El a?o que vivimos responsablemente
Queremos un mundo m¨¢s sostenible guiado por reglas universales. La COP27 y la revisi¨®n de las emisiones de CO?, la igualdad de g¨¦nero, la econom¨ªa circular y el ahorro energ¨¦tico han ocupado este a?o buena parte de los titulares. Y las marcas saben que, o demuestran prop¨®sito, o desaparecen
El viento se ha calmado una vez m¨¢s. Solo queda una hoja agit¨¢ndose contra el ventanal blanco. Quiz¨¢ detr¨¢s de ella hay alguien que resulta feliz. Es la misma esperanza que transmite la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Durante a?os ha sido vista por muchos como la respuesta a los m¨²ltiples fallos del capitalismo. La inequidad, la emergencia clim¨¢tica, la polarizaci¨®n, los populismos. Problemas que zarandean la esencia humana y que exigen el compromiso social de las empresas. Este ha sido el arranque del a?o. La primera hoja del calendario. Si durante 2021 la sostenibilidad estuvo constre?ida en esa placa de Petri que fue la pandemia, estos ¨²ltimos 365 d¨ªas ha roto su cristal y ha mostrado que no es ning¨²n experimento.
Quiz¨¢ es poco conocido, pero una peque?a empresa dedicada a la fabricaci¨®n de dulces llev¨® al registro, el a?o pasado, las mejores cuentas de su historia. Factur¨® unos 260 millones de euros. Un 41% m¨¢s que durante 2020. Produjo 86 millones de kilos de chuches. Estos ¨²ltimos meses ha buscado un inversor minoritario. La participaci¨®n era peque?a y la inversi¨®n que se ped¨ªa (tique, en la jerga financiera), alta. Bastantes fondos de capital riesgo se acercaron. El balance es excelente, pero muchos ¡ªapunta una fuente conocedora de la operaci¨®n, que pide el anonimato¡ª planteaban a los directivos id¨¦ntico rechazo: ¡°Su producto est¨¢ relacionado con el az¨²car¡±. La operaci¨®n se frustr¨®.
El mundo ha aprendido a leer entre l¨ªneas y comprende bien qu¨¦ es sostenible y qu¨¦ no lo es. Empieza a imponerse la medici¨®n y divulgaci¨®n de ciertos indicadores
Pocos podr¨ªan pensarlo en una industria, el private-equity, que persigue el dinero all¨ª donde se oculta. Como tambi¨¦n era inimaginable en febrero la invasi¨®n de Ucrania. Ha tra¨ªdo ¡ªadem¨¢s de horror¡ª una paradoja. La urgencia de acelerar la transici¨®n verde aunque en el corto plazo haya que volver al gas natural o a la energ¨ªa at¨®mica. ¡°El contexto geopol¨ªtico hace necesario un equilibrio entre sostenibilidad, seguridad de suministro y precios asequibles¡±, observa Clara Rey, directora de Sostenibilidad de Repsol. La pol¨ªtica de la realidad choca contra la realidad pol¨ªtica. Los inversores, los reguladores e incluso los ciudadanos est¨¢n mostrando un intenso activismo medioambiental y social.
Irrumpen nuevas siglas
Este a?o ha cambiado la sem¨¢ntica. RSC por ESG. La moda. (E) Medioambiental ¨Cdel ingl¨¦s Environment. S (Sostenibilidad). G (Gobernanza). Y ha aumentado la exigencia. ¡°Sostenibilidad es coherencia entre lo que dices y lo que haces pero, sobre todo, entre lo que haces y lo que te compete hacer¡±, resume Ver¨®nica L¨®pez, economista de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Ah¨ª no tiene lugar el greenwashing. Simular valores ESG. ¡°El mundo est¨¢ aprendiendo a leer entre l¨ªneas y comprender bien qu¨¦ es sostenible y qu¨¦ no lo es¡±, a?ade. Comienza a imponerse la medici¨®n y la divulgaci¨®n de KPI (indicadores) de sostenibilidad. La ciudadan¨ªa quiere conocer el impacto medioambiental de los productos y los servicios que ofrecen las empresas. ¡°Porque en los entornos de incertidumbre es cuando la transparencia cobra un valor especial¡±, refrendan en KPMG.
