Crisis clim¨¢tica y nueva pol¨ªtica industrial
La nueva estrategia ha de basarse en la colaboraci¨®n entre gobierno y empresa, creando canales de di¨¢logo
El crecimiento econ¨®mico no es neutral, genera desigualdades sociales y da?os medioambientales. As¨ª se ha reconocido en la COP28 de Dub¨¢i con la aprobaci¨®n el primer d¨ªa de la cumbre de un fondo para cubrir da?os y p¨¦rdidas provocadas por los desastres clim¨¢ticos. El fondo ser¨¢ gestionado por el Banco Mundial y sus beneficiarios ser¨¢n los gobiernos de los pa¨ªses m¨¢s vulnerables. Pero alguno...
El crecimiento econ¨®mico no es neutral, genera desigualdades sociales y da?os medioambientales. As¨ª se ha reconocido en la COP28 de Dub¨¢i con la aprobaci¨®n el primer d¨ªa de la cumbre de un fondo para cubrir da?os y p¨¦rdidas provocadas por los desastres clim¨¢ticos. El fondo ser¨¢ gestionado por el Banco Mundial y sus beneficiarios ser¨¢n los gobiernos de los pa¨ªses m¨¢s vulnerables. Pero algunos expertos adelantan que ser¨¢ m¨¢s de lo mismo: Demasiado poco, demasiado tarde y con los pa¨ªses ricos imponiendo sus condiciones.
Es evidente que la financiaci¨®n p¨²blica de proyectos es cada vez m¨¢s necesaria, no s¨®lo para cubrir p¨¦rdidas y da?os, sino tambi¨¦n para tomar medidas tanto de mitigaci¨®n como de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico y afrontar la transici¨®n hacia la descarbonizaci¨®n. En este contexto, ser¨¢ crucial que los receptores de fondos hagan un buen uso de los recursos recibidos. La pregunta clave es ?c¨®mo deciden los gobiernos qu¨¦ proyectos se financian, qu¨¦ sectores son los receptores y con qu¨¦ condiciones?
Mariana Mazzucato junto con Dani Rodrik han propuesto una taxonom¨ªa de condiciones a exigir a los destinatarios de la financiaci¨®n p¨²blica. Los autores explican el concepto de condicionalidad encuadrado en las estrategias de pol¨ªtica industrial moderna. La finalidad es orientar a las agencias estatales para que identifiquen la mejor manera de maximizar el valor com¨²n de las inversiones p¨²blicas. En este sentido, se plantean cuatro aspectos a decidir: cu¨¢l es el comportamiento de la empresa que se condiciona (derechos de propiedad intelectual, precios u objetivos adicionales), si las condiciones son fijas o flexibles, si se comparten riesgos o beneficios entre gobierno y empresa, y cu¨¢l es el criterio para evaluar los resultados. Dise?ando estos aspectos con destreza es posible rentabilizar las inversiones, como indican los ejemplos que presentan de financiaci¨®n para edificios sostenibles en Alemania, o energ¨ªa e¨®lica en Irlanda.
La idea de condicionalidad o reciprocidad se basa en el principio de que el Estado tiene que actuar como un empresario en lugar de solo ocuparse de resolver aquello que se escapa al mercado libre, es decir, las externalidades de mercado. Se trata pues de que el Estado establezca, junto con las empresas financiadas, objetivos a medio plazo y colabore de forma din¨¢mica con todos los actores implicados en el proceso de creaci¨®n de valor.
La relaci¨®n con el controvertido concepto de pol¨ªtica industrial, ampliamente investigado por Dani Rodrik es evidente. En el siglo XXI la pol¨ªtica industrial tiene que adaptarse para hacer frente a los nuevos retos, como son la digitalizaci¨®n, la transici¨®n verde, los imperativos geopol¨ªticos y las crecientes interdependencias. Estos retos implican la consecuci¨®n de m¨²ltiples objetivos, no siempre compatibles y que, por tanto, requieren compromisos. Por ejemplo, exigir un contenido nacional m¨ªnimo en las cadenas de suministro para estimular el desarrollo econ¨®mico local, encarece las inversiones verdes. En Espa?a, esta nueva pol¨ªtica industrial se ha materializado en doce Proyectos Estrat¨¦gicos para la Recuperaci¨®n y Transformaci¨®n Econ¨®mica (PERTE), en cuya implementaci¨®n se identifica un margen de mejora en la toma de decisiones integrada de los actores clave.
Para compatibilizar objetivos, Dani Rodrik y sus coautores abrazan el concepto de autonom¨ªa integrada, prestado del soci¨®logo Peter Evans, para caracterizar un nuevo modelo econ¨®mico, basado en la colaboraci¨®n iterativa entre el gobierno y las empresas. No solo se trata de dise?ar incentivos para favorecer a la industria que los recibe, sino tambi¨¦n de crear canales de di¨¢logo que permitan una continua negociaci¨®n y adaptaci¨®n de las condiciones y los objetivos a las circunstancias. No es tan importante la cl¨¢sica pregunta de si hay que hacer pol¨ªtica industrial, sino de c¨®mo hay que hacerla.
Concluyen que las pol¨ªticas industriales modernas tendr¨¢n ¨¦xito si son deliberadamente sostenibles, orientadas al bienestar social, generadoras de innovaci¨®n, coordinadas de forma hol¨ªstica e implementadas en forma de cooperativas en las que participen agencias gubernamentales, el sector privado y otros actores sociales. Los contratos deben incluir condiciones flexibles y revisables que catalicen las inversiones y est¨¦n alineadas con el objetivo de forjar econom¨ªas m¨¢s inclusivas, resilientes y sostenibles, en l¨ªnea con la agenda 2030. Volviendo al principio, el Banco Mundial podr¨ªa adoptar este marco de acci¨®n cuando dise?e la gesti¨®n del fondo de p¨¦rdidas y da?os. Con inversiones estrat¨¦gicas p¨²blico-privadas, que surjan del di¨¢logo entre todos los actores implicados, gestionadas de forma flexible y din¨¢mica y ajustando las condiciones al entorno local, ser¨¢ m¨¢s viable reinventar la pol¨ªtica industrial del futuro tanto en el norte como en el sur global.
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