La adopci¨®n cautelosa de d¨®lares digitales por parte de la Fed
Si el primer intento de la Fed fracasa, tal vez tenga que esperar d¨¦cadas antes de intentarlo de nuevo
Los gobiernos de muchos pa¨ªses, principalmente el de China, siguen experimentando con las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC por sus siglas en ingl¨¦s). El dinero 3.0 est¨¢ avanzando a toda velocidad y, con su reciente documento t¨¦cnico, titulado El d¨®lar estadounidense en la era de la transformaci¨®n digital, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, claramente rezagada, finalmente ha comenzado a intervenir,...
Los gobiernos de muchos pa¨ªses, principalmente el de China, siguen experimentando con las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC por sus siglas en ingl¨¦s). El dinero 3.0 est¨¢ avanzando a toda velocidad y, con su reciente documento t¨¦cnico, titulado El d¨®lar estadounidense en la era de la transformaci¨®n digital, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, claramente rezagada, finalmente ha comenzado a intervenir, aunque s¨®lo de manera poco entusiasta en este debate. Su cautela es entendible, ?pero es excesiva?
La Fed fija una vara extremadamente alta para introducir un d¨®lar digital para el p¨²blico minorista. Para empezar, sus expertos nos dicen que la nueva forma de moneda debe brindar beneficios de manera m¨¢s efectiva que otros m¨¦todos, supuestamente en referencia a las stablecoins digitales vinculadas al d¨®lar y a las cuentas bancarias existentes. Por ejemplo, un supuesto beneficio de un d¨®lar digital es ofrecer una ¡°compensaci¨®n en tiempo real¡± para peque?os pagos, lo que por supuesto la moneda en papel ya hace, y la Fed planea introducir en breve pagos electr¨®nicos de 24 horas a trav¨¦s de los bancos. La moneda digital tambi¨¦n debe proteger la privacidad (las autoridades chinas dicen lo mismo) y no facilitar la actividad criminal, lo cual es ir¨®nico dada la popularidad del billete de 100 d¨®lares en la econom¨ªa sumergida global.
Lo m¨¢s problem¨¢tico de todo es el requerimiento de la Fed de que los beneficios esperados a partir de introducir un d¨®lar digital superen cualquier riesgo que esto pueda crear. Es un obst¨¢culo muy dif¨ªcil pero razonable. A pesar de todos los defectos de la infraestructura financiera existente del mundo, su funcionamiento interno se ha mantenido esencialmente intacto durante d¨¦cadas. Imaginemos un escenario de pesadilla en el que un d¨®lar digital mal dise?ado dejara abierta una puerta trasera que permitiera que una potencia extranjera hostil cerrara de una sola vez todo el sistema financiero global basado en el d¨®lar.
Dejando de lado los riesgos, no es dif¨ªcil de entender por qu¨¦ la Fed se muestra particularmente reticente a cualquier cambio cu¨¢ntico en el sistema financiero existente. Despu¨¦s de todo, el dominio internacional del d¨®lar le aporta infinidad de beneficios a Estados Unidos. Reduce los tipos de inter¨¦s que tienen que pagar los ciudadanos y las corporaciones estadounidenses, por no mencionar aquellas para el mayor prestatario del mundo, el Gobierno de Estados Unidos ¡ªlo que Val¨¦ry Giscard d¡¯Estaing, el entonces ministro de Finanzas de Francia, llamaba el ¡°privilegio exorbitante¡± de Estados Unidos¡ª.
El dominio del d¨®lar tambi¨¦n les da a las autoridades norteamericanas una influencia sobre la estructura del sistema financiero global, inclusive un acceso privilegiado a informaci¨®n sobre las transacciones mundiales con d¨®lares. Asimismo, permite a Estados Unidos imponer sanciones financieras significativas. Rusia ha sido objeto de sanciones financieras selectivas desde su anexi¨®n de Crimea en 2014, pero la Administraci¨®n del presidente Joe Biden ahora amenaza con medidas mucho m¨¢s fuertes en caso de una invasi¨®n rusa de Ucrania.
