As¨ª consigui¨® Ericsson operar en Irak durante la expansi¨®n del Estado Isl¨¢mico: sobornos, dinero negro y un permiso de los terroristas
Documentos confidenciales de la compa?¨ªa sueca muestran c¨®mo trabaj¨® en medio de una ola de corrupci¨®n en el pa¨ªs. Tambi¨¦n revelan que ocult¨® acusaciones internas de mordidas y fraudes en una decena de Estados
Ericsson, el gigante sueco de las telecomunicaciones, pag¨® millones de d¨®lares en sobornos, cre¨® fondos en negro y esquemas de desv¨ªo de dinero para poder operar en territorio iraqu¨ª despu¨¦s de 2014, cuando parte del pa¨ªs qued¨® bajo el dominio del Estado Isl¨¢mico de Irak y el Levante. La empresa realiz¨® pagos ilegales para seguir transportando sus torres telef¨®nicas por el pa¨ªs o para conseguir la adjudicaci¨®n de determinados proyectos, mientras la organizaci¨®n terrorista se daba a conocer en todo el mundo con sus v¨ªdeos de decapitaciones de rehenes. Y antes de su ascenso, Ericsson ya trabajaba con dudosos intermediarios que consegu¨ªan contratos p¨²blicos con sobornos y fondos opacos.
Los detalles de esta forma de operar en Irak y en varias zonas del mundo salen hoy a la luz por primera vez gracias a los documentos internos filtrados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaci¨®n (ICIJ) y rebautizados The Ericsson List. Han sido analizados por 30 medios de 22 pa¨ªses: The Washington Post, en Estados Unidos; la televisi¨®n p¨²blica SVT, en Suecia, y EL PA?S en exclusiva para Espa?a, entre otros. El equipo ha comprobado la veracidad de los archivos y contrastado los hallazgos con informaci¨®n p¨²blica y entrevistas a funcionarios y exempleados en Irak, Londres, Jordania o L¨ªbano.
Los archivos filtrados son 73 de las 79 p¨¢ginas de una investigaci¨®n interna que la misma firma Ericsson se vio forzada a abrir por la presi¨®n de la autoridad burs¨¢til de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en ingl¨¦s). Ericsson hizo p¨²blico en 2013 que la SEC estaba revisando el comportamiento de la empresa a ra¨ªz de las denuncias sobre contratos p¨²blicos y adjudicaciones conseguidas con pr¨¢cticas a menudo ilegales en varios pa¨ªses. El gigante sueco contrat¨® entonces un influyente despacho de abogados de Nueva York que empez¨® a revisar millones de correos electr¨®nicos de la compa?¨ªa y a entrevistar a testigos para aclarar lo que estaba pasando.
La revisi¨®n interna se centr¨® en el per¨ªodo entre 2011 y 2019 y documenta c¨®mo los sobornos y la corrupci¨®n estaban a la orden del d¨ªa ante el control casi inexistente de la empresa. De esa cooperaci¨®n con las autoridades surgi¨® en 2019 un acuerdo por el que Ericsson pag¨® m¨¢s de mil millones de d¨®lares (950 millones de euros) al Departamento de Justicia de Estados Unidos. Se demostraron casos de malversaci¨®n y sobornos en Djibouti, China, Vietnam, Indonesia y Kuwait entre 2000 y 2016. Como parte del pacto, no se empez¨® un proceso penal contra Ericsson ni se imput¨® a ninguno de sus directivos.
Pero los archivos de esa investigaci¨®n, que forman parte de The Ericsson List, demuestran que hab¨ªa mucho m¨¢s.
