El precio del d?ner kebab irrita a los alemanes
La guerra de Ucrania ha disparado el coste de las materias primas que se usan para este bocado de origen turco, el m¨¢s consumido del pa¨ªs
La comida r¨¢pida m¨¢s popular de Alemania no es la salchicha bratwurst, ni el currywurst, ni las hamburguesas. El men¨² callejero por excelencia es el kebab, o d?ner, como se conoce en alem¨¢n: finas tiras de carne asada acompa?adas de ensalada y una generosa cantidad de salsa en un pan de pita. Los rollos de carne que giran sobre s¨ª mismos mientras se asan en una parrilla vertical son una imagen ic¨®nica de las ciudades alemanas. Por eso cuando empez¨® a dispararse la inflaci¨®n, y e...
La comida r¨¢pida m¨¢s popular de Alemania no es la salchicha bratwurst, ni el currywurst, ni las hamburguesas. El men¨² callejero por excelencia es el kebab, o d?ner, como se conoce en alem¨¢n: finas tiras de carne asada acompa?adas de ensalada y una generosa cantidad de salsa en un pan de pita. Los rollos de carne que giran sobre s¨ª mismos mientras se asan en una parrilla vertical son una imagen ic¨®nica de las ciudades alemanas. Por eso cuando empez¨® a dispararse la inflaci¨®n, y el tradicionalmente barato kebab dej¨® de serlo tanto, muchos se echaron las manos a la cabeza. ?Pero c¨®mo va a costar eso un d?ner?, se preguntaban incr¨¦dulos los clientes de un restaurante de Fr¨¢ncfort que se hizo viral cuando subi¨® el precio a 10 euros.
¡°El d?ner es parte de la identidad alemana¡±, dice Eberhard Seidel, soci¨®logo y autor, entre otros, del libro D?ner: Una historia cultural turco-alemana (2022). La comida preferida de los estudiantes ¡ªen la Universidad T¨¦cnica de Berl¨ªn acaba de abrir un local de kebab dentro del campus¡ª y de las clases trabajadoras durante d¨¦cadas ha pasado en apenas a?o y medio de costar cuatro o cinco euros a dispararse hasta los seis, siete o, como en Fr¨¢ncfort, diez. ¡°La reacci¨®n a la subida de precio ha sido un poco dram¨¢tica, pero comprensible si piensas en lo barato que hab¨ªa sido hacer una comida que con 150 o 200 gramos de carne, cebolla, tomate, lechuga, salsa y pan es bastante completa¡±, apunta Seidel, que atiende a EL PA?S en su despacho de la ONG que dirige actualmente, Escuelas sin racismo.
Fueron los inmigrantes turcos los que, si no inventaron, s¨ª popularizaron en los a?os setenta este plato del que se venden unas 550 toneladas de carne en alrededor de 18.000 tiendas por todo el pa¨ªs. Ni McDonald¡¯s ni ninguna otra franquicia de alimentaci¨®n se acerca siquiera a la facturaci¨®n de la industria del kebab. La mayor¨ªa son peque?os negocios familiares y muchos se fundaron tras la crisis del petr¨®leo de 1973, cuando los obreros de origen turco que hab¨ªan llegado a partir de 1961 a las f¨¢bricas y las minas de una Alemania en pleno desarrollo industrial y sedienta de mano de obra perdieron sus trabajos. ¡°Eran gastarbeiter [literalmente, trabajadores invitados] y tendr¨ªan que haberse ido, pero en muchos en casos hab¨ªan tra¨ªdo a sus familias y quer¨ªan quedarse. La suya es una historia de ¨¦xito: de la necesidad acabaron creando la comida nacional de Alemania¡±, asegura el experto.
Un ¨ªndice clave
Si hace a?os se cuantificaba cu¨¢nto tiempo hab¨ªa que trabajar para comprar un kilo de carne de cerdo, o una cerveza, hoy el ¨ªndice es el kebab, explica Seidel. Por eso el golpe de la inflaci¨®n ha llevado a hablar de una ¡°crisis del kebab¡± o a que en las ¨²ltimas elecciones municipales en Berl¨ªn, los socialdem¨®cratas colgaran pancartas en Kreuzberg ¡ªel barrio donde tradicionalmente ha vivido la comunidad turca¡ª pidiendo el ¡°freno al precio del d?ner¡±. La inflaci¨®n media en Alemania fue del 8% el a?o pasado, el nivel m¨¢s alto de la historia de posguerra del pa¨ªs. Este junio se ha cerrado en un 6,4% (frente al 1,9% de Espa?a), arrastrado sobre todo por el precio de los alimentos. La cesta de la compra sale un 13,7% m¨¢s cara que hace un a?o.
En realidad, dice Seidel, el kebab era demasiado barato. Su bajo coste se cimentaba en muchas horas de trabajo mal retribuidas ¡ªlos due?os suelen ser los mismos que manejan los largos cuchillos con los que se corta la carne¡ª y en m¨¢rgenes muy ajustados. ¡°Con la guerra, el precio de todas las materias primas se dispar¨®, y hay que tener en cuenta que las parrillas emplean mucho gas¡±, apunta. As¨ª que, aunque Alemania consiga contener la inflaci¨®n, es poco probable que el kebab vuelva a ser la comida r¨¢pida saciante y extremadamente barata que fue.
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