Liang Wenfeng, el alquimista de los algoritmos que fund¨® DeepSeek
Detr¨¢s de la IA china que ha hecho temblar los cimientos de las grandes tecnol¨®gicas de Silicon Valley se encuentra este ingeniero de 39 a?os, gestor de un fondo de capital riesgo que ha hecho una fortuna con modelos de predicci¨®n de inversiones
Liang Wenfeng es el rostro de la revoluci¨®n china de la inteligencia artificial. Pero muy pocos sab¨ªan de su existencia hasta hace unos d¨ªas. El fundador de DeepSeek, de 39 a?os, no es uno de esos gur¨²s de charlas Ted y omnipresencia medi¨¢tica. Su existencia es en gran medida un misterio. Ha vivido alejado del radar mientras constru¨ªa una peque?a rep¨²blica tecnol¨®gica desde la ciudad china de Hangzhou (provincia de Zhejiang, en la costa Est...
Liang Wenfeng es el rostro de la revoluci¨®n china de la inteligencia artificial. Pero muy pocos sab¨ªan de su existencia hasta hace unos d¨ªas. El fundador de DeepSeek, de 39 a?os, no es uno de esos gur¨²s de charlas Ted y omnipresencia medi¨¢tica. Su existencia es en gran medida un misterio. Ha vivido alejado del radar mientras constru¨ªa una peque?a rep¨²blica tecnol¨®gica desde la ciudad china de Hangzhou (provincia de Zhejiang, en la costa Este de China) que ha desafiado a los gigantes de Silicon Valley.
Experto en la alquimia de los algoritmos, la visi¨®n por computaci¨®n, el aprendizaje de m¨¢quinas; apasionado de las finanzas de alta frecuencia, a las que ha aplicado sus conocimientos de IA para generar una fortuna a trav¨¦s de un fondo de capital riesgo; tiene 39 a?os, es hijo de maestros de primaria, y no ha dicho esta semana ni una palabra a pesar del inmenso revuelo que ha provocado su criatura. Sus intervenciones p¨²blicas se cuentan con los dedos de una mano. Pero su fama le preced¨ªa ya en los c¨ªrculos de inversores de China.
¡°Nunca pretendimos ser un disruptor; ocurri¨® por accidente¡±, esboz¨® el a?o pasado en una de las escas¨ªsimas entrevistas que ha concedido. ¡°A menudo decimos que hay una brecha de uno o dos a?os entre la IA china y la estadounidense, pero la verdadera brecha est¨¢ entre la originalidad y la imitaci¨®n¡±, a?ad¨ªa. ¡°Si esto no cambia, China siempre ser¨¢ un seguidor. Algunas exploraciones son inevitables¡±.
Su trayectoria se ha convertido en motivo de orgullo nacional en el pa¨ªs asi¨¢tico, donde celebran que, a pesar de las restricciones al acceso de chips de ¨²ltima generaci¨®n impuestas por Washington, una compa?¨ªa china haya sido capaz de dar un zapatazo de escala geopol¨ªtica con una IA de c¨®digo abierto. El entrenamiento de su ¨²ltima versi¨®n, asegura la start-up, ha sido mucho m¨¢s barato y eficiente que el de rivales como OpenAI o Meta; sin necesidad de un uso intensivo de semiconductores de alta gama; y con menos mano de obra: la compa?¨ªa tiene 139 trabajadores dedicados a investigaci¨®n y desarrollo, una fracci¨®n de los 1.200 con los que OpenAI ha desarrollado ChatGPT.
Numerosos expertos han alabado el modelo; su aparici¨®n ha cuestionado las estructuras del sector. La estadounidense Nvidia, que fabrica los mejores microprocesadores que impulsan la IA ¨Dcuya venta a China est¨¢ prohibida¨D perdi¨® el lunes 589.000 millones de d¨®lares tras la irrupci¨®n. Fue la mayor destrucci¨®n de valor de la historia de la Bolsa. Mientras, DeepSeek se convert¨ªa en la IA m¨¢s descargada en AppStore.
¡°La paradoja de las sanciones¡±, lo denomina el cerebro de DeepSeek en respuesta a preguntas de EL PA?S. ¡°Al frenar el acceso a chips, EE UU impuls¨® a China a crear una IA m¨¢s eficiente (y potencialmente m¨¢s disruptiva)¡±, elabora su chatbot, que ha de cumplir en su argumentaci¨®n con los ¡°valores centrales del socialismo¡±, tal y como obliga la Ley en China.
El cuento de DeepSeek encaja con el relato que promueve la propaganda comunista. Los mandos de Pek¨ªn consideran crucial el desarrollo de la IA a medida que crece la competici¨®n entre superpotencias y se recrudece la batalla tecnol¨®gica. Las sanciones han acelerado la inversi¨®n de grandes sumas. No es casual que Liang Wenfeng fuera recibido por el primer ministro, Li Qiang, el 20 de enero, el mismo d¨ªa en que la compa?¨ªa lanzaba su ¨²ltima versi¨®n. Del encuentro sale tambi¨¦n una de las pocas fotograf¨ªas que circulan del fundador: el cuerpo menudo, el rostro afilado, el flequillo sobre las gruesas gafas de pasta; viste una americana de color met¨¢lico y un jersey de pico gris. Un tipo de aspecto anodino: en China, podr¨ªa ser cualquiera.