Los nuevos documentos revelan que, mientras Ericsson negociaba el citado acuerdo con las autoridades para evitar un juicio, segu¨ªa manteniendo el mismo modus operandi en varios pa¨ªses, Irak entre ellos. Ericsson trabaj¨® con intermediarios que le consiguieron contratos millonarios sobornando a las autoridades locales; pag¨® ingentes cantidades de dinero para transportar torres de telefon¨ªa m¨®vil a trav¨¦s de los territorios controlados por el Estado Isl¨¢mico y lleg¨® a exigir a su socio en la regi¨®n que ¡°pidieran permiso a la autoridad local del Daesh¡± para seguir trabajando en Mosul, llevando a que la organizaci¨®n terrorista secuestrara a un empleado. Los abogados contratados por Ericsson como investigadores concluyeron en su informe que no pueden excluir que la compa?¨ªa financiara al grupo terrorista a trav¨¦s de sus subcontratas, aunque no pudieron identificar la ¡°implicaci¨®n directa¡± de ning¨²n empleado.
Los papeles tambi¨¦n arrojan luz sobre 13 pa¨ªses no incluidos en los t¨¦rminos del acuerdo con las autoridades estadounidenses, pero donde la investigaci¨®n interna trat¨® casos de mala praxis corporativa: Croacia, Egipto, Sud¨¢frica, Portugal, Angola, Estados Unidos, Brasil, Azerbaiy¨¢n, Marruecos, Bahr¨¦in, Libia, L¨ªbano y Espa?a, donde un conflicto de intereses interno se acab¨® resolviendo con un despido.
Ni Ericsson ni el Departamento de Justicia han querido aclarar si las informaciones sobre Irak desveladas por los investigadores no llegaron a las manos de las autoridades o s¨ª lo hicieron pero no parecieron relevantes. El acuerdo entre las partes, como suele ocurrir en este tipo de casos, se realiz¨® a puerta cerrada.
En lugar de contestar a las preguntas del ICIJ, Ericsson emiti¨® un comunicado el pasado 15 de febrero admitiendo ¡°malas pr¨¢cticas relacionadas con casos de corrupci¨®n¡± en Irak y posibles pagos al ISIS. El consejero delegado de la compa?¨ªa, B?rje Ekholm, ha explicado a un peri¨®dico sueco que no ten¨ªa acceso a la nueva documentaci¨®n: ¡°No podemos determinar d¨®nde acaba de verdad el dinero, pero sabemos que ha desaparecido¡±.
Desde esa revelaci¨®n, la compa?¨ªa se ha desplomado en Bolsa m¨¢s del 10%, perdiendo 4.000 millones de d¨®lares el d¨ªa despu¨¦s de que Ekholm no pudiera negar la evidencia de los pagos. Uno de los mayores accionistas de la empresa, Cevian Capital, ha afirmado que ese tipo de comportamientos son ¡°inaceptables¡±. Ericsson ha asegurado en su comunicado que est¨¢ comprometida con ¡°realizar negocios de una manera responsable, aplicando los mayores est¨¢ndares en t¨¦rminos de anticorrupci¨®n y derechos humanos¡±.
El gran intermediario
Los problemas de Ericsson en Irak ilustran el riesgo de corrupci¨®n que conlleva la industria de las telecomunicaciones, que mueve 1,6 billones de d¨®lares a nivel global. Las licencias gubernamentales y los contratos para instalar antenas de telefon¨ªa pueden generar enormes beneficios ¡ªy la regulaci¨®n anticorrupci¨®n es d¨¦bil¡ª. Trabajar en Irak, en palabras de los investigadores internos de Ericsson, ¡°puede ser un riesgo pol¨ªtico, legal y financiero en s¨ª mismo, y requiere un control diligente¡±.
Pero Irak es un pa¨ªs que Ericsson conoce bien. Trabaja all¨ª desde la d¨¦cada de los sesenta, cuando ayud¨® a instalar el sistema telef¨®nico de Bagdad. El dictador Saddam Hussein restringi¨® la posesi¨®n de tel¨¦fonos m¨®viles a una peque?a ¨¦lite y despu¨¦s de la invasi¨®n estadounidense en 2003 Irak emergi¨® como uno de los pocos mercados v¨ªrgenes de este tipo de telefon¨ªa del mundo.
