?C¨®mo Estados Unidos espera ganar la guerra de los chips?

El estadounidense Jack St. Clair Kilb dio un revolc¨®n a la historia de la tecnolog¨ªa en el verano de 1958. Este ingeniero de Kansas, que entonces ten¨ªa 35 a?os, alumbr¨® el que a la postre ser¨ªa uno los inventos m¨¢s trascendentes para la humanidad. Le present¨® a su jefe en la compa?¨ªa Texas Instruments el primer circuito integrado. O lo que es lo mismo, el primer chip. Pero ser¨ªa la compa?¨ªa Intel la que 13 a?os despu¨¦s, en 1971, se encargarse de abrir la puerta al mundo tal y como lo conocemos, con el Intel 4004: llegaba el primer microprocesador. El resto ya historia.

Hoy, estos semiconductores o chips est¨¢n por todas partes: desde los aviones de combate de ¨²ltima generaci¨®n hasta un simple robot de cocina. Nadie, ni siquiera su creador ?galardonado con el Premio Nobel de Qu¨ªmica en 2001¨C, podr¨ªa haber imaginado que estos peque?os circuitos integrados, cuyo desarrollo marca el paso de la evoluci¨®n tecnol¨®gica, tuvieran tanto peso e influencia en el sistema econ¨®mico como para ser capaces de determinar la geopol¨ªtica y la salud econ¨®mica global.

Un motivo m¨¢s que suficiente para que todos los ojos de las grandes potencias est¨¦n puestos en esta industria, y m¨¢s concretamente en su producci¨®n. Y la situaci¨®n no es ni mucho menos c¨®moda, ni sencilla, para Occidente. De hecho, Estados Unidos ya ha encendido la luz de alarma. La raz¨®n: que Asia controla pr¨¢cticamente la totalidad de la fabricaci¨®n mundial, llegando a aglutinar hasta una 80%, con Corea del Sur y Taiw¨¢n como principales productores. Si hablamos de chips avanzados, solo estos dos pa¨ªses suponen m¨¢s del 70% de la producci¨®n a nivel global. Aqu¨ª, Taiw¨¢n domina el mercado sin discusi¨®n de la mano TSMC, empresa l¨ªder en el planeta con gran diferencia: controla por s¨ª sola casi la mitad del mercado de chips avanzados.

Un dominio que inquieta, y mucho, en Estados Unidos. El gigante norteamericano, como el resto, depende en gran medida de Taiw¨¢n. La producci¨®n de estos chips resulta imprescindible para la industria estadounidense e, incluso, para su seguridad nacional, si se tiene en cuenta de que hablamos de un componente que es clave para la industria militar. Es decir, que la econom¨ªa y el ej¨¦rcito de la que es considerada como la mayor potencia mundial est¨¢ en gran medida supeditada a una peque?a isla de poco m¨¢s de 36.000 km?, que ni siquiera es reconocida como un pa¨ªs independiente por la comunidad internacional. Y no queda ah¨ª la cosa. China reclama su soberan¨ªa, la tensi¨®n no para de incrementarse y Estados Unidos ya se ha posicionado p¨²blicamente como el gran aliado de Taiw¨¢n. Si China decide invadir finalmente la isla, EE UU enviar¨¢ a sus tropas para defenderla, tal y como ha anunciado el presidente Joe Biden. Por otro lado, tampoco ayuda que Corea del Sur, el otro gran fabricante mundial, contin¨²e formalmente en guerra con Corea del Norte.

Una ley para impulsar la fabricaci¨®n

Esta situaci¨®n ha sido descrita por muchos expertos y pol¨ªticos norteamericanos como una exposici¨®n cr¨ªtica. Por ejemplo, el senador por Texas, John Cornyn, estima que perder el acceso a los chips avanzados durante un a?o le costar¨ªa a la econom¨ªa norteamericana en torno a 3,2 puntos del PIB y millones de puestos de trabajo. Y eso en el mejor de los casos.

Por este motivo el Congreso de los Estados Unidos acaba de dar luz verde a la conocida como Ley Chips y Ciencia, que destina miles de millones de d¨®lares a promover la fabricaci¨®n en Estados Unidos. Ahora bien, ?en qu¨¦ consiste realmente esta ley? ?Podr¨¢ cambiar la din¨¢mica de los ¨²ltimos a?os? ?Qu¨¦ est¨¢ evolucionando este sector? En este nuevo v¨ªdeo de Si lo Hubiera Sabido se cuentan todos los detalles.