Ayudas y demanda de energ¨ªa
Explicar el coste de la energ¨ªa y c¨®mo reducirlo no es una tarea f¨¢cil para gobernantes y responsables de empresas energ¨¦ticas
Est¨¢ costando ¨Dy de qu¨¦ manera¨D volver a una cierta normalidad econ¨®mica y financiera tras la fase aguda de la pandemia. La inflaci¨®n y los tipos de inter¨¦s de mercado son dos golpes encima de la mesa para entender que ...
Est¨¢ costando ¨Dy de qu¨¦ manera¨D volver a una cierta normalidad econ¨®mica y financiera tras la fase aguda de la pandemia. La inflaci¨®n y los tipos de inter¨¦s de mercado son dos golpes encima de la mesa para entender que no todo se puede arreglar con facilidades monetarias o con gasto. Es necesario cambiar la estructura y, sobre todo, asumir el coste de hacerlo hoy para un mejor ma?ana. En estos momentos, los gobiernos europeos debaten con Bruselas medidas para reducir la dependencia energ¨¦tica exterior y la factura que pagan consumidores y empresas por ello. Sin embargo, cuando no se cuenta con soluciones propias, cada medida es como tirar de la manta para cubrirse el pecho y dejarse al aire los pies, sean los propios o los del vecino porque la UE est¨¢ interconectada.
Los economistas discuten la idoneidad de algunas medidas adoptadas para reducir el coste de la energ¨ªa. Una premisa es definir el objetivo. Puede ser disminuir la dependencia energ¨¦tica respecto a Rusia. Puede intentar lograrse reducir lo que pagan ciudadanos y empresas. Otro prop¨®sito es, simplemente, reducir la inflaci¨®n. El problema es a qui¨¦n y c¨®mo dirigir las medidas y lograr estos objetivos. Espa?a gastar¨¢ 16.000 millones en subvenciones para la energ¨ªa. Ha conseguido tambi¨¦n la excepci¨®n ¡°ib¨¦rica¡± para su mix energ¨¦tico. Debate con la UE un plan para reducir a¨²n m¨¢s el coste de la electricidad.
Subvencionar el combustible en las estaciones de servicio, aunque reduce gastos a empresas y familias, dificulta reducir la dependencia energ¨¦tica y atemperar la inflaci¨®n. Esa ayuda a los usuarios finales mantiene un nivel alto de consumo. Habr¨ªa que moderarlo. Debemos dejar operar las se?ales de los precios cuando suben tambi¨¦n. Sobre todo, respecto a un bien que es m¨¢s escaso hoy que hace un a?o. No se debe mantener artificialmente la demanda. A corto plazo podamos moderar el precio de forma aparente. Al mantenerse el consumo, el precio de largo plazo seguir¨¢ siendo elevado. El precio no subvencionado sigue siendo alto. Con el descuento se paga un precio m¨¢s elevado que hace un a?o. No es gratis. Parte de la vuelta a la normalidad ¨Dcomo lo es la subida de tipos ante la inflaci¨®n disparada¨D debe ser tambi¨¦n asumir que el gasto fiscal no es un chicle infinitamente estirable.
Hay matices cruciales. Parte de los usuarios son transportistas y otros profesionales estrat¨¦gicos para el funcionamiento de la econom¨ªa. Sin subvenci¨®n, tienen un margen de negocio negativo o dif¨ªcilmente asumible y es l¨®gico apoyarlos ahora. Sin embargo, es conveniente que otros usuarios moderemos nuestro consumo energ¨¦tico. Conviene contemplar un marco m¨¢s amplio: si todos queremos avanzar hacia una econom¨ªa basada en energ¨ªas renovables y reducir dr¨¢sticamente la dependencia energ¨¦tica en pa¨ªses como el nuestro, hay que asumir cierta responsabilidad. No es gratis ni sencillo. Falta pedagog¨ªa al respecto, aun reconociendo que es dif¨ªcil porque explicar el coste de la energ¨ªa y c¨®mo reducirlo no es una tarea f¨¢cil para gobernantes y responsables de empresas energ¨¦ticas. En todo caso, el concepto de ahorro energ¨¦tico debe hacerse mucho m¨¢s visible en los pr¨®ximos meses.