Los repartidores de paqueter¨ªa durante Navidad: ¡°No paramos ni a beber un vaso de agua¡±
Las empresas de ¨²ltima milla empujan a los trabajadores, en su mayor¨ªa aut¨®nomos, al l¨ªmite de sus capacidades para cumplir con la explosiva demanda de paquetes durante estas fechas
Es v¨ªspera de Reyes y las calles se preparan para las famosas cabalgatas que paralizar¨¢n las urbes por horas. Amado L¨®pez, repartidor ecuatoriano de paqueter¨ªa de 53 a?os, aparca su furgoneta blanca frente a un edificio de seis plantas donde toca uno de los timbres: ¡°Tiene un paquete¡±, dice frente al telefonillo. No hay respuesta del otro lado, pero se escucha el desbloqueo de la puerta. Es una operaci¨®n que repetir¨¢ al menos cien veces m¨¢s a lo largo del d¨ªa. Corre de vuelta cuando le firman el recibo. En su veh¨ªculo le espera una mujer menuda con un gran abrigo negro, que le indica la pr¨®xim...
Es v¨ªspera de Reyes y las calles se preparan para las famosas cabalgatas que paralizar¨¢n las urbes por horas. Amado L¨®pez, repartidor ecuatoriano de paqueter¨ªa de 53 a?os, aparca su furgoneta blanca frente a un edificio de seis plantas donde toca uno de los timbres: ¡°Tiene un paquete¡±, dice frente al telefonillo. No hay respuesta del otro lado, pero se escucha el desbloqueo de la puerta. Es una operaci¨®n que repetir¨¢ al menos cien veces m¨¢s a lo largo del d¨ªa. Corre de vuelta cuando le firman el recibo. En su veh¨ªculo le espera una mujer menuda con un gran abrigo negro, que le indica la pr¨®xima parada. ?l mira el reloj. Se ha demorado demasiado en esa entrega. ?Cu¨¢nto?, tres minutos, cuando la marca establecida por la empresa ronda los dos.
La mujer es su esposa, M¨®nica Escalante, de 51 a?os, quien muchas veces llega tras finalizar su jornada en un supermercado. ¡°Que ella me acompa?e es vital para entregar todos los pedidos¡±, confiesa. En el veh¨ªculo aguardan m¨¢s de 150 paquetes que debe repartir en una sola jornada. No puede llegar con ninguno de vuelta al almac¨¦n porque ser¨ªa amonestado por la empresa a la que est¨¢ vinculado como aut¨®nomo. ¡°Es un mundo cada vez m¨¢s complicado¡±, explica sin parar un segundo mientras toma otra caja y se pone en marcha. ¡°Hay que trabajar de 10 a 12 horas diarias para llegar a fin de mes. Y pueden ser hasta 14 si vengo solo¡±.
L¨®pez es uno de los aproximadamente 60.000 repartidores que hay en Espa?a en el servicio de ¨²ltima milla, es decir, quienes se encargan de que los paquetes lleguen a las manos de los clientes. Y de este grueso, alrededor del 90% son aut¨®nomos, seg¨²n los datos la patronal del sector Uno Log¨ªstica.
La Navidad, ¨¦poca dorada para el comercio electr¨®nico, para L¨®pez se traduce en un frenes¨ª desde que carga con los env¨ªos a las siete de la ma?ana hasta que vac¨ªa por completo su furgoneta. Durante estas fechas ha llegado a tener 280 encomiendas en un d¨ªa. ¡°Cuando esto pasa y voy solo no me da tiempo a servirme un vaso de agua. Si mi esposa me acompa?a, podemos comer algo mientras estoy en la furgoneta¡±, rememora mientras acude a otro portal. Seg¨²n la patronal, desde finales de noviembre hasta mediados de enero se entregar¨¢n alrededor de 108 millones de paquetes, un 6,8% m¨¢s que en 2022. Equivale a m¨¢s de dos por habitante.
La cifra solo es comprensible cuando se observa el interior de la furgoneta. Cientos de cartones grandes y pesados (que pueden llegar a los 15 kilos), otros que caben en una mano y varios que son documentos. L¨®pez se encarga de llevar lo m¨¢s pesado y su esposa con un PDA va marcando las cajas que salen a entregarse. Aunque ella, abrazando dos o tres cartones, tambi¨¦n se diluye por alguna calle aleda?a para hacer alg¨²n reparto. ¡°Al final te queda un beneficio que, libre de gastos, ronda los 1.200 euros en temporada alta y 1.000 en baja¡±, comenta L¨®pez, ¡°para vivir el d¨ªa a d¨ªa. Nada m¨¢s¡±.
Francisco Aranda, presidente de la patronal Uno Log¨ªstica, en cambio, cree que las retribuciones de los repartidores no se han reducido. ¡°Otra cosa distinta es que los costes asociados de la actividad hayan subido fruto de la inflaci¨®n y los m¨¢rgenes se hayan visto mermados¡±, explica por correo electr¨®nico.
