Los diez meses que sacudieron los cimientos de la arquitectura energ¨¦tica europea
2022, sobre todo desde el inicio de la guerra, quedar¨¢ marcado como el a?o en el que el Viejo Continente alumbr¨® soluciones sin precedentes para paliar la crisis de precios: de la excepci¨®n ib¨¦rica al tope sobre el precio del gas en el mercado mayorista pasando por las compras conjuntas
¡°He visto cosas que no creer¨ªais: naves ardiendo m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n¡±. Si no fuera por la coda final, aquella ic¨®nica secuencia final de Blade Runner (1982) bien podr¨ªa haberse escrito pensando en lo ocurrido en el sector energ¨¦tico europeo en el a?o reci¨¦n terminado. Nadie, ni siquiera los m¨¢s agoreros, hubieran podido predecir una guerra en Europa y una sacudida tan transversal, del gas a la electricidad pasando por los carburantes. Pero tampoco nadie, ni siquiera los m¨¢s partidarios de introducir reformas agresivas en e...
¡°He visto cosas que no creer¨ªais: naves ardiendo m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n¡±. Si no fuera por la coda final, aquella ic¨®nica secuencia final de Blade Runner (1982) bien podr¨ªa haberse escrito pensando en lo ocurrido en el sector energ¨¦tico europeo en el a?o reci¨¦n terminado. Nadie, ni siquiera los m¨¢s agoreros, hubieran podido predecir una guerra en Europa y una sacudida tan transversal, del gas a la electricidad pasando por los carburantes. Pero tampoco nadie, ni siquiera los m¨¢s partidarios de introducir reformas agresivas en el funcionamiento de los mercados de energ¨ªa, hubieran podido imaginar que en menos de 10 meses se suceder¨ªan tantos cambios que, a su vez, abren la puerta a reformas de largo plazo que antes no estaban ¡ªni remotamente¡ª en la lista de tareas m¨¢s inmediatas.
A la fuerza ahorcan. El estallido de precios, sobre todo en el mercado el¨¦ctrico, hab¨ªa empezado mucho antes, en el verano de 2021. Afect¨®, en primera instancia, a los pa¨ªses del sur de la Uni¨®n ¡ªentre ellos, Espa?a¡ª, que ya desde entonces empezaron a estudiar y reclamar medidas de contenci¨®n a escala comunitaria. Pero no fue hasta la invasi¨®n rusa de Ucrania, a finales de febrero del a?o pasado, cuando la Comisi¨®n Europea se dio de bruces con la realidad: la crisis energ¨¦tica no era solo una cuesti¨®n de seguridad de suministro, como siempre la han visto Alemania y sus sat¨¦lites, sino tambi¨¦n de precios. Y hab¨ªa que hacer algo; esas ¡°cosas que no creer¨ªamos¡±.
Lo sucedido desde entonces es el perfecto ejemplo de que, cuando hay voluntad pol¨ªtica, se pueden remover incluso los cimientos m¨¢s f¨¦rreamente asentados del edificio normativo europeo. La supuesta infalibilidad del sistema mayorista de fijaci¨®n de precios de la luz era eso, supuesta. Esa y otras aparentes verdades esculpidas en piedra han ido cayendo, una tras otra, con el objetivo ¨²ltimo de evitar que la crisis energ¨¦tica golpease con m¨¢s crudeza si cabe a las familias y las empresas y que, en ¨²ltima instancia, mutase en algo m¨¢s: en una aut¨¦ntica crisis sist¨¦mica.
La presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, puso voz a este viraje el pasado 8 de junio, justo el d¨ªa en que Bruselas daba luz verde a la ansiada excepci¨®n ib¨¦rica, el mecanismo que ha permitido a Espa?a y a Portugal desligar ¡ªsiquiera parcialmente¡ª los rumbos del gas y de la luz. ¡°El mercado el¨¦ctrico ya no funciona. Est¨¢ dise?ado de la manera que era necesaria hace 20 a?os, cuando empezamos a introducir las renovables. Tenemos que reformarlo para adaptarlo a la realidad actual, en la que las renovables son dominantes¡±, desliz¨® entonces la jefa del Ejecutivo comunitario.
¡°Ha habido un cambio de paradigma muy fuerte y, sobre todo, muy r¨¢pido¡±, constata Luis Atienza, expresidente de Red El¨¦ctrica de Espa?a (REE). ¡°Antes o despu¨¦s, el debate sobre el marginalismo [el modelo por el que se retribuye a todas las fuentes de energ¨ªa el¨¦ctrica al precio de la m¨¢s cara] se iba a abrir s¨ª o s¨ª por el crecimiento de las renovables: de alguna forma, su final ya se estaba gestando, pero esta crisis lo ha precipitado, demostrando que, as¨ª, el mercado no funciona cuando se produce un choque de precios. Que hacen falta unas reglas distintas. Tanto en el mercado el¨¦ctrico como en el gasista se han dado pasos que parec¨ªan imposibles¡±, afirma.
El mecanismo ib¨¦rico es, quiz¨¢, el mejor ejemplo del giro copernicano en el parecer de las altas esferas europeas. Y constituye un potente precedente de futuro: es la primera vez en la historia del sistema el¨¦ctrico en la que Bruselas permite una excepci¨®n de este calibre para dos de sus miembros. Pero hay mucho m¨¢s. Ah¨ª est¨¢ el sistema de compras conjuntas de gas natural, igualmente in¨¦dito. Ah¨ª est¨¢ el tope sobre el precio del petr¨®leo que Rusia exporta a terceros pa¨ªses ¡ªy la prohibici¨®n de las compras comunitarias de ese crudo¡ª. Ah¨ª est¨¢ el reciente tope sobre el precio del gas en el mercado mayorista, un Rubic¨®n que durante meses Berl¨ªn y La Haya juraron y perjuraron no atravesar pero que es historia desde hace un par de semanas. Y ah¨ª est¨¢, tambi¨¦n, el aceler¨®n sin precedentes en las renovables, con una nueva regulaci¨®n con la que ni siquiera sus m¨¢s fervientes defensores so?aban y con un in¨¦dito consenso sobre lo que son: la ¨²nica alternativa real de la UE para liberarse de la dependencia energ¨¦tica y para que el d¨¦ficit comercial se torne en super¨¢vit.