Quiz¨¢ uno de los grandes avances haya sido esa lectura cr¨ªtica. Palabras que quedan suspendidas en el aire al igual que una conversaci¨®n interrumpida. ¡°La crisis energ¨¦tica, que viene de antes de la guerra, hizo a muchas compa?¨ªas replantearse el tema de la transici¨®n y salir del marco mental simplista de invertir en renovables y todo solucionado¡±, indica Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo, catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Pompeu Fabra (UPF). Pues ha sido el tiempo de un adverbio relativo: ?c¨®mo? ?C¨®mo transformar el sistema energ¨¦tico, tecnol¨®gico, alimentario, automovil¨ªstico o financiero, entre otros, para que su impacto viaje por las traviesas ambientales y sociales que demanda este siglo?
Las finanzas han demostrado que resulta posible esa obligaci¨®n de no dejar a nadie atr¨¢s. La ley que protege a los consumidores y usuarios frente a situaciones de vulnerabilidad social y econ¨®mica result¨® un acierto para la ¡°S¡± de sostenibilidad y un eco a la brillante campa?a del jubilado valenciano, de 78 a?os, Carlos San Juan: ¡°Soy mayor, no idiota¡±. Llegaron, tambi¨¦n, los resultados del primer test clim¨¢tico del Banco Central Europeo (BCE) a las instituciones financieras. Si fuesen notas de colegio, ser¨ªa algo as¨ª como ¡°necesita mejorar¡±. O bien, en lenguaje t¨¦cnico: ¡°Las entidades de cr¨¦dito a¨²n no tienen suficientemente en cuenta el riesgo clim¨¢tico en sus modelos internos¡±. Eso narra las conclusiones.
Penalizaciones y aprendizaje
Sin embargo, este examen tambi¨¦n presiona a la banca para que considere arriesgadas (y por lo tanto, aplique tipos de inter¨¦s mayores o deje de financiar) a las industrias m¨¢s contaminantes. ¡°Ha sido una herramienta de aprendizaje para entidades y supervisores¡±, condensa Jes¨²s Morales, experto de banca en AFI.
La Arcadia ser¨ªa encontrar unos est¨¢ndares de sostenibilidad, al igual que un balance econ¨®mico se lee de una forma casi universal. En el Viejo Continente, de esta neopiedra de Roseta se encarga el Grupo Asesor Europeo de Informaci¨®n Financiera (EFRAG, por sus siglas en ingl¨¦s) y en Estados Unidos, la Comisi¨®n de Bolsa y Valores (SEC). Ambos han conseguido avances este a?o en busca de ese idioma com¨²n. Es complejo unificar lo que deben reportar las empresas, c¨®mo y con qu¨¦ garant¨ªas. Pero necesitamos elaborar esta nueva gram¨¢tica. ¡°Necesitamos asegurar una mayor convergencia en las iniciativas regulatorias, tanto en est¨¢ndares de reporting como en supervisi¨®n bancaria¡±, incide Toni Ballabriga, director global de Negocio Responsable en BBVA. Un mundo sostenible, una voz compartida. Se escucha, desde agosto, al entrar en una sucursal bancaria. Los asesores financieros y otros distribuidores est¨¢n obligados a preguntar a sus clientes sobre sus preferencias de inversi¨®n en sostenibilidad. Forman parte de las exigencias europeas de MiFID II (Directiva de los Requisitos de los Mercados Financieros), o lo que algunos llaman MiFID ¡®verde¡¯. Ya saben. El campo estar¨¢ verde y, al igual que en la canci¨®n, debe ser primavera. ¡°Porque todos los grandes fondos de private-equity tienen compa?¨ªas relacionadas con el mundo agrario y las firmas de biofertilizantes son muy buscadas este 2022¡å, revela Daniel Galv¨¢n, director de GBS Finance. Cerca en el tiempo (6-18 de noviembre) se celebr¨®, en el oasis egipcio de Sharm El Sheikh, la conferencia clim¨¢tica COP27, para actualizar los objetivos de descarbonizaci¨®n. Quiz¨¢ sea ya imposible limitar el aumento en 1,5? o 2?C a final de siglo o reducir el 50% de las emisiones en 2030. Pero Espa?a ha trenzado, desde hace a?os, una carpinter¨ªa normativa que arraiga este ejercicio. La Ley de Cambio Clim¨¢tico y Transici¨®n Ecol¨®gica, la Estrategia Espa?ola de Desarrollo Sostenible o los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas son algunos exponentes.
