Contradicciones y narrativas de la nueva pol¨ªtica econ¨®mica
Los argumentos de autoridad ya no bastan, el que tenga el relato m¨¢s convincente, simple y exagerado prevalecer¨¢
Por primera vez en los ¨²ltimos 125 a?os, todos los partidos gobernantes que se enfrentaron a elecciones en 2024 en un pa¨ªs desarrollado perdieron porcentaje de votos. Esta conclusi¨®n, derivada de un an¨¢lisis del Financial Times, excluye a?os en los que menos de cinco pa¨ªses celebraron elecciones, as¨ª que puede haber alguna excepci¨®n. Pero, aun as¨ª, los gobernantes responsables de generar el mejor mercado laboral de las ¨²ltimas d¨¦cadas han sido castigados electoralmente.
Es f¨¢cil concluir que la causa es la...
Por primera vez en los ¨²ltimos 125 a?os, todos los partidos gobernantes que se enfrentaron a elecciones en 2024 en un pa¨ªs desarrollado perdieron porcentaje de votos. Esta conclusi¨®n, derivada de un an¨¢lisis del Financial Times, excluye a?os en los que menos de cinco pa¨ªses celebraron elecciones, as¨ª que puede haber alguna excepci¨®n. Pero, aun as¨ª, los gobernantes responsables de generar el mejor mercado laboral de las ¨²ltimas d¨¦cadas han sido castigados electoralmente.
Es f¨¢cil concluir que la causa es la subida de precios de los ¨²ltimos a?os, com¨²n en todas partes, que habr¨ªa anulado el efecto positivo de la abundante creaci¨®n de empleo. Pero es seguramente una conclusi¨®n incompleta, y no solo por las obvias batallas culturales que dominan el debate entre derecha e izquierda. A?adamos un par de datos m¨¢s: seg¨²n esos an¨¢lisis, los partidos populistas de derechas han sido los m¨¢s beneficiados, con un aumento considerable del apoyo entre los j¨®venes varones, acompa?ado de un aumento en la desconfianza en la democracia entre los m¨¢s j¨®venes. En EE UU, los an¨¢lisis poselectorales muestran una transferencia del partido dem¨®crata al republicano de m¨¢s de 40 puntos porcentuales entre los votantes j¨®venes que votaban por primera vez. Otro dato relevante: la evoluci¨®n de la composici¨®n de los votantes muestra que, a lo largo de las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, el partido dem¨®crata ha pasado a ser el partido de la ¨¦lite de altos ingresos y mayor nivel educativo, mientras que el republicano ha pasado a ser el partido de la clase trabajadora, con menor educaci¨®n.
La inflaci¨®n no afecta de manera exagerada a los m¨¢s j¨®venes, as¨ª que probemos a describir de otra manera el mismo resultado: los m¨¢s j¨®venes, que han transferido en masa su voto hacia la oposici¨®n, son tambi¨¦n los nativos digitales y los mayores usuarios de las redes sociales. Los votantes con menores niveles educativos tambi¨¦n se informan m¨¢s en las redes sociales. Y el modelo de negocio de estas se basa en la viralidad, que lleva al extremo el principio clave de la comunicaci¨®n pol¨ªtica: simplificar y exagerar.
El ¨¦xito de la estrategia de simplificar y exagerar requiere una alta dosis de caos e hiperactividad comunicativa, que fomenta la tribalidad y facilita el uso de los ¡°datos econ¨®micos alternativos¡± ¡ªcomo los defini¨® Kellyanne Conway, consejera de Trump en su primer mandato¡ª elevando el poder de la narrativa sobre la complejidad del an¨¢lisis econ¨®mico. Trump lo domina a la perfecci¨®n, con una avalancha de propuestas y a la vez un mensaje sencillo, pero eficaz, Am¨¦rica Primero (America First). En cuanto gan¨® las elecciones, la opini¨®n de los votantes republicanos sobre la situaci¨®n econ¨®mica y la inflaci¨®n mejor¨® de inmediato. Tribalidad y narrativa en acci¨®n.
Todo esto es posible porque estamos en la era de la nueva pol¨ªtica econ¨®mica, donde el objetivo ya no es solo maximizar el crecimiento econ¨®mico, sino un c¨®ctel multidimensional de crecimiento, reducci¨®n de la desigualdad, resiliencia de las cadenas de suministro, cambio clim¨¢tico, seguridad nacional e independencia energ¨¦tica, en un contexto de r¨¢pidos cambios tecnol¨®gicos y reordenaci¨®n de los equilibrios geoestrat¨¦gicos. Los cambios y la complejidad confunden y asustan, favoreciendo los mensajes simples que ofrecen confort. La complejidad se resuelve con narrativas. Tras perder los dem¨®cratas las elecciones en 2004, James Carville explicaba as¨ª la derrota: ¡°Ellos generan una narrativa, nosotros una letan¨ªa. Ellos dicen ¡®te voy a proteger de los terroristas de Teher¨¢n y los homosexuales de Hollywood¡¯. Nosotros decimos ¡®estamos a favor del aire limpio, mejores escuelas, m¨¢s acceso a la sanidad¡±. Vean la diferencia.
