¨¢s positivas de esta reforma.
P. El Gobierno, esta vez solo con el aval de los sindicatos, ha decretado una nueva subida del salario m¨ªnimo interprofesional a 1.000 mensuales. ?Est¨¢ de acuerdo?
R. Est¨¢ claro que la mejora del salario mismo afecta a much¨ªsimas personas (dos millones, seg¨²n Trabajo). Se vende como una buena noticia, pero en realidad es una mala noticia porque implica que hay much¨ªsimos trabajadores que no tienen negociaci¨®n colectiva y, por tanto, est¨¢n bajo las condiciones m¨ªnimas de seguridad legal. Se debe trabajar en mejorar la negociaci¨®n colectiva para que esta cubra el mayor n¨²mero de trabajadores posible.
P. ?Las plataformas digitales son una amenaza para las relaciones laborales?
R. S¨ª, mientras sigan utilizando a los aut¨®nomos. Adem¨¢s, las plataformas son altamente ineficientes en materia de productividad laboral, precisamente por el hecho de que el sistema jur¨ªdico permite que los riesgos del negocio del empresario sean trasladados al trabajador.
P. Durante el confinamiento las empresas recurrieron al teletrabajo como f¨®rmula de supervivencia, diciendo, adem¨¢s, que favorecer¨ªa la conciliaci¨®n. Sin embargo, ?considera que es un arma de doble filo para los trabajadores?
R. S¨ª, sobre todo por el hecho de que la desconexi¨®n digital se hace muy complicada con el trabajo a distancia. Lo que provoca este sistema es que como la herramienta de trabajo la tienes permanentemente contigo, se crean unos c¨ªrculos en los que est¨¢s en todo momento pensando en el trabajo. Aunque el derecho a la desconexi¨®n digital se ha regulado, no existe una efectividad verdadera. ?Y por qu¨¦ no se aplica? Pues porque muchas personas tienen miedo a perder el trabajo si se lo reclaman a sus empresas.
P. ?El aumento hist¨®rico de la inflaci¨®n deber¨ªa ir acompa?ado de una subida de los salarios?
R. Hay que ir siempre con precauci¨®n para evitar la inflaci¨®n de segunda vuelta. Pero la realidad es que en el momento en el que estamos no parece que un aumento de los salarios pueda provocarla. Pa¨ªses como Alemania o Francia est¨¢n subi¨¦ndolos un 3%, y en Espa?a estamos solamente en el 1%. La raz¨®n por la que opino que esto no va a provocar inflaci¨®n de segunda vuelta es porque la productividad laboral ha aumentado y los salarios no, lo que significa que las empresas tienen margen para pagar mayores salarios y est¨¢n tomando voluntariamente y no por imposibilidad la decisi¨®n de no hacerlo.