La presencia de mujeres en los consejos de administraci¨®n llega al 35,6% en el Ibex 35, solo cuatro d¨¦cimas por debajo de lo establecido por la CNMV
Este ser¨¢ parte del recorrido del a?o. Botes a contracorriente incesantemente dirigidos al futuro. Eficiencia energ¨¦tica, econom¨ªa circular ¡ªimpulsada por la aprobaci¨®n de la Ley de Residuos¡ª y el bum del reciclaje. La mejor ¡°R¡±. Faltan que sigan id¨¦ntica par¨¢bola ¡°reducir¡± y ¡°reutilizar¡±. Y algo ¡°inaceptable¡± ¡ªapunta Ver¨®nica L¨®pez¡ª: los #AllMalePanels. La igualdad de g¨¦nero se impone. La Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV) elev¨® al 40% el porcentaje de puestos de los consejos de administraci¨®n que deben estar ocupados por mujeres. En septiembre, el ratio, en el Ibex 35, alcanzaba un 35,6%. Falta. Pero navegamos cerca. Lideradas por Cellnex (54,5% de mujeres en su consejo), 14 compa?¨ªas ya han alcanzado, o superado, ese cielo, algo protector, del 40%. Fuera del ¨ªndice, las barcas avanzan tambi¨¦n. ¡°Nuestro Plan Director de Sostenibilidad prev¨¦ finalizar el a?o con un 30% en puestos directivos y con m¨¢s del 40% en posiciones de gerentes¡±, describen en Mutua Madrile?a.
El a?o de lo social
Es, tambi¨¦n, la era de la ¡°S¡±; el a?o de lo social. El Gobierno aprob¨® el Proyecto Estrat¨¦gico para la Recuperaci¨®n y la Transformaci¨®n de la Econom¨ªa (Perte) sobre la Econom¨ªa Social y los Cuidados, con una inversi¨®n de 808 millones de euros hasta 2026. ¡°Siendo una enorme cantidad de dinero, contrasta mal con los Pertes orientados a la ¡°E¡± de la ESG, como los del Veh¨ªculo El¨¦ctrico y Conectado (VEC), que manejar¨¢ 24.000 millones, o el de Energ¨ªas Renovables, Hidr¨®geno y Almacenamiento (ERHA), dotado con 9.450, cuyo prop¨®sito es impulsar la transici¨®n energ¨¦tica¡±, sintetiza Alberto Andreu, profesor de la Facultad de Econ¨®micas de la Universidad de Navarra. Pero como descubri¨® el Nobel de Econom¨ªa, John Nash (1928-2015), ¡°un mismo problema puede tener varias soluciones¡±.
El talento de Mr. Wall Street
La novelista Patricia Highsmith (1921-1995) podría haber escrito una obra titulada El talento de Mr.Wall Street. Hay que tenerlo para defender una postura y la contraria. En los años ochenta acuñó aquella máxima de “la codicia es buena”. Duró hasta 2019. Entonces, en agosto de ese año, la Business Roundtable —uno de los grupos corporativos de Washington más importantes, en cuyo consejo se sientan los CEO de Apple, Walmart y JP Morgan— redactó una publicitada declaración en la que defendía que el fin último de una empresa era el bienestar de “todos sus grupos de interés”. Hoy retrocede y sacrifica sus compromisos climáticos porque van en contra de los “intereses de sus inversores”. Pero en aquel año, fue un respaldo increíble a la responsabilidad corporativa. Desde entonces, y durante 2022, la Roundtable y sus miembros no han dejado de entorpecer las propuestas demócratas como el cuidado de los niños, la guardería y la salud pública asequibles, aliviar la pobreza o la reversión del cambio climático. Todo esto sucede con una guerra en Ucrania, una inflación que no se recordaba desde los años ochenta y el riesgo de recesión. Pero los ciudadanos —que han sufrido como Cristo en el Gólgota— no están dispuestos a sacrificar lo avanzado. “En este escenario, el enfado social aumentará y el riesgo de buscar culpables siempre acaba afectando a la reputación de las empresas”, avisa el economista José Carlos Díez. “La responsabilidad es más necesaria que nunca pero debe ser realista, transparente, creíble y adaptada a esta nueva realidad, que estará con nosotros un tiempo indeterminado”. Aunque cuando llega la tormenta, las empresas están obligadas a dar refugio a los ciudadanos. Si las grandes compañías —destaca José María Mollinedo, secretario general de los Técnicos de Hacienda, Gestha— aportan solo el 3,5% de sus beneficios, no están avalando la RSC. Deben tributar allí donde obtienen sus ganancias. La gente necesita abrigo fiscal en los días de lluvia.
