Apagones y salidas a la caza de wifi: el reto de un curso virtual en la Espa?a donde no llega Internet
Las penalidades escolares durante el confinamiento en algunos pueblos de Castilla y Le¨®n ilustran las dificultades que la educaci¨®n rural puede volver a sufrir a partir de septiembre si no se aplican remedios
El debate sobre el 5G resulta marciano en el entorno educativo rural de Castilla y Le¨®n, donde las ca¨ªdas de luz dejan a chavales sin poder examinarse o la falta de cobertura impide asistir a clases por videoconferencia. La pandemia devolvi¨® a casa a estudiantes de unos lugares donde las deficientes telecomunicaciones lastran la capacidad para mantener el ritmo. Un problema que viene de lejos y que provoca que en m¨²ltiples pueblos, con suerte, haya que subir al desv¨¢n de la casa familiar para c...
El debate sobre el 5G resulta marciano en el entorno educativo rural de Castilla y Le¨®n, donde las ca¨ªdas de luz dejan a chavales sin poder examinarse o la falta de cobertura impide asistir a clases por videoconferencia. La pandemia devolvi¨® a casa a estudiantes de unos lugares donde las deficientes telecomunicaciones lastran la capacidad para mantener el ritmo. Un problema que viene de lejos y que provoca que en m¨²ltiples pueblos, con suerte, haya que subir al desv¨¢n de la casa familiar para conseguir enviar un correo electr¨®nico. Durante el confinamiento se sucedieron escenas de apagones en mitad de un examen a distancia, de padres arrim¨¢ndose al wifi del Ayuntamiento para bajar los deberes por la ma?ana y para mandarlos de vuelta por la tarde, de alumnos que no pod¨ªan conectarse a las videollamadas... Unas situaciones que pueden volver a repetirse el pr¨®ximo curso en las zonas rurales si se complica la situaci¨®n de la crisis sanitaria y no se solucionan antes algunas de sus m¨¢s importantes carencias.
La Consejer¨ªa de Fomento convoc¨® en 2005 un programa de banda ancha para Castilla y Le¨®n y mostraba el valor de Internet. Ya entonces admit¨ªan las complicaciones de la dispersi¨®n geogr¨¢fica. Este programa sigue sin instalarse: han pasado 15 a?os sin que la conectividad castellanoleonesa haya progresado significativamente. El debate contin¨²a: el presidente de la Junta, Alfonso Fern¨¢ndez Ma?ueco, asegur¨® hace unas semanas en las Cortes que ¡°se acelerar¨¢¡± para que todos los centros tengan ¡°conexi¨®n ultrarr¨¢pida el pr¨®ximo curso¡±.
La iniciativa Escuelas Conectadas promete dotar a los 1.360 centros escolares auton¨®micos de una l¨ªnea ¡°ultrarr¨¢pida¡± mediante una infraestructura Wi-Fi. La Junta firm¨® este convenio en diciembre de 2017 con el ministerio de Educaci¨®n y el de Industria y en febrero de 2019 se asign¨® el contrato a la teleoperadora Orange por 30 millones de euros, de los que 11 proceden de arcas regionales. Portavoces de Educaci¨®n afirman que, ¡°tras la pandemia, los trabajos se agilizaron para que pueda estar terminado durante el primer trimestre del pr¨®ximo curso¡±. En las aulas cruzan los dedos.
Los afectados anhelan que por fin la red llegue a estos municipios donde estudiar es toda una odisea. Como lo fue para Alicia Mart¨ªnez, que cuenta que se qued¨® a oscuras en Almenar (un pueblo soriano de 200 habitantes) a las 8.49 del mi¨¦rcoles 17 de junio. En el momento menos oportuno: esta estudiante de Historia del Arte se encontraba en pleno examen a distancia de T¨¦cnicas art¨ªsticas. Describe la sucesi¨®n de nervios, frustraci¨®n, un carrusel de correos electr¨®nicos desesperados a un profesor afortunadamente comprensivo y la odiosa comparaci¨®n con sus compa?eras de la Universidad Complutense de Madrid que viven en ciudades donde estas cosas no pasan. ¡°Las l¨ªneas est¨¢n obsoletas, pasa a menudo¡±, lamenta. Su caso es uno m¨¢s en Castilla y Le¨®n, la regi¨®n m¨¢s extensa de Europa, repleta de peque?os n¨²cleos donde acceder a Internet exige, cuanto menos, paciencia.
Los centros rurales agrupados han tenido que lidiar con la dispersi¨®n de sus pupilos, de diversas edades y procedencias, que en condiciones ordinarias se re¨²nen en una escuela comarcal. Las maestras de Monteagudo de las Vicar¨ªas (Soria, 185 habitantes) han sufrido la falta de cobertura: ni siquiera las tarjetas con conexi¨®n SIM que les suministr¨® la Junta garantizaban acceder a la red. ?ngela Ochoa expresa la complejidad de educar as¨ª, m¨¢s cuando muchas familias carecen de ¡°conocimiento tecnol¨®gico¡± para emplear estos dispositivos y tuvieron que explic¨¢rselo por WhatsApp con el agravante del idioma, pues la mitad de sus ocho alumnos son de ascendencia ¨¢rabe y sus padres no manejan bien el castellano. Tampoco todos tienen recursos para pagar Internet; el claustro recurr¨ªa a sus m¨®viles personales para enviarles los archivos e intentar proseguir la lecci¨®n. El plan de la Junta incluye adquirir 10.000 dispositivos para prest¨¢rselos a los alumnos y ¡°reducir la denominada brecha digital¡±. Daniel Heras, de 12 a?os, explica que en Ventosa de la Cuesta (Valladolid, 108 habitantes) ¨¦l y sus amigos apenas han tenido problemas porque tienen red en casa. Si no, admite, tendr¨ªan que confiar en la l¨ªnea p¨²blica, que opera con m¨¢s dificultad entre vastas extensiones de campo amarillo.