¡°Si nos lo dicen hace un a?o, no nos lo creemos. Se ha intervenido en los mercados hasta un punto que parec¨ªa impensable y, a la vez, hemos visto una aceleraci¨®n en la apuesta por la transici¨®n energ¨¦tica¡±, valora Natalia Collado, investigadora de EsadeEcPol experta en regulaci¨®n. ¡°Estamos ante un gran cambio de contexto: hay que actuar en varios frentes a la vez, pero siempre manteniendo un equilibrio entre el corto plazo ¡ªla protecci¨®n de los consumidores¡ª y el largo ¡ªel movimiento hacia las fuentes renovables¡ª. En esa balanza seguimos movi¨¦ndonos¡±.
M¨¢s intervenci¨®n en los mercados
Atienza, una de las voces m¨¢s respetadas de Espa?a en materia energ¨¦tica, tiene claro que Europa camina ¡°lo quiera o no¡± hacia ¡°una mayor intervenci¨®n de los mercados, con un papel creciente de Gobiernos y reguladores¡±. ¡°Habr¨¢ que adaptarlas para que distorsionen lo menos posible y que se salvaguarde la competencia para favorecer la innovaci¨®n y la eficiencia; pero, sin duda, se tendr¨¢ que intervenir m¨¢s¡±, sentencia. ¡°Si algo ha quedado claro en esta crisis es que los mercados energ¨¦ticos no funcionan en piloto autom¨¢tico cuando vienen mal dadas¡±.
Lo ocurrido en los ¨²ltimos meses deja m¨¢s lecciones. ¡°Nos hemos dado cuenta de lo importante que son los mercados energ¨¦ticos para el conjunto de la econom¨ªa. ?Cu¨¢ndo antes los bancos centrales hab¨ªan prestado atenci¨®n a esto? No ¨¦ramos conscientes de c¨®mo de vitales eran para el buen funcionamiento de todo lo dem¨¢s¡±, apunta Natalia Fabra, profesora de la Universidad Carlos III de Madrid. ¡°Se ha intervenido los mercados por la v¨ªa de urgencia, porque no quedaba otra: solo se ha entendido que hab¨ªa que hacer algo cuando los precios de la electricidad se han disparado. Pero es solo un torniquete, que ha roto los paradigmas, s¨ª, pero que no deja de ser es un torniquete¡±, lamenta la tambi¨¦n asesora del Gobierno espa?ol para la reforma del mercado el¨¦ctrico.
Reforma integral
Con ese ¡°todav¨ªa¡±, Fabra se refiere a la reforma integral del sistema europeo, que echar¨¢ a andar en los pr¨®ximos d¨ªas, cuando la Comisi¨®n Europea someta a audiencia p¨²blica las l¨ªneas maestras de su propuesta de cambios en el complej¨ªsimo bazar el¨¦ctrico, ¡°el meollo de la cuesti¨®n¡±. El objetivo: una correcta retribuci¨®n de la energ¨ªa, que mantenga un equilibrio justo entre productores y consumidores y que, a la vez, incentive la inversi¨®n en renovables. ¡°Tras un 2022 de soluciones para salir del paso, 2023 deber¨ªa ser el a?o de las soluciones estructurales en todos los ¨¢mbitos energ¨¦ticos¡±, conf¨ªa. ¡°Si la crisis de deuda [de hace una d¨¦cada] demostr¨® que la teor¨ªa sobre la austeridad y la realidad funcionan de manera muy distinta, la crisis energ¨¦tica puede terminar con el marginalismo¡±.
No todo ha sido remar en positivo, claro. La sacudida ha aumentado la generaci¨®n f¨®sil ¡ªgas y carb¨®n¡ª, disparando las emisiones del sistema el¨¦ctrico. Alemania ha roto la banca y la baraja del mercado com¨²n con un salvavidas de m¨¢s de 200.000 millones de euros para sus familias y empresas; es m¨¢s de la mitad de lo que han puesto encima de la mesa los Veintisiete en su conjunto y el doble de lo que le corresponder¨ªa por PIB. Espa?a ha puesto en marcha ¡ªy retirado¡ª un subsidio indiscriminado y regresivo sobre los carburantes de automoci¨®n, en contra de lo que llevan a?o pidiendo organismos internacionales de todo pelaje. Y pr¨¢cticamente todos los Estados miembro han tenido que reducir o liquidar varios impuestos energ¨¦ticos para aliviar el bolsillo de los consumidores y atajar la ola inflacionista, con la consecuente merma en los ingresos p¨²blicos.
¡°La Comisi¨®n se ha tirado al monte y ha optado por dar rienda suelta y manga ancha a los Gobiernos¡±, cierra, bajo condici¨®n de anonimato, un consultor muy bien relacionado en Bruselas. ¡°Lo de Alemania, sobre todo, es un cambio de paradigma: antes, para cualquier cosa discrecional que quer¨ªa, los pa¨ªses poco menos que ten¨ªan que poner una instancia al Papa. A partir de ahora se van a permitir muchas m¨¢s cosas¡±, augura. Cosas que no creer¨ªais.