En esta particular sem¨¢ntica, la sostenibilidad resulta sin¨®nimo de fragilidad. El ventanal blanco que detr¨¢s oculta si alguien es feliz. La trascendencia del ¨¢rea social. El cuidado de los otros irrumpe desde la era del Covid. ¡°El aumento de los hogares pobres [unos 620.000] creci¨® menos durante la pandemia que en la crisis financiera y de deuda de 2008-2013, gracias a la generalizaci¨®n de los ERTEs y las prestaciones para aut¨®nomos¡±, afirma Carlos Mart¨ªn, director del Gabinete Econ¨®mico de CC.OO. Este es el a?o de la protecci¨®n de los vulnerables. Y de mensajes que mezclan (?excesiva?) seguridad.
¡°Si alguien se preguntara si la vida ser¨ªa peor si no existiera Ikea, y te das cuenta de que s¨ª, de que ser¨ªa peor, significa que estamos haciendo las cosas bien¡±, defiende la compa?¨ªa sueca. Su programa, por ejemplo, Verdaderos Hogares, al que ha destinado 500.000 euros este a?o, transforma 50 espacios en casas de acogida, residencias temporales para j¨®venes tutelados o centros sociales comunitarios. Son los d¨ªas ¡ªm¨¢s que nunca¡ª de los derechos humanos. La Uni¨®n Europea obliga a las firmas a cumplir la ¡°debida diligencia¡±. Es importante. Deben controlar todos los aspectos de su cadena de suministro. Si se fabrica, por ejemplo, en Bangladesh, se responsabiliza de que se haga en condiciones justas. La Uni¨®n asume una obligaci¨®n legal que deber¨ªa corresponder al pa¨ªs de origen. Inaudito. Pero es la forma de proteger a los d¨¦biles.
Aminorar brechas
Y junto a la fragilidad, es el a?o de alzar puentes sobre la brecha de la desigualdad. Social, educativa, digital, econ¨®mica. Es verdad que los datos del informe de educaci¨®n PISA elaborado por la OCDE (en ciencias y matem¨¢ticas estamos por debajo de la media) no dejan en buen lugar a los pupitres espa?oles. Y que es uno de los motores que ceba la inequidad. ¡°Pero lo positivo es que este a?o existe un mayor consenso social y pol¨ªtico en la necesidad de corregir estas desigualdades¡±, subraya Alberto Muelas, director de Sostenibilidad de la consultora Kreab. Y agrega: ¡°La clase pol¨ªtica, la ciudadan¨ªa se ha dado cuenta de que desestabiliza un pa¨ªs. En los ¨²ltimos meses hemos visto intentos de co- rregir esta situaci¨®n¡±.
Sin duda, este 2022 ha sido la toma verdadera de conciencia. Vivimos en un mundo donde ocurre lo impensable. ?Alg¨²n gran estratega imagin¨®, en plena pandemia, que habr¨ªa una guerra en el centro de Europa? La contienda, los desastres clim¨¢ticos, la inseguridad econ¨®mica, han pasado bajo el dintel de la puerta de quienes m¨¢s seguros se sent¨ªan. ¡°Las empresas entendieron, por ejemplo, que la salud de sus trabajadores ya no se mide solo, como en el siglo pasado, por la esperanza de la existencia. Surge un cambio de paradigma. La calidad de vida, la alimentaci¨®n, la salud mental ganan m¨¢s importancia¡±, describe el experto. Ikea propone en sus centros de trabajo fisioterapia subvencionada, atenci¨®n m¨¦dica y sic¨®logo gratuito. Y Bankinter en su programa de cuidados ofrece bienestar intelectual y emocional.