Los docentes han tenido que ¡°apa?arse¡±, contin¨²a Ochoa, para encargar y recibir tareas. Para ello les tocaba ¡°mandar la misma cosa por tres v¨ªas distintas hasta que llegaba¡±, y es que los correos electr¨®nicos, las plataformas de archivos compartidos o las aplicaciones de mensajer¨ªa instant¨¢nea no siempre funcionan por igual. ¡°Se nota mucho que han quedado rezagados, tendr¨¢n m¨¢s dificultades que en ciudades con mejores conexiones¡±, advierte la profesora. Los educadores lo han intentado y se han ayudado para apoyar a los colegiales: le han ense?ado a Mart¨ªn, el ya mayor cura del pueblo encargado de Religi¨®n, a subir archivos a Google Drive.
La uni¨®n y la solidaridad han contribuido al mejor rendimiento posible de las clases a distancia. La Guardia Civil permiti¨® a las maestras acudir al colegio cuando necesitaban materiales o imprimir documentos y el wifi p¨²blico del Ayuntamiento de Monteagudo, explica la profesora ?ngela Calleja, sirvi¨® para que los adultos se acercaran para conectarse, descargaran los deberes, los ni?os los realizaran en casa y despu¨¦s los mayores hiciesen el camino inverso para reenvi¨¢rselos a los maestros. El confinamiento dificult¨® estos tr¨¢mites, admite Calleja, quien aplaude la voluntad de madres y padres para aprovechar que volv¨ªan de trabajar para dar un rodeo y conseguir que los contenidos que necesitaban los chavales. ¡°Si se hubiese suspendido el curso apenas habr¨ªa habido diferencia¡±, cree Calleja, que teme que se haya ¡°creado ansiedad a las familias¡± que no ten¨ªan medios.
La hermana de In¨¦s Mart¨ªnez, Alicia, que cursa tercero de la ESO, agradece la implicaci¨®n del profesorado: ¡°Nos han facilitado el trabajo. Si no, es imposible¡±. La chica explica que pod¨ªa estar horas ¡°bajando el tama?o de archivos¡± para adjuntarlos a un correo electr¨®nico. Ese problema no lo ten¨ªan sus compa?eras, que viven en la ciudad de Soria. Todo, coordin¨¢ndose con su familia para no exigir demasiado a la red al mismo tiempo.
Implicaci¨®n e innovaci¨®n rural
La ausencia de Internet ha provocado que se suspendan clases que apenas cuentan con tres alumnas, como las de Chema Mezquita en el bachillerato de Alca?ices (Zamora). Hab¨ªa ma?anas, dice el especialista en Econom¨ªa, que fallaban dos porque en su zona no hab¨ªa red. ¡°Mejor dejarlo para otro d¨ªa¡±, asumi¨® Mezquita, quien insiste que las clases reducidas ¡°se gestionan bien si hay buenas conexiones¡± a base de ¡°flexibilidad y resiliencia¡± e incluso lecciones los fines de semana. Ester Mart¨ªn, residente de 16 a?os en el peque?o Brandilanes, es una de esas pupilas que ¡°van como tiros¡± pese al hartazgo de la ausencia de cobertura.
¡°?Puf!?Y qu¨¦ hacemos cuando no va el wifi?¡±, se preguntaban. A veces iban al Ayuntamiento si ten¨ªan examen; otras descargaban clases grabadas en v¨ªdeo aunque no pudieran resolver inmediatamente las dudas que aparecieran. ¡°Era poco productivo¡±, admite Ester. Por ello, le pidieron horas extra a Chema para satisfacer sus ganas de aprender la estructura pol¨ªticoadministrativa espa?ola. El profesor subraya: ¡°Con alumnos implicados puedes hacer barbaridades¡±. Incluso a distancia. La pandemia ha frustrado sus planes de llevarlas a una sesi¨®n en el Congreso de los Diputados.
Las inoperatividad de las tarjetas SIM de los tel¨¦fonos m¨®viles que tambi¨¦n recibieron no impidi¨® que un profesorado ¡°din¨¢mico¡± y acostumbrado a las dificultades se adaptara: la responsable de Lengua cre¨® un scape-room virtual con Literatura y Mezquita confiesa que le cost¨® superarlo. ¡°Los profesores nos hemos sacrificado¡±, reconoce. Vale la pena. Su voz se hincha de orgullo al citar una carta que le han enviado a la Defensora del Pueblo Europeo tras leer en la web de la Comisi¨®n, en todos los idiomas comunitarios, unos textos que entendieron que ¡°fomentaban el odio¡± porque recogen que las oleadas de refugiados suponen un reto para la Uni¨®n Europea y a continuaci¨®n se?alan que Europa ha sido ¡°objetivo de ataques terroristas¡±. Sus alumnas consideraron que vinculaba el terrorismo con las migraciones y se lo notificaron a las instituciones por correo electr¨®nico. Ahora aguardan respuesta, si la cobertura zamorana lo permite.