Donald Trump sobre el d¨®lar, en sus propias palabras
Convertir los aranceles punitivos en un instrumento pol¨ªtico habitual contribuir¨ªa a destruir la reputaci¨®n de EE UU
El pasado s¨¢bado, durante un mitin en Wisconsin, Donald Trump dijo algunas cosas extra?as y posiblemente nocivas sobre pol¨ªtica econ¨®mica. ¡°?Y qu¨¦?¡±, pensar¨¢n ustedes; al fin y al cabo, el d¨ªa no ten¨ªa nada de especial. Y para ser sinceros, lo m¨¢s repugnante que dijo en ese acto no fue sobre econom¨ªa; fue su declaraci¨®n de que su idea o plan para ¡°sacarlos¡± ¡ªdeportar a los inmigrantes sin papeles¡ª ¡°va ser una historia brutal¡±.
As¨ª y todo, sus comentarios sobre c¨®mo usar¨ªa los aranceles para mante...
El pasado s¨¢bado, durante un mitin en Wisconsin, Donald Trump dijo algunas cosas extra?as y posiblemente nocivas sobre pol¨ªtica econ¨®mica. ¡°?Y qu¨¦?¡±, pensar¨¢n ustedes; al fin y al cabo, el d¨ªa no ten¨ªa nada de especial. Y para ser sinceros, lo m¨¢s repugnante que dijo en ese acto no fue sobre econom¨ªa; fue su declaraci¨®n de que su idea o plan para ¡°sacarlos¡± ¡ªdeportar a los inmigrantes sin papeles¡ª ¡°va ser una historia brutal¡±.
As¨ª y todo, sus comentarios sobre c¨®mo usar¨ªa los aranceles para mantener la condici¨®n del d¨®lar como moneda de reserva deber¨ªan preocupar a cualquiera que suponga que la pol¨ªtica econ¨®mica internacional durante un segundo mandato de Trump ser¨ªa como la pol¨ªtica de su primer mandato: mucho ruido y pocas nueces.
?Qu¨¦ ha dicho Trump? Los res¨²menes de las declaraciones de Trump a menudo hacen que estas parezcan m¨¢s coherentes de lo que son, un proceso que algunos han tachado de lavado de cara para dar la impresi¨®n de que el expresidente est¨¢ en sus cabales. As¨ª que perm¨ªtanme ceder el micr¨®fono al propio Trump y reproducir textualmente sus declaraciones.
Lo primero de todo, proclam¨® su infalibilidad: ¡°Trump siempre tiene raz¨®n. Odio tener raz¨®n. Odio tener raz¨®n. Yo siempre tengo raz¨®n¡±. ?En serio? En 2020, Trump predijo una ca¨ªda del mercado de valores si Joe Biden resultaba elegido; al cerrar la Bolsa el viernes pasado, las acciones hab¨ªan subido, de hecho, un 40% desde que Biden lleg¨® a la presidencia. Ahora bien, todo el mundo hace malas predicciones; me alarma m¨¢s la idea de entregar el poder a un hombre que cree que nunca se equivoca.
En el mitin, despu¨¦s de que dijera algo sobre Ucrania y nuestra frontera sur, vino este decreto: ¡°Nuestras ciudades son un desastre, y son lugares muy peligrosos. Vamos a hacer que vuelvan a ser seguras, limpias y bonitas, y mantendremos el d¨®lar como moneda de reserva del mundo, y actualmente se encuentra sometida a un duro asedio. Muchos pa¨ªses est¨¢n abandonando el d¨®lar. No van a dejar el d¨®lar conmigo. Les dir¨¦: ¡®Si dej¨¢is el d¨®lar, no har¨¦is negocios con EE UU, porque vamos a poner unos aranceles del 100% a vuestras mercanc¨ªas¡¯. ¡®Se?or: estar¨ªamos encantados de volver al d¨®lar inmediatamente. Muchas gracias¡¯ [contestar¨ªan]. Es muy f¨¢cil¡±.