Entre 2011 y 2018, seg¨²n el informe interno, las ventas de Ericsson se acercaron a los 2.000 millones de d¨®lares. Gan¨® importantes contratos posteriores a la guerra de Irak para suministrar nueva tecnolog¨ªa a la compa?¨ªa estatal de telecomunicaciones del pa¨ªs y tambi¨¦n gan¨® adjudicaciones para instalar torres y actualizar equipos y redes para los tres principales operadores m¨®viles: Asiacell, una empresa de propiedad de Qatar; Zain Irak, parte de un grupo de telecomunicaciones de Kuwait; y Korek, controlado por Sirwan Barzani, de una importante familia local y sobrino del expresidente de la regi¨®n del Kurdist¨¢n de Irak.
Oriente Medio siempre fue un terreno dominado por las grandes compa?¨ªas de telecomunicaciones occidentales hasta que, tras esc¨¢ndalos de reputaci¨®n y malas apuestas de negocio, fueron perdiendo espacio frente a empresas chinas como Huawei. Ericsson intent¨® mantenerse en la carrera subcontratando parte de su trabajo a agentes locales e intermediarios, tomando as¨ª distancia del, a menudo, opaco negocio de conseguir contratos p¨²blicos en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo.
?Y en qu¨¦ se traduc¨ªa este tipo de presencia local? La investigaci¨®n interna describe formas de trabajar que tienen exactamente el mismo patr¨®n de los casos que llevaron al acuerdo con las autoridades estadounidenses en 2019: fondos en b, facturas infladas o falsas, esquemas de soborno y subcontratas que no hab¨ªan pasado ning¨²n control. Once personas, entre empleados y exempleados de Ericsson, violaron el c¨®digo ¨¦tico de la compa?¨ªa por lavado de dinero e intentos de obstaculizar la investigaci¨®n. Adem¨¢s, regalaron a sus clientes obras de arte, ropa, iPads, relojes o bol¨ªgrafos Mont Blanc, y pagaron viajes a Espa?a y a Suecia a 10 representantes del Ministerio de Defensa de Irak.
Ericsson tambi¨¦n confiaba en contactos locales, y Jawhar al-Sourchi ha sido uno de ellos. Este agente de ventas ayud¨® a la empresa a navegar en la burocracia iraqu¨ª durante 15 a?os. A trav¨¦s de su firma, Al-Awsat Telecommunication Services, consigui¨® contratos para Ericsson con agencias estatales y operadores de l¨ªneas m¨®viles, como Asiacell y Zain. Hasta el punto que, con el tiempo, la compa?¨ªa de Al-Sourchi se empez¨® a conocer en Irak directamente como ¡°Ericsson¡±. Ericsson, la de verdad, hab¨ªa dado poderes a Al-Awsat para firmar contratos en su nombre, y la empresa, destacan los investigadores, consigui¨® trabajos para compa?¨ªas de amigos y familiares de su due?o.
En su entrevista con los auditores internos de la compa?¨ªa, Al-Sourchi dijo que sus ¡°lazos estrechos¡± con personas con cargos importantes le permit¨ªan ¡°mover los hilos¡± a favor de Ericsson y que hizo ¡°muchos favores¡± a la compa?¨ªa, ayud¨¢ndola a ganar contratos en ¡°tiempos muy dif¨ªciles¡±. Ericsson, asegura Al-Sourchi, no habr¨ªa podido tener ¨¦xito en Irak sin su ayuda.
La empresa de Al-Sourchi se convirti¨® en una v¨ªa para canalizar millones de d¨®lares en pagos sospechosos, seg¨²n descubrieron los investigadores internos de Ericsson. Entre otros, hallaron 10,5 millones de d¨®lares destinados a empresas cuyo beneficiario final no pudo ser identificado; y de los 90 millones de d¨®lares en trabajos de consultor¨ªas facturados encontraron pruebas para justificar solo 27 millones. Una auditor¨ªa interna, de hecho, desvel¨® que gran parte de ese dinero fue a una cuenta personal de Al-Sourchi en Jordania. A trav¨¦s de Al-Awsat tambi¨¦n se pagaron billetes de avi¨®n en clase business para ejecutivos de la compa?¨ªa estatal de telefon¨ªa de Irak.
