Debemos luchar contra el chantaje de los aut¨®cratas
Europa tiene que cortar con celeridad las importaciones de petr¨®leo y gas ruso: en juego est¨¢ no solo el futuro de Ucrania
El 12 de abril de 1861, la artiller¨ªa rebelde abri¨® fuego contra Fort Sumter, dando comienzo a la Guerra Civil estadounidense. La guerra acabar¨ªa siendo una cat¨¢strofe para el Sur, que perdi¨® m¨¢s de una quinta parte de sus hombres j¨®venes. Pero, ?por qu¨¦ los secesionistas creyeron que podr¨ªan salirse con la suya?
Una de las razones era que cre¨ªan disponer de una poderosa arma econ¨®mica. La econom¨ªa del Reino Unido, la primera potencia mundial en aquella ¨¦poca,...
El 12 de abril de 1861, la artiller¨ªa rebelde abri¨® fuego contra Fort Sumter, dando comienzo a la Guerra Civil estadounidense. La guerra acabar¨ªa siendo una cat¨¢strofe para el Sur, que perdi¨® m¨¢s de una quinta parte de sus hombres j¨®venes. Pero, ?por qu¨¦ los secesionistas creyeron que podr¨ªan salirse con la suya?
Una de las razones era que cre¨ªan disponer de una poderosa arma econ¨®mica. La econom¨ªa del Reino Unido, la primera potencia mundial en aquella ¨¦poca, depend¨ªa en gran medida del algod¨®n del sur, y pensaban que la interrupci¨®n de ese suministro obligar¨ªa a los brit¨¢nicos a intervenir del lado de la Confederaci¨®n. De hecho, la Guerra Civil provoc¨® inicialmente una ¡°hambruna de algod¨®n¡± que dej¨® sin trabajo a miles de brit¨¢nicos. Al final, como es l¨®gico, el Reino Unido se mantuvo neutral, en parte porque los trabajadores brit¨¢nicos ve¨ªan la Guerra Civil como una cruzada moral contra la esclavitud y apoyaron la causa de la Uni¨®n a pesar de todo el sufrimiento.
?Por qu¨¦ volver a contar esta vieja historia? Porque tiene una relevancia evidente para la invasi¨®n rusa de Ucrania. Parece que est¨¢ bastante claro que Vladimir Putin ve¨ªa la dependencia de Europa, y de Alemania en particular, del gas natural ruso de la misma manera que los propietarios de esclavos ve¨ªan la dependencia del Reino Unido del rey algod¨®n: una forma de dependencia econ¨®mica que obligar¨ªa a estas naciones a facilitar sus ambiciones militares.
Putin no andaba equivocado del todo. La semana pasada reproch¨¦ a Alemania su falta de voluntad para hacer sacrificios econ¨®micos por el bien de la libertad de Ucrania. Pero no olvidemos que la respuesta de Alemania a las peticiones por parte de Ucrania de ayuda militar a las puertas de la guerra tambi¨¦n fue pat¨¦tica. El Reino Unido y Estados Unidos se apresuraron a proporcionar armas letales, entre ellas centenares de misiles antitanque que fueron cruciales para repeler el ataque ruso a Kiev. Alemania se ofreci¨® y se demor¨® en entregar... 5.000 cascos.
Y no es dif¨ªcil suponer que si, por ejemplo, Donald Trump siguiera siendo presidente de Estados Unidos, la apuesta de Putin por el comercio internacional como fuerza de coacci¨®n, y no de paz, se habr¨ªa confirmado.
Si piensan que estoy intentando avergonzar a Alemania para que se convierta en un mejor defensor de la democracia, est¨¢n en lo cierto. Pero tambi¨¦n trato de hacer hincapi¨¦ en la relaci¨®n entre la globalizaci¨®n y la guerra, que no es tan simple como mucha gente daba por hecho.