En lo que al d¨®lar se refiere, hay mucho misticismo sobre su papel en el mundo; a lo mejor recitar ¡°moneda de reserva¡± frunciendo el ce?o le hace a uno parecer refinado, y siempre ha habido un mercado para los agoreros que predicen un colapso inminente con consecuencias nefastas. Sin embargo, en general, cuanto m¨¢s se sabe sobre el dinero internacional, menos preocupa que el d¨®lar pierda de repente su posici¨®n especial y que la erosi¨®n de esa posici¨®n vaya a hacer mucho da?o.
Muchos gobiernos mantienen reservas de activos extranjeros que pueden utilizar para sostener su propia divisa en momentos de tensi¨®n. Algo menos del 60% de estos activos adopta la forma de deuda p¨²blica de EE UU, una proporci¨®n que ha disminuido gradualmente desde alrededor del 75% hace una generaci¨®n, a medida que los gobiernos han ido diversificando sus carteras.
Pero muchas entidades poseen deuda p¨²blica estadounidense; el hecho de que algunas de esas entidades sean gobiernos extranjeros no es tan importante.
Lo que hace especial al d¨®lar es su papel dominante en las transacciones internacionales. Gran parte de los pr¨¦stamos y empr¨¦stitos internacionales est¨¢n denominados en d¨®lares, es decir, la cantidad que los prestatarios deben devolver se especifica en d¨®lares. Gran parte del comercio internacional se factura en d¨®lares. Ah, y aproximadamente dos tercios de los billetes de 100 d¨®lares estadounidenses ¡ªque representan m¨¢s del 80% del valor de la moneda en circulaci¨®n¡ª est¨¢n en manos de extranjeros.
?Por qu¨¦ tanta gente de fuera de EE UU utiliza d¨®lares? En un art¨ªculo merecidamente c¨¦lebre, el economista Charles Kindleberger sosten¨ªa que el papel del d¨®lar como moneda internacional es similar al del ingl¨¦s como idioma internacional: La gente habla ingl¨¦s y usa d¨®lares porque mucha otra gente habla ingl¨¦s y usa d¨®lares.
B¨¢sicamente, el papel especial de nuestro idioma y de nuestra moneda refleja principalmente decisiones privadas y no las pol¨ªticas de gobiernos extranjeros.
Lo que nos lleva de nuevo a Trump. Dudo que realmente entienda lo que dice sobre el d¨®lar como moneda de reserva, pero es probable que est¨¦ confundiendo las tenencias de deuda estadounidense de los gobiernos con el papel internacional del d¨®lar, mucho m¨¢s amplio. Pero en ese caso, ?qu¨¦ propone? ?Castigar¨ªa, pongamos por caso, a Indonesia si algunas de sus empresas facturaran su comercio con China en yuanes en lugar de d¨®lares? ?Sancionar¨ªa a Colombia si algunos de sus capos de la droga empezaran a atesorar m¨¢s billetes de 100 euros que de 100 d¨®lares?
Si estas insinuaciones parecen absurdas, es porque lo son. El revuelto de palabras belicosas de Trump es dif¨ªcil de digerir, pero en t¨¦rminos generales, cualquier idea de que EE UU pueda utilizar la amenaza de los aranceles para obligar a los pa¨ªses a seguir utilizando el d¨®lar ¡ªalgo que, insisto, refleja principalmente decisiones privadas¡ª implica m¨¢s que un poco de megaloman¨ªa. Nuestra naci¨®n tiene mucho poder econ¨®mico, pero no tanto.
De hecho, cualquier iniciativa de este tipo ser¨ªa probablemente contraproducente. Gran parte de la influencia de EE UU, econ¨®mica y de otro tipo, se debe a nuestra reputaci¨®n de naci¨®n sensata y responsable por lo general. Convertir los aranceles punitivos en un instrumento pol¨ªtico habitual contribuir¨ªa en gran medida a destruir esa reputaci¨®n. Pero buena suerte si intentan transmitir esa realidad a Trump. Recuerden, ¨¦l siempre tiene raz¨®n.