La reforma de las pensiones abre un debate sobre la justicia social en Francia
Emmanuel Macron prometi¨® subir la edad de jubilaci¨®n en la campa?a que le llev¨® a la reelecci¨®n en mayo de 2022 y lo piensa cumplir. Siete de cada diez franceses se oponen
Cuando en Francia se habla de reformar las pensiones, no se habla solo de las pensiones. Se ve estos d¨ªas con los centenares de miles de franceses que salen a la calle para protestar contra el aumento de la edad de jubilaci¨®n de los 62 a los 64 a?os.
La cuesti¨®n nunca es ¨²nicamente econ¨®mica y demogr¨¢fica, nunca se limita a debatir c¨®mo financiar las jubilaciones en una sociedad que envejece y en las que la esperanza de vida aumenta. Porque...
Cuando en Francia se habla de reformar las pensiones, no se habla solo de las pensiones. Se ve estos d¨ªas con los centenares de miles de franceses que salen a la calle para protestar contra el aumento de la edad de jubilaci¨®n de los 62 a los 64 a?os.
La cuesti¨®n nunca es ¨²nicamente econ¨®mica y demogr¨¢fica, nunca se limita a debatir c¨®mo financiar las jubilaciones en una sociedad que envejece y en las que la esperanza de vida aumenta. Porque en este pa¨ªs, cuando se habla de reformar las pensiones, se habla tambi¨¦n de otras cosas: de justicia social, de la calidad del trabajo, del derecho al descanso (y hasta a la pereza).
Al anunciar, a principios de enero, un plan para aumentar la edad de jubilaci¨®n a los 64 a?os en 2030, el Gobierno franc¨¦s abri¨® la caja de los truenos. El proyecto de ley contempla tambi¨¦n adelantar a 2027 la obligaci¨®n de haber cotizado 43 a?os para cobrar la pensi¨®n plena, medida inicialmente prevista para 2035.
Ya se han celebrado cuatro jornadas de manifestaciones masivas, y hay m¨¢s previstas. El s¨¢bado salieron a las calles de ciudades y pueblos de toda Francia, 963.000 personas, seg¨²n el Ministerio del Interior, y 2,5 millones, seg¨²n el sindicato CGT. La horquilla es enorme, pero en ambos casos la tendencia es parecida: m¨¢s manifestantes que el martes pasado, pero menos que el 31 enero, la jornada de protestas m¨¢s concurrida hasta ahora. Siete de cada diez franceses ¡ªde izquierdas y derechas, j¨®venes y mayores, ricos y pobres¡ª se oponen a la reforma.
En la Asamblea Nacional, los partidarios del presidente Emmanuel Macron carecen por ahora de una mayor¨ªa necesaria para adoptarla. Pero conf¨ªan en que la derecha moderada de Los Republicanos, hist¨®ricamente partidaria de esta reforma, vote a favor, sin dar nada por seguro.
El argumento del Gobierno es triple. Primero, econ¨®mico: la primera ministra, ?lisabeth Borne, alert¨® al inicio del debate que, sin la reforma, el d¨¦ficit suplementario del sistema de pensiones se elevar¨ªa a 100.000 millones de euros en la pr¨®xima d¨¦cada. Segundo, demogr¨¢fico: en los a?os setenta cotizaban tres trabajadores en activo por cada jubilado; en el 2000, dos; ahora, 1,7; en 2040 ser¨¢n 1,5. Y tercero: pol¨ªtico. Macron prometi¨® subir la edad de jubilaci¨®n en la campa?a que le llev¨® a la reelecci¨®n en mayo de 2022, y lo piensa cumplir. M¨¢s all¨¢ de los criterios econ¨®micos y geogr¨¢ficos, est¨¢ en juego su credibilidad como presidente reformista.
Los detractores de la reforma ¡ªsindicatos, izquierda, extrema derecha¡ª replican, a los argumentos econ¨®mico y demogr¨¢fico, que la urgencia es falsa. En 2021 y 2022 hubo, de hecho, un excedente en el sistema de pensiones. Algunos economistas se?alan que los d¨¦ficits previstos para los pr¨®ximos a?os est¨¢n lejos de ser alarmantes y que Francia podr¨ªa tomarse m¨¢s tiempo para reforma el sistema de una manera consensuada. Otros deslizan la sospecha de que Macron no reforma las pensiones por ninguna otra necesidad que la de cumplir con los criterios de d¨¦ficit y deuda de la Uni¨®n Europea: culpa de Bruselas.
Pero el argumento que m¨¢s ha calado es otro: el de la justicia social. Al obligar a los franceses a trabajar dos a?os m¨¢s, quienes m¨¢s lo notar¨¢n ser¨¢ quienes entraron m¨¢s j¨®venes en el mercado laboral, que suelen tener trabajos m¨¢s precarios y f¨ªsicamente desgastantes. Quienes entraron tarde ¡ªporque prolongaron los estudios y as¨ª ten¨ªan m¨¢s posibilidades de tener trabajos mejor remunerados, y m¨¢s placenteros¡ª lo notar¨¢n menos. Otros perjudicados: las mujeres con carreras interrumpidas por bajas de maternidad y periodos de inactividad, aunque gran parte de este problema ya existe y es fruto de las desigualdades en el mercado laboral y no de esta reforma espec¨ªfica. Otro punto d¨¦bil: los mayores de 60 a?os, que ya tienen dificultades para encontrar trabajo o pierde el que ten¨ªan. Se hace dif¨ªcil pensar c¨®mo los franceses trabajar¨¢n m¨¢s si no encuentran empleo a esa edad.
El Gobierno no niega que haya alternativas a trabajar dos a?os m¨¢s, pero cree que ser¨ªa un error recurrir a ellas. Estas alternativas son subir los impuestos, asumir un mayor endeudamiento o reducir el nivel de las pensiones. El montante medio de las pensiones para los residentes en Francia es de unos 1.509 euros brutos, 1.400 euros netos.
Francia, gobernada por un presidente al que la oposici¨®n de izquierdas y de extrema derecha acusa a veces de ultraliberal, es el pa¨ªs de la OCDE con mayor gasto social y el tercero en cuanto a gasto en el sistema de pensiones. Con Macron, el gasto no se ha reducido, y con la pandemia y las medidas antiinflaci¨®n m¨¢s bien ha ocurrido lo contrario: la econom¨ªa francesa se ha socializado todav¨ªa m¨¢s.
Pero al presidente se le reprocha que haya reducido los impuestos para los m¨¢s ricos con la supresi¨®n parcial del impuesto sobre la fortuna y que mantenga como un dogma la negativa general a subir impuestos. Las pensiones, en Francia, son solo una parte del problema.
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