El sector del reparto ha ido creciendo en consonancia con el aumento del comercio electr¨®nico. En 2018, la patronal computaba 1.791 operadoras, que pasaron a ser 3.238 inscritas en noviembre de este a?o; aunque el conteo puede ser mayor porque solo se incluyen las que entregan paquetes de hasta 20 kilogramos. La pandemia fue un catalizador para que una gran cantidad de tiendas decidieran vender en l¨ªnea. Adem¨¢s, la aparici¨®n de nuevos portales como Shein, Temu y AliExpress tambi¨¦n ha empujado el volumen de los env¨ªos.
Isa¨ªas Rivera, 43 a?os, hace tiempo que dej¨® el ajetreo del reparto urbano atr¨¢s. El trabajador de origen colombiano, quien carga a lomos 20 a?os de experiencia en las entregas a puerta, cuenta que tuvo que ¡°rebelarse¡± en contra de la normativa del sector. Abri¨® una empresa especializada en los env¨ªos para las poblaciones rurales, donde las reglas de las grandes plataformas de log¨ªstica, especifica, no se aplican. ¡°Estoy en una zona que nadie quiere tomar, por lo que puedo marcar mi propio ritmo¡±, comenta por tel¨¦fono.
Explica que desde que Amazon desembarc¨® en Espa?a las reglas cambiaron para el sector. ¡°La plataforma norteamericana es quien marc¨® hace 10 a?os las pautas en este pa¨ªs¡±. En Amazon estiman el ritmo al que pueden entregar los conductores gracias a los datos que recoge de la geolocalizaci¨®n ¡ª¡°todo muy computarizado y virtual¡±¡ª pero no tienen en cuenta los contratiempos que un repartidor se puede encontrar a diario en la calle, como atascos, rutas cortadas, o la dificultad ¡ªcada vez m¨¢s elevada¡ª de aparcar dentro de la ciudad. Y si no se entrega toda la carga, hay penalizaciones, que en el peor de los casos, son descuentos en la n¨®mina.
Ahora timbra en otro portal y espera. Timbra de nuevo. Nadie responde. ¡°Es tiempo y dinero perdido¡±, asume cabizbajo. Como la mayor¨ªa de aut¨®nomos en el sector, si no entrega el pedido, no cobra por ¨¦l. Escribe una R (de retornar) en el paquete y regresa veloz a la furgoneta donde la monta?a de cajas va perdiendo altura. ?Bip, bip! Se escucha a medida que su esposa escanea m¨¢s y m¨¢s env¨ªos. Este a Buen Suceso 1 y este a Quintana 45, ordena Escalante quien se gu¨ªa por el barrio sin la ayuda de Google Maps.
¡ª ?Ya asignaste estas valijas?, pregunta L¨®pez.
¡ª S¨ª, vamos.
El rey de los env¨ªos
Amazon es la empresa que lidera el sector en Espa?a. En uno de sus centros log¨ªsticos en Corvera (Murcia) trabaja Natalia Hern¨¢ndez desde hace tres a?os. La moza de almac¨¦n, de 24 a?os, aclara que la mayor¨ªa de repartidores de la compa?¨ªa afrontan una gran presi¨®n para entregar los paquetes a tiempo. ¡°Debes tener una capacidad de movilidad alucinante¡±, esclarece Hern¨¢ndez, quien trata todos los d¨ªas con alrededor de 100 conductores. Comenta que la carga en Amazon asciende a los 200 paquetes al d¨ªa durante estas fechas y que la empresa no concibe que un solo env¨ªo regrese a la nave sin entregarse. ¡°Si ven que no vas a llegar con los repartos, avisan a alguien para que te apoye, pero eso tiene consecuencias: te ponen a trabajar los fines de semana¡±.
Detalla que en Amazon es capaz de controlar el ritmo de los repartidores a todas horas gracias a la aplicaci¨®n, propia de la firma, que usan los conductores para realizar la ruta. ¡°Nadie te ve, pero tienes una presi¨®n alucinante de que si paras te van a llamar en cualquier momento¡±, lamenta y a?ade que, aunque reconoce que la atenci¨®n al cliente de la empresa es ¡°su punto fuerte¡±, es a cambio de ¡°una carga de trabajo desmedida¡±. ¡°Si terminas tus entregas pronto, corres el riesgo de que te env¨ªen a apoyar a otro compa?ero y tranquilamente puedes acabar a las diez de la noche¡±, precisa.
El de la paqueter¨ªa, subraya, es un sector poco regulado, donde los convenios sectoriales llevan mucho tiempo sin actualizarse y que si la gente, en su mayor¨ªa joven para el caso de Murcia, acude a este en busca de empleo, es porque no hay muchas m¨¢s opciones de trabajo en la regi¨®n.
A medio d¨ªa en Madrid, L¨®pez lleva realizadas la mitad de las entregas de la jornada. Ha repartido por el distrito de la calle Princesa durante los ¨²ltimos tres a?os. Aunque pronto ¨¦l y su esposa dejar¨¢n el barrio porque les han asignado otra ruta. No piensa retirarse de este mundo. Lejos de todo, confiesa, este trabajo le permite tener los fines de semana libres para pasar con sus hijas o para llevar a cabo su principal afici¨®n: pinchar m¨²sica ecuatoriana en fiestas de la capital.
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