Los investigadores descubrieron adem¨¢s que los empleados de Ericsson utilizaron Al-Awsat para dirigir 500.000 d¨®lares ¡°en comisiones¡± al director de Asiacell ¡ªuna de las tres grandes compa?¨ªas de telecomunicaciones de Irak¡ª para adjudicarse la actualizaci¨®n de la red telef¨®nica en un importante proyecto en el pa¨ªs, llamado Proyecto Peroza. Consist¨ªa en reemplazar y ampliar la red de Asiacell existente, montando las torres de telefon¨ªa en una nave industrial donde ser¨ªan probadas antes de ser enviadas por todo Irak.
En dos entrevistas con The Washington Post, partner del ICIJ en esta investigaci¨®n, Al-Sourchi admiti¨® que sus amplias conexiones pol¨ªticas hab¨ªan ayudado a compa?¨ªas extranjeras a competir en Irak. ¡°Mi fuerza es que conozco a gente, conoc¨ª a todos los primeros ministros¡±, dijo antes de citarlos uno tras otro por su nombre. Rechaz¨® que ganara contratos gracias a sobornos u otro tipo de corrupci¨®n, y asegur¨® que nunca vio a Ericsson hacerlo: ¡°Alguien est¨¢ celoso y est¨¢ intentando desacreditar a la compa?¨ªa¡±, coment¨® sobre las acusaciones.
Trabajar en Mosul, con el permiso del Estado Isl¨¢mico
Entre 2013 y 2014, Ericsson tuvo que tomar una decisi¨®n fundamental. Mientras las milicias del Estado Isl¨¢mico conquistaban ciudades iraqu¨ªes, saqueando las casas y decapitando a rehenes ante las c¨¢maras, dos empleados propusieron suspender las operaciones en Mosul y en el resto de Irak. ?Merec¨ªa la pena quedarse?
Es justo el momento en el que Ericsson contrata a Simpson Tacher & Bertlett, el importante despacho de Nueva York, para investigar las posibles pr¨¢cticas corruptas dentro de la empresa despu¨¦s de hacer p¨²blico que colaborar¨ªa con la SEC para auditar su negocio internacional. El equipo legal lo constitu¨ªan tres exfuncionarios de Estados Unidos, y uno de ellos, Cheryl Scarboro, hab¨ªa trabajado como jefe de la unidad antisoborno de la misma SEC.
Mientras la investigaci¨®n de las autoridades estadounidenses avanzaba, Ericsson y sus clientes se encontraban con un nuevo problema: la instauraci¨®n del califato del Estado Isl¨¢mico de Irak y el Levante. En junio de 2014, lleg¨® hasta Mosul, la cuarta ciudad del pa¨ªs. En su per¨ªodo de m¨¢xima expansi¨®n, gobernaba sobre un territorio con ocho millones de habitantes entre Irak y Siria.
En ese contexto, Ericsson y sus subcontratas decidieron seguir trabajando. Al d¨ªa siguiente de la toma de Mosul por parte del Estado Isl¨¢mico, la compa?¨ªa estaba buscando contratistas para el proyecto Peroza de Asiacel, seg¨²n los documentos internos. Pero algunos empleados estaban convencidos de que el pa¨ªs se estaba convirtiendo en un lugar tan inseguro que la compa?¨ªa habr¨ªa tenido que invocar la cl¨¢usula de fuerza mayor en sus contratos: este punto le habr¨ªa brindado cobertura legal ante una situaci¨®n externa que le hubiese impedido seguir trabajando.
Fue por esto que Tom Nygren, entonces vicepresidente y asesor general de Ericsson en Oriente Medio, ¡°recomend¨® encarecidamente¡± a sus supervisores que utilizaran esa cl¨¢usula de fuerza mayor. Una propuesta que fue escuchada y elevada hasta la oficina ejecutiva de la compa?¨ªa, seg¨²n el testimonio de Roger Antoun, el ejecutivo de Ericsson que segu¨ªa el Proyecto Peroza. Pero Ericsson prefiri¨® seguir adelante: Tarek Saad, el director para Irak de la firma, y Rafiah Ibrahim, la jefa de Oriente Pr¨®ximo y Regi¨®n Africana, se opusieron a utilizar la cl¨¢usula, seg¨²n la investigaci¨®n interna.