Hace tiempo que las ¨¦lites occidentales creen que el comercio es bueno para la paz, y viceversa. La prolongada presi¨®n de Estados Unidos a favor de la liberalizaci¨®n del comercio, que comenz¨® incluso antes de la Segunda Guerra Mundial, siempre fue en parte un proyecto pol¨ªtico: Cordell Hull, secretario de Estado de Franklin Roosevelt, estaba firmemente convencido de que la reducci¨®n de los aranceles y el aumento del comercio internacional contribuir¨ªan a sentar las bases para la paz.
Tambi¨¦n la Uni¨®n Europea fue un proyecto tanto econ¨®mico como pol¨ªtico. Sus or¨ªgenes se encuentran en la Comunidad Europea del Carb¨®n y del Acero, creada en 1952 con el objetivo expl¨ªcito de hacer que la industria francesa y alemana fueran interdependientes hasta el punto de que no pudiera haber otra guerra europea.
Y las ra¨ªces de la actual vulnerabilidad de Alemania se remontan a la d¨¦cada de 1960, cuando el Gobierno de Alemania Occidental comenz¨® a aplicar la Ostpolitik o ¡°pol¨ªtica oriental¡±, a fin de normalizar las relaciones, incluidas las econ¨®micas, con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, con la esperanza de que la creciente integraci¨®n con Occidente consolidara la sociedad civil y llevara al Este hacia la democracia. El gas ruso comenz¨® a fluir hacia Alemania en 1973.
As¨ª pues, ?promueve el comercio la paz y la libertad? Sin duda lo hace en algunos casos. Sin embargo, en otros casos, los gobernantes autoritarios m¨¢s interesados en el poder que en la prosperidad posiblemente vean la integraci¨®n econ¨®mica con otras naciones como una licencia para su mal comportamiento, dando por sentado que las democracias con un fuerte inter¨¦s financiero en sus reg¨ªmenes har¨¢n la vista gorda ante sus abusos de poder.
No hablo solo de Rusia. La Uni¨®n Europea se ha cruzado de brazos durante a?os mientras Viktor Orban, de Hungr¨ªa, ha desmantelado sistem¨¢ticamente la democracia liberal. ?Cu¨¢nta de esta debilidad puede explicarse por las grandes inversiones que las empresas europeas, y especialmente las alemanas, han realizado en Hungr¨ªa buscando la externalizaci¨®n para reducir costes?
Y luego est¨¢ el gran interrogante: China. ?Considera Xi Jinping que la estrecha integraci¨®n de China en la econom¨ªa mundial es una raz¨®n para evitar pol¨ªticas aventureras, como invadir Taiw¨¢n, o una raz¨®n para esperar una respuesta occidental pusil¨¢nime? Nadie lo sabe.
Pero no estoy insinuando que volvamos al proteccionismo. Estoy sugiriendo que las preocupaciones de seguridad nacional relativas al comercio ¡ªpreocupaciones reales, no sandeces como la invocaci¨®n de la seguridad nacional por parte de Trump para imponer aranceles al aluminio canadiense¡ª deben tomarse m¨¢s en serio de lo que yo, entre otros, sol¨ªa creer.
Sin embargo, de forma m¨¢s inmediata, las naciones respetuosas con la ley necesitan demostrar que nada las disuadir¨¢ de defender la libertad. Los aut¨®cratas quiz¨¢ crean que la exposici¨®n financiera a sus reg¨ªmenes autoritarios har¨¢ que las democracias no se atrevan a defender sus valores. Tenemos que demostrarles que se equivocan.
Y lo que esto significa en la pr¨¢ctica es que Europa tiene que actuar con celeridad para cortar las importaciones de petr¨®leo y gas rusos y que Occidente debe suministrar a Ucrania las armas que necesita, no solo para mantener a raya a Putin, sino para alcanzar una victoria clara. Lo que hay en juego es mucho m¨¢s que solo Ucrania.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2022. Traducci¨®n de News Clips