Mientras otros bancos centrales lideran la tarea de introducir monedas digitales, algunos temen que la Fed pueda encontrarse en la posici¨®n de Eastman Kodak (fundador de la marca del mismo nombre) cuando lleg¨® la fotograf¨ªa digital, o de los fabricantes de relojes mec¨¢nicos suizos cuando los relojes digitales se volvieron ubicuos.
Pero hay otra raz¨®n m¨¢s sutil para la reticencia de la Fed frente al d¨®lar digital: Estados Unidos sigue siendo fundamentalmente una democracia y una econom¨ªa de mercado. Si bien el Gobierno tiene un poder regulatorio y legal considerable para implementar la adopci¨®n de su moneda digital, esto se aplica s¨®lo hasta un punto. No se puede obligar a la poblaci¨®n norteamericana a aceptar una transici¨®n que no quiere. ?Recuerdan cuando el Tesoro intent¨® popularizar los billetes de dos d¨®lares porque ahorrar¨ªa dinero en la impresi¨®n de billetes de un d¨®lar?
De manera que, cuando Estados Unidos efectivamente intente introducir un d¨®lar digital para el ciudadano de a pie ¡ªcosa que creo que terminar¨¢ haciendo¡ª, tal vez s¨®lo le d¨¦ un mordisco a la manzana. En este momento, el rango de tecnolog¨ªas y opciones para las CBDC es casi ilimitado. La Autoridad Monetaria de Singapur recientemente realiz¨® un concurso para dise?ar el d¨®lar de Singapur digital y la ronda final ¡ªen la cual particip¨¦ como juez¡ª no ten¨ªa menos de 15 entradas diversas. Si el Gobierno chino decide que eligi¨® la tecnolog¨ªa equivocada para su CBDC, puede decirle a todo el mundo que quiere dar marcha atr¨¢s. Pero si el primer intento de la Fed con un d¨®lar digital fracasa, debido a una falta de inter¨¦s p¨²blico y a una acometida pol¨ªtica, tal vez tenga que esperar d¨¦cadas antes de intentarlo de nuevo.
Una cuesti¨®n visiblemente ausente en la documentaci¨®n t¨¦cnica de la Fed es c¨®mo el organismo planea regular las tecnolog¨ªas financieras descentralizadas de Web 3.0, un dominio donde las autoridades estadounidenses hasta el momento parecen estar perdidas. En particular, los reguladores estadounidenses necesitan con urgencia hacer mucho m¨¢s para guiar y restringir el crecimiento de las criptomonedas privadas y sus muchos derivados. Como se?al¨® la senadora estadounidense Elizabeth Warren, ¡°las criptomonedas son la nueva banca en la sombra¡±. La opini¨®n generalizada de que las criptomonedas se utilizan b¨¢sicamente para inversi¨®n y no para transacciones y flujos de capital ¡ªuna visi¨®n que suscribe el documento de la Fed¡ª es una mera ilusi¨®n, como ha demostrado la investigaci¨®n reciente.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha sostenido que introducir una CBDC estadounidense debilitar¨¢ la demanda de criptomonedas. Esta es una de las motivaciones de la Fed para producir su investigaci¨®n t¨¦cnica. Pero gran parte de la demanda de criptomonedas como bitcoins proviene de la econom¨ªa sumergida global, ya sea para compras de drogas ilegales en la internet oscura, evasi¨®n de sanciones por parte de oligarcas rusos, fuga de capitales, lavado de dinero o evasi¨®n impositiva.
Es irrefutable la necesidad actual de una regulaci¨®n estricta del uso de criptomonedas de las econom¨ªas avanzadas, y de otras CBDC en tanto vayan siendo utilizadas internacionalmente. La reticencia de la Fed a apresurarse a lanzar un d¨®lar digital es entendible, pero no es una excusa para el ritmo lento de la reforma regulatoria.
Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional, es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas en la Universidad de Harvard.
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