Estos dos altos cargos estaban implicados adem¨¢s en un caso de ¡°corrupci¨®n e irregularidades financieras¡± descrito en los nuevos documentos: ambos fueron impulsados con ascensos a puestos de mando en 2018. Roger Antoun, en cambio, malvers¨® 308.000 d¨®lares a trav¨¦s de un fondo de dinero negro creado entre varias subcontratas. Esta revelaci¨®n motiv¨® gran parte de la investigaci¨®n en los potenciales pagos realizados a grupos terroristas. M¨¢s tarde, Antoun, que no ha contestado a las preguntas del ICIJ, devolvi¨® el dinero. Ericsson asegura que lo despidi¨® en enero de 2019.
¡°Si no pagas, ir¨¢n a por ti¡±
Seguir trabajando en Mosul trajo consecuencias inmediatas. Un mes despu¨¦s de decidir quedarse, Ericsson recomend¨® que Affan, un ingeniero que estaba probando las torres de telefon¨ªa como parte del Proyecto Peroza, entregara personalmente una carta en una oficina donde el Estado Isl¨¢mico hab¨ªa centralizado sus operaciones, seg¨²n ¨¦l mismo ha recordado a los medios del ICIJ. Affan ¡ªque solo quiere ser identificado con su nombre y trabajaba para Orbitel Telecommunications, una subcontrata de Ericsson¡ª cuenta que en la carta Ericsson y Asiacell ped¨ªan permiso al grupo terrorista para seguir trabajando en el ¨¢rea.
Seg¨²n el relato del ingeniero, tras entregar la misiva, un militante del Estado Isl¨¢mico lo llam¨® para citarle en un paso elevado, donde unos hombres con las caras tapadas le pusieron una capucha, le sentaron en el sill¨®n de atr¨¢s de una pickup de Toyota y se lo llevaron. Uno de los jefes de los asaltantes le oblig¨® a llamar a un directivo de Ericsson en Sulaymaniyah, en el norte del pa¨ªs y, a gritos, le amenaz¨® con hacer estallar las oficinas de Ericsson. ¡°El mismo hombre tambi¨¦n exigi¨® m¨¢s de dos millones de d¨®lares por cada mes que trabaj¨¢ramos sin el permiso del Estado Isl¨¢mico¡±, relata Affan.
La investigaci¨®n interna de Ericsson confirm¨® el secuestro, la llamada y la petici¨®n de dinero.
Affan asegura que los terroristas le ordenaron permanecer en su casa en Mosul hasta que Ericsson hiciera los pagos. No tuvo m¨¢s noticias de la compa?¨ªa y el resto de empleados dej¨® de contestar a sus llamadas. Unas semanas m¨¢s tarde, los milicianos del Estado Isl¨¢mico le dijeron que era libre de salir de su casa. Seg¨²n la investigaci¨®n, un gerente de Ericsson dijo que Asiacell ¡°consigui¨® unos acuerdos para que se liberara al reh¨¦n y Ericsson pudiera seguir trabajando en Mosul¡±. No se especifica qu¨¦ tipo de acuerdo: ¡°Las pruebas apuntan a que Asiacell se dedic¨® al contrabando y a pagos potencialmente ileg¨ªtimos directa e indirectamente a trav¨¦s de Ericsson¡±, afirman los investigadores.
Empleados de varias compa?¨ªas de telecomunicaciones y contratistas entrevistados por NDR y Daraj Media para el ICIJ aseguran que era sabido que las compa?¨ªas pagaban dinero a los militantes para evitar que se atacaran sus instalaciones y se dejara trabajar a los empleados. Affan lo resume as¨ª: ¡°Si tu negocio hace mover dinero, tienes que pagar. Si no pagas, ir¨¢n a por ti¡±.
