Las criptomonedas son las nuevas hipotecas basura
Con sus enormes fluctuaciones de precio sin relaci¨®n aparente con los par¨¢metros econ¨®micos b¨¢sicos, las monedas digitales son casi lo m¨¢s arriesgado que puede llegar a ser un activo

Si el mercado de valores no es la econom¨ªa ¡ªque no lo es¡ª, las criptomonedas como el bitcoin tampoco lo son en absoluto. A pesar de ello, la moneda digital se ha convertido en un tipo de activo muy importante (y ha reportado enormes ganancias a muchos compradores); el oto?o pasado, el valor de mercado combinado de las monedas digitales casi hab¨ªa alcanzado los tres billones de d¨®lares. Sin embargo, desde entonces los precios se han desplomado, haciendo desaparecer de golpe alrededor de 1,3 billones de d¨®lares de la capitalizaci¨®n de mercado. El pasado jueves por la ma?ana, el precio del bitcoin hab¨ªa bajado a casi la mitad con respecto al m¨¢ximo de noviembre. As¨ª las cosas, ?qui¨¦n est¨¢ sufriendo los da?os de esta ca¨ªda, y cu¨¢les podr¨ªan ser sus efectos en la econom¨ªa?
Pues bien, yo veo desagradables similitudes con la crisis de las hipotecas basura de la d¨¦cada de 2000. No, las criptomonedas no amenazan el sistema financiero; los n¨²meros no son lo bastante grandes para ello. No obstante, cada vez tenemos m¨¢s pruebas de que sus riesgos recaen de forma desproporcionada sobre personas que no saben en qu¨¦ se est¨¢n metiendo, y que se encuentran en mala posici¨®n para afrontar los reveses.
?De qu¨¦ va esto de la criptomoneda? Hay muchas maneras de hacer pagos digitales, desde Apple Pay y Google Pay hasta Venmo. Sin embargo, los sistemas de pago convencionales dependen de un tercero ¡ªpor lo general, su banco¡ª para verificar que ustedes poseen realmente los activos que est¨¢n transfiriendo. Las monedas encriptadas utilizan una compleja codificaci¨®n que, supuestamente, elimina la necesidad de estos terceros. Los esc¨¦pticos nos preguntamos por qu¨¦ es necesario eliminarlos, y sostenemos que, a fin de cuentas, la moneda digital no es m¨¢s que una manera cara y complicada de hacer cosas que se podr¨ªan haber hecho m¨¢s f¨¢cilmente de otra forma, lo cual explica por qu¨¦ los criptoactivos siguen teniendo pocas aplicaciones legales 13 a?os despu¨¦s de que se introdujera el bitcoin. La respuesta, seg¨²n mi experiencia, suele adoptar la forma de un incomprensible batiburrillo verbal.
Lo sucedido recientemente en El Salvador, que adopt¨® el bitcoin como moneda de curso legal, parece reforzar a los esc¨¦pticos: los residentes del pa¨ªs que intentaron utilizarlo se encontraron con descomunales cargos por transacci¨®n. A pesar de ello, la criptomoneda se ha comercializado con eficacia, ya que consigue al mismo tiempo parecer futurista y conjurar los viejos temores de los adictos al oro de que el Gobierno se lleve parte de sus ahorros forzando la inflaci¨®n. Al mismo tiempo, los enormes beneficios del pasado han atra¨ªdo a inversores preocupados por dejar pasar la oportunidad. De este modo, la moneda digital se ha convertido en un tipo de activo de considerable magnitud, aunque nadie pueda explicar claramente para qu¨¦ sirve.
Pero ahora se ha derrumbado. Tal vez se recupere y se dispare a nuevos m¨¢ximos, como en el pasado. Sin embargo, de momento los precios est¨¢n bajando. ?Qui¨¦nes son los perdedores? Como ya he dicho, llegan ecos inquietantes de la crisis de las hipotecas de alto riesgo de hace 15 a?os.
Es poco probable que la criptomoneda provoque una crisis econ¨®mica general. El mundo es grande, e incluso 1,3 billones de d¨®lares de p¨¦rdidas representan tan solo alrededor del 6% del PIB estadounidense, un golpe de un orden de magnitud inferior a los efectos de la ca¨ªda de los precios de la vivienda cuando estall¨® la burbuja inmobiliaria. Adem¨¢s, las actividades como la miner¨ªa de bitcoins, aparte de ser destructivas para el medio ambiente, son insignificantes desde el punto de vista econ¨®mico comparadas con la construcci¨®n de viviendas, cuyo desplome desempe?¨® un papel importante como causante de la Gran Depresi¨®n.
Con todo, hay personas perjudicadas. ?Qui¨¦nes son? Parece que los inversores en criptomonedas son diferentes de los que invierten en otros activos, como las acciones, entre los que hay una representaci¨®n desproporcionada de blancos ricos con estudios universitarios. Seg¨²n una encuesta de la organizaci¨®n de investigaci¨®n social NORC, el 44% de los inversores en moneda digital son no blancos, y el 55% no tiene un t¨ªtulo universitario. Esto coincide con la prueba anecd¨®tica de que la moneda digital se ha vuelto extraordinariamente popular entre las minor¨ªas y la clase trabajadora.
NORC opina que estos datos son fant¨¢sticos, ya que ¡°las criptomonedas est¨¢n abriendo oportunidades de inversi¨®n a actores m¨¢s diversos¡±. Pero yo me acuerdo de los tiempos en los que las hipotecas de alto riesgo recibieron elogios similares y fueron aclamadas como una manera de dar acceso a los beneficios de la propiedad inmobiliaria a grupos antes excluidos de ella. Sin embargo, result¨® que muchos prestatarios no sab¨ªan en qu¨¦ se estaban metiendo.
Las criptomonedas, con sus enormes fluctuaciones de precio sin relaci¨®n aparente con los par¨¢metros econ¨®micos b¨¢sicos, son casi lo m¨¢s arriesgado que puede llegar a ser una categor¨ªa de activos.
Ahora bien, es posible que quienes seguimos siendo incapaces de ver para qu¨¦ sirven estas monedas digitales, aparte de para blanquear dinero y evadir impuestos, no nos estemos enterando de nada. Tal vez la creciente valoraci¨®n (aunque no el uso) del bitcoin y sus rivales represente algo m¨¢s que una burbuja, en la que la gente compra un activo por el simple hecho de que otros han hecho dinero con ¨¦l en el pasado. Y est¨¢ bien que los inversores apuesten contra los esc¨¦pticos.
Pero esos inversores deber¨ªan ser personas bien preparadas para hacer esa valoraci¨®n y con la seguridad financiera necesaria para soportar las p¨¦rdidas si, al final, los esc¨¦pticos tenemos raz¨®n.
Por desgracia, esto no es lo que est¨¢ pasando. Y si me preguntan a m¨ª, las autoridades reguladoras han cometido el mismo error que con las hipotecas basura: no han protegido a la gente de unos productos financieros que nadie entend¨ªa, y muchas familias vulnerables pueden acabar pagando el precio.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2022. Traducci¨®n de News Clips
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.