Ejercicio de desaf¨ªos
Pero ser¨ªa un error pensar que vivimos en la carrerra de Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas y que habr¨¢ premio para todos. Este ejercicio ha sido un desaf¨ªo a la condici¨®n humana, entre la codicia (en los tiempos extremos resulta mayor la tentaci¨®n de enriquecerse) y la responsabilidad social.
Las grandes gestoras han visto que resultaba m¨¢s sencillo obtener beneficios creyendo en los antiguos ¨ªdolos: el petr¨®leo, el carb¨®n, el gas. Pero tambi¨¦n han descubierto a una generaci¨®n que no quiere vivir en una Tierra de corto plazo. Un mundo declina y otro emerge. La COP27 ha demostrado que, quiz¨¢, no llegaremos a todas las ambiciones clim¨¢ticas que la sociedad imagin¨® durante 2015 en Par¨ªs.
La Responsabilidad Digital Corporativa es la ¡°S¡± 2.0. Asumir todos los riesgos que la empresa puede generar con su actividad digital: provocar adicciones, h¨¢bitos poco saludables o los efectos de la inteligencia artificialEnrique Dans, profesor de Innovaci¨®n en el IE
Sin embargo, el hombre hered¨® un para¨ªso, y conservarlo es un reto de todas las generaciones, de todas las empresas. Puede costar m¨¢s o menos o, incluso, retrasarse. Sin embargo, ¡°las compa?¨ªas con prop¨®sito son aquellas que ganan dinero contribuyendo a solucionar los problemas de las personas y del planeta en lugar de ganarlo generando problemas a las personas y el planeta¡±. Es la coda ambidiestra de Colin Meyer ¡ªmiembro de la prestigiosa Academia Brit¨¢nica y exdecano de la escuela de negocios de la Universidad de Oxford-Sa?d Business School. ¡°Se imponen, este a?o, las marcas con conciencia. Ense?as con ADN transformador, que equilibran beneficios y prop¨®sito¡±, defiende Oriol Iglesias, profesor de Esade. El viento se ha calmado una vez m¨¢s. Las ondas de aire traen sobre el ventanal blanco esperanza, durante el a?o que jam¨¢s pensamos vivir tan peligrosamente.
J¨®venes bajo un mundo de biodiversidad
Muchas empresas sienten que descifrar a la juventud actual resulta más complejo que entender el manuscrito Voynich. No. Es igual que un programa de radio: tiene que sentir que hay alguien que hable para ellos. La consultora KPMG incorpora al año unos 800 profesionales. La mayoría, jóvenes. En el último trimestre, Cepsa, que está en plena transición hacia el mundo sostenible, fichó a cien chicos. Este 2022 ha puesto a los trabajadores jóvenes en el eje de rotación. Viajarán físicamente, o no, a la oficina. Pero será distinto. “Nosotros tenemos un modelo de trabajo híbrido que compagina la presencia y el teletrabajo e incluye, también, aspectos relacionados con el bienestar físico y emocional”, describe Rafael Fernández, director de Talento y Cultura de Cepsa. Por su parte, Ikea cubre el 95% de las vacantes de forma interna. El problema es que apenas hay, por ejemplo, ingenieros informáticos y si no ven un proyecto, un futuro, unos ingresos y un desafío, se marchan como esas nubes que pasan. La industria financiera, que transporta una alcuza, de difícil reputación, es aún más desafiante. CaixaBank ha construido un programa para que el talento joven encuentre este trébol de cuatro hojas. Se preguntan: “¿Qué debemos ofrecerles?, ¿en qué áreas están los proyectos que más les motivan?, ¿qué expectativas tienen a medio plazo?” Dialogar siempre es un acierto.
Porque los jóvenes rechazan habitaciones sin cunas, horarios interminables, sueldos escasos. Precariedad. Sin duda, prefieren abrir la ventana y contemplar la primavera deslizándose montañas arriba. Europa parece haber leído el manuscrito. Prepara la Ley de Restauración de la Naturaleza, en abril se celebró la COP de diversidad y el TNFD (grupo de trabajo sobre divulgaciones financieras relacionadas con la naturaleza) está activo. ¿Su misión? Crear un marco para que las empresas informen sobre los impactos medioambientales. Urge aprender. Introducción al manuscrito Voynich. Abran el libro por la primera página.