La v¨ªa legal¡ o ¡°la v¨ªa r¨¢pida¡±
Como parte de la expansi¨®n del Proyecto Peroza, Ericsson y su socio, Asiacell, necesitaban transportar torres de telefon¨ªa desde Erbil, en el norte de Irak, hasta Ramadi, en el centro del pa¨ªs. Seg¨²n la investigaci¨®n interna, el contratista que eligieron, Cargo Irak, les dio dos opciones: la v¨ªa legal o ¡°la v¨ªa r¨¢pida¡±.
La conocida como ¡°v¨ªa r¨¢pida¡± era m¨¢s larga en kil¨®metros ¨Dy m¨¢s cara¡ª pero ten¨ªa la ventaja de evitar los puntos de control de la aduana iraqu¨ª, donde ese tipo de material pod¨ªa quedar retenido d¨ªas o incluso semanas. El ¨²nico problema de esta ruta alternativa era que hab¨ªa que atravesar territorio controlado por el Estado Isl¨¢mico. Es una ruta conocida por los periodistas y los camioneros del pa¨ªs entrevistados para esta investigaci¨®n period¨ªstica: los militantes del califato creaban puntos de control y atacaban o secuestraban a los viajeros en cualquier lugar de sus 100 kil¨®metros de recorrido. Un camionero de unos 40 a?os la define como ¡°aislada, terror¨ªfica e insegura¡±, en declaraciones a la empresa de radio y televisi¨®n alemana NDR. Sol¨ªa transportar ah¨ª comida y bebida, y lleg¨® a ver, al lado de la carretera, un cami¨®n en llamas con un hombre muerto de un disparo tendido al lado.
La investigaci¨®n interna lleg¨® a identificar hasta 30 camiones que pagaron entre 3.000 y 4.000 d¨®lares por cada carga para llevar material de Ericsson a trav¨¦s de las ¨¢reas ocupadas por varios grupos terroristas. Una tabla resumen muestra que en marzo de 2017 Ericsson pag¨® 22.000 d¨®lares por cami¨®n para tres cargamentos en un solo d¨ªa.
¡°No podemos excluir que Cargo Irak llegara a sobornar o realizar pagos il¨ªcitos financiando a grupos terroristas para llevar a cabo operaciones de transporte para Ericsson¡± evitando las aduanas oficiales, dice la investigaci¨®n interna. Bahez Abbas, due?o de Cargo Irak, ha rechazado ser entrevistado sobre este asunto.
Consecuencias colaterales
La revisi¨®n interna de Ericsson a menudo no consigue llegar a conclusiones espec¨ªficas y no entra a investigar algunas de las acusaciones m¨¢s explosivas, como que se hab¨ªa pagado a organizaciones terroristas. Un ejemplo: los investigadores de la compa?¨ªa no intentaron entrevistar a ning¨²n trabajador o representante de las subcontratas con las que trabajaban en Mosul o de la empresa de transportes que mov¨ªa los equipos de Ericsson por el territorio controlado por el ISIS.
Como parte de su trato con el Gobierno de Estados Unidos, Ericsson prometi¨® reportar casos de mala praxis y someterse a las auditor¨ªas de un observador externo durante tres a?os.
En la ¨²ltima audiencia del proceso, que culmin¨® en el acuerdo entre la SEC, el Departamento de Justicia y Ericsson, el fiscal dijo que no procesar¨ªa a la empresa y permiti¨® que una subsidiaria egipcia se declarara culpable en su lugar para evitar ¡°consecuencias colaterales¡±. A d¨ªa de hoy, Ericsson sigue pudiendo presentarse a cualquier licitaci¨®n de contratos p¨²blicos en Estados Unidos o en Europa.
Solo un empleado de Ericsson ha sido multado en el caso: Afework Bereket, condenado el a?o pasado por pagar 2,1 millones de d¨®lares para adelantar a Hawuei en la puja por un contrato en Djibouti. Permanece en libertad, pero, junto a otros tres empleados de Ericsson, se enfrenta a una causa penal en Suecia.
Ekholm, el consejero delegado de Ericsson, ha asegurado que la compa?¨ªa continuar¨¢ investigando lo sucedido en Irak.