Nacido en 1985, Liang proviene de una aldea rural de la provincia de Guangdong, al sur del pa¨ªs. La prensa local ha recogido la fiebre generada en el pueblo estos d¨ªas de fiesta en que los chinos regresan al hogar familiar para celebrar el a?o nuevo. Hab¨ªa letreros colgados d¨¢ndole la bienvenida entre casas modestas. Su abuelo se ha convertido en una celebridad de Internet. Antiguos compa?eros y profesores han recordado en los medios an¨¦cdotas de un alumno brillante, aplicado, con talento. ¡°Cuando estaba en la escuela, sol¨ªa hacer experimentos sobre proyectos, estudiaba mucho y le encantaba el f¨²tbol¡±, recordaba un amigo. Uno de sus profesores mencionaba su extraordinaria aptitud matem¨¢tica, sus m¨¦todos propios para el estudio, su facilidad para retener las lecciones. ¡°Era callado, pero no un nerd.¡±
En 2002, a los 17 a?os, Liang fue el n¨²mero uno de su instituto en el gaokao, la exigente prueba de acceso a la universidad en China. Se matricul¨® en Ingenier¨ªa de la Electr¨®nica y la Comunicaci¨®n en la Universidad de Zhejiang, en Hangzhou, donde m¨¢s tarde acabar¨ªa instalando su empresa. Conocida como el Silicon Valley chino, en esta ciudad tienen su sede gigantes tecnol¨®gicos como Alibaba y el fabricante de robots Unitree.
Tras graduarse, Liang profundiz¨® en los laberintos de la IA y el aprendizaje autom¨¢tico. A los 25 a?os, en 2010, termin¨® un master con un trabajo sobre visi¨®n por computaci¨®n en el que indagaba sobre los algoritmos que permiten el seguimiento de objetivos a trav¨¦s de im¨¢genes generadas por c¨¢maras de vigilancia. Se meti¨® tambi¨¦n de lleno en la exploraci¨®n de la IA en el campo de las finanzas.
La idea de predecir los mercados mediante altas dosis de computaci¨®n no es nueva. El campo se conoce como quantum trading: las finanzas cuantitativas. Se remonta a los a?os ochenta y entre sus pioneros se encuentra el matem¨¢tico estadounidense Jim Simons, que acab¨® ganando miles de millones con su fondo Renaissance Technologies. Liang lo considera uno de sus ejemplos a seguir. ¡°Cada vez que encuentro dificultades en mi trabajo, pienso en las palabras de Simons: ¡®Tiene que haber una forma de modelar los precios¡±, escribir¨ªa el propio Liang en el pr¨®logo de la traducci¨®n china de El hombre que descifr¨® el mercado, una biograf¨ªa de 2019 sobre el matem¨¢tico estadounidense.
Para entonces, Liang ya lideraba el reputado fondo de capital riesgo High-Flyer, dedicado a estimar inversiones mediante c¨¢lculos de IA. Cofund¨® la compa?¨ªa en 2015 con compa?eros de la Universidad. El nicho estaba poco desarrollado en China y, en cuatro a?os, de 2016 a 2019, multiplic¨® por m¨¢s de diez sus activos pasando de 1.000 millones de yuanes (132 millones de euros) a 10.000 millones de yuanes (1.320 millones de euros), seg¨²n el diario hongkon¨¦s South China Morning Post.
En 2021, su cartera ascend¨ªa a m¨¢s de 100.000 millones de yuanes (13.430 millones de euros). Pero en abril de 2023, High-Flyer anunci¨® en su cuenta de WeChat que ampliar¨ªa sus competencias m¨¢s all¨¢ del sector de la inversi¨®n y concentrar¨ªa sus recursos en ¡°explorar la esencia de la IAG [Inteligencia Artificial General: el momento hipot¨¦tico en que las m¨¢quinas igualan las capacidades de comprensi¨®n humanas]¡±. DeepSeek fue creada un mes despu¨¦s.
¡°Nos mueve la curiosidad¡±, cuenta Liang en una de las dos ¨²nicas entrevistas que se le conocen, ambas en la revista china Waves. ¡°Queremos poner a prueba algunas conjeturas¡±. El art¨ªculo presenta al fondo High-Flyer como un ¡°gigante oculto de la IA¡±: antes de que Estados Unidos impusiera restricciones a los semiconductores, ya hab¨ªa comprado m¨¢s de 10.000 unidades de procesamiento gr¨¢fico (GPU) de Nvidia, y gastado 1.200 millones de yuanes (unos 159 millones de euros) en el desarrollo de grupos de computaci¨®n punteros. Parte del trabajo ya estaba hecho.
Ahora, el departamento de Comercio estadounidense investiga si la compa?¨ªa ha usado chips que no pueden ser vendidos a China; y OpenAI ha asegurado haber encontrado evidencias de que su rival utiliz¨® modelos patentados apara entrenar su IA, lo que podr¨ªa suponer una violaci¨®n de la propiedad intelectual.
En las entrevistas, el fundador de la start-up china defiende que el ¨¦xito se debe en buena medida a un equipo de talentos nacionales, joven, con m¨¢s habilidad que experiencia, formado por reci¨¦n graduados y doctorandos sin una jerarqu¨ªa marcada. ¡°La innovaci¨®n requiere la menor intervenci¨®n y gesti¨®n posibles, para que todos tengan libertad para jugar y la oportunidad de probar y equivocarse¡±. Waves define al empresario como una extravagancia en el sector: se comporta ¡°menos como un jefe y m¨¢s como un geek¡±.
Liang concluye que, para lograr el siguiente salto, ser¨¢ tambi¨¦n necesario cre¨¦rselo a escala nacional: ¡°?Por qu¨¦ Silicon Valley es tan innovador? Cuando sali¨® ChatGPT, toda China carec¨ªa de confianza para hacer innovaciones punteras, desde los inversores hasta las grandes empresas¡±. Muchos pensaban que la ¡°brecha¡± era demasiado grande, a?ade. ¡°La innovaci¨®n necesita primero confianza. Esta confianza suele ser m¨¢s evidente en los j¨®venes¡±.