Sin narrativas eficaces, la complejidad de la nueva pol¨ªtica monetaria diluye los ¨¦xitos econ¨®micos de los gobernantes. Piensen un momento: ?podr¨ªan definir en una frase cu¨¢l ha sido la estrategia econ¨®mica de la Administraci¨®n de Biden? La narrativa de Trump es sencilla: liberalizar la econom¨ªa y proteger a las familias americanas. Pero su estrategia es compleja: piensen en una matriz que combine las relaciones econ¨®micas y geopol¨ªticas, con los aranceles como instrumento multiusos para recaudar dinero, reorientar los flujos de comercio internacional y de mercados de capitales, y negociar a nivel geopol¨ªtico.
La simplicidad de la narrativa esconde profundas contradicciones internas. Es dif¨ªcil que genere un equilibrio donde se cumplan a la vez estas tres condiciones: (1) que se mantenga el d¨®lar como moneda de reserva para preservar el espacio fiscal y los tipos de inter¨¦s bajos; (2) que se redistribuya el coste econ¨®mico del mantenimiento del orden geopol¨ªtico, aumente la producci¨®n petrol¨ªfera americana y a su vez caigan los precios del crudo; y (3) que se reduzca el d¨¦ficit sin subir impuestos, se deprecie el d¨®lar para eliminar el d¨¦ficit comercial, y se reindustrialice la econom¨ªa.
Entrando en m¨¢s detalle, la oficina presupuestaria del Congreso proyecta un d¨¦ficit del 6% del PIB hasta el final de la d¨¦cada asumiendo que no se prorrogar¨¢ la bajada de impuestos de 2017 y que no habr¨¢ una recesi¨®n en los pr¨®ximos cinco a?os. Si se prorroga la bajada de impuestos sin recortar el gasto de manera equivalente (los aranceles recaudan poco), y si hubiera una recesi¨®n ¡ªalgo estad¨ªsticamente probable ya que, en media, suele haber una recesi¨®n cada d¨¦cada¡ª, el d¨¦ficit alcanzar¨ªa f¨¢cilmente el 8% del PIB. Adem¨¢s, la teor¨ªa econ¨®mica indica que la imposici¨®n de aranceles genera una apreciaci¨®n de la moneda y no corrige el d¨¦ficit comercial, que depende del equilibrio entre ahorro e inversi¨®n. Finalmente, la aparente preferencia de EE UU por un nuevo r¨¦gimen geopol¨ªtico de zonas de influencia enfocado en la protecci¨®n del continente americano ¡ªesto explica los comentarios sobre Groenlandia o Panam¨¢ ¡ª desinteres¨¢ndose de Europa y Asia, podr¨ªa cambiar el papel del d¨®lar como moneda de reserva.
Las contradicciones tambi¨¦n abundan en Europa, que quiere liderar el cambio clim¨¢tico, ser un actor geopol¨ªtico y aumentar el crecimiento de la productividad, pero tambi¨¦n insiste en reducir el d¨¦ficit fiscal a toda costa y no parece dispuesta a invertir lo necesario para alcanzar la deseada autonom¨ªa estrat¨¦gica. Como afirm¨® recientemente Mark Rutte, el secretario general de la OTAN, los ciudadanos europeos tienen tres opciones: aprender ruso, emigrar a Nueva Zelanda o gastar m¨¢s en defensa. El reto europeo, adem¨¢s de fortalecer las econom¨ªas nacionales y dotar los recursos presupuestarios suficientes, es crear una narrativa constructiva y convincente, sobre todo para los j¨®venes, sobre el futuro de Europa basada en la necesidad de preservar la estabilidad regulatoria, las reglas del comercio internacional y las ventajas, que son muchas, de la globalizaci¨®n.
En un mundo cada vez m¨¢s digital, tribal y viralizado, dominado por la hiperactividad comunicativa, la narrativa se est¨¢ imponiendo a la complejidad de la pol¨ªtica econ¨®mica. Lamentarse de la desinformaci¨®n es un falso consuelo, hay que adaptarse a las nuevas reglas del juego. La pol¨ªtica econ¨®mica debe mejorar las condiciones de vida de la poblaci¨®n y tambi¨¦n convencer a los ciudadanos de que es as¨ª. Los argumentos de autoridad ya no bastan, el que tenga la narrativa m¨¢s convincente, simplificando y exagerando si hace falta, prevalecer¨¢.