La carretera hacia el olvido de Aliste
La comarca zamorana vive entre promesas de una autov¨ªa y un cuestionado nuevo plan de sanidad rural
¡°Tengo los huesos fatal, pero la cabeza muy bien¡±, anuncia entre orgullosa y resignada Isabel Ramos, de 84 a?os, antes de lanzarse a cruzar el ¨²nico paso de peatones de Alca?ices (Zamora, 1.000 habitantes), que no tiene sem¨¢foros. Despacito y apoyada en su bast¨®n, lo logra. La anciana sale de una panader¨ªa que ejerce de ultramarinos, jugueter¨ªa y centro de reuni¨®n. All¨ª, Isabel Galhardo y el taxista, Paco, recuerdan que una se?ora tuvo menos suerte hace unos meses: un cami¨®n se la llev¨® por delante. ¡°Todav¨ªa pasa poco¡±, sentencian con ese acento medio portugu¨¦s medio castellano tan propio de esta zona pr¨®xima a la frontera. Cientos de camiones pasan cada d¨ªa delante de la tienda y contribuyen a que los accidentes se sucedan en la nacional 122.
Este tramo es parte de los 72 kil¨®metros que faltan para completar la autov¨ªa que conecte el norte de Portugal con Zamora y, de paso, con Europa. El ministro de Fomento, Jos¨¦ Luis ?balos, cifr¨® en 328 millones de euros convertirlo en parte de la A-11; los Presupuestos del PSOE en 2017 inclu¨ªan poco m¨¢s de un mill¨®n para esta carretera. No llegaron a aplicarse y Alca?ices y los dem¨¢s pueblos de la comarca de Aliste siguen esperando. Esta v¨ªa entraba ya en 1993 en los planes de la Junta de Castilla y Le¨®n como ¡°de actuaci¨®n prioritaria¡±. Muchos vecinos se hartaron de esperar, cogieron el coche y decidieron no volver. A otros, la carretera les impidi¨® elegir, como a Sergio, de 27 a?os, que muri¨® en octubre tras chocar contra un veh¨ªculo pesado en Muelas de Pan.
En los 45 minutos que separan Zamora de Alca?ices se cuentan 55 camiones, mayoritariamente lusos, procedentes de Portugal. Tambi¨¦n hay una gran mancha de sangre en la calzada, perteneciente a uno de los animales que cruzan esa carretera que circula entre kil¨®metros y kil¨®metros de campo. La fauna eleva el riesgo, indica el taxista: ¡°Ayer un jabal¨ª se estamp¨® contra un coche¡±.
Este peligro lo aprecian incluso quienes jam¨¢s han tocado un volante. Ester Mart¨ªn, de 16 a?os y vecina de Brandilanes, relata con un temple raro a su edad c¨®mo el bus escolar recorre una ruta tan criticada. ¡°?Qui¨¦n va a querer quedarse aqu¨ª?¡±, plantea junto a unos columpios que llevan mucho sin chirriar.
¡°Que no nos quiten el m¨¦dico¡±
La N-122 tiene otro gran competidor entre las preocupaciones de Aliste: que los m¨¦dicos dejen de visitar las 62 peque?as poblaciones de la comarca. Te¨®filo Nieto, p¨¢rroco de Alca?ices, combina el h¨¢bito con clases en el instituto y el activismo en una plataforma que lucha por defender la sanidad rural. Los ancianos, cuenta apenado, le ruegan que no se toque el sistema sanitario que permite que el galeno, que cura sus males con medicamentos y compa?¨ªa, vaya a sus pueblos.
El temor procede de un nuevo modelo asistencial de la Junta, criticado por el Colegio de M¨¦dicos auton¨®mico, para agrupar a los centros rurales. La iniciativa incluye ¡°transporte a demanda¡± para poblaciones a 30 minutos de distancia. La consejera, Ver¨®nica Casado, los defini¨® como ¡°peque?os centros de salud¡±, aunque no precis¨® c¨®mo llegar¨¢n all¨ª los pacientes. Casado recalc¨® que no cerrar¨¢n los consultorios peque?os, pero el texto refleja que funcionar¨¢n mediante citas concertadas. Este proyecto, que se aplicar¨¢ en Aliste como piloto a principios de 2020, se filtr¨® hace unos meses e inquiet¨® a la comarca. La semana pasada se les present¨® un borrador y este mi¨¦rcoles los alcaldes de Aliste se reunir¨¢n para estudiar c¨®mo reaccionar¨¢n.?
Vanesa Mezquita, regidora de San Vitero (520 habitantes) y portavoz de la plataforma, reniega de que ¡°monten a los abuelos en un bus¡±. Su abuela, de 97 a?os, necesitar¨ªa ayuda para pedir citas previas, pues apenas puede leer n¨²meros o llamar por tel¨¦fono. ¡°Caemos como topillos: los que no nos matamos en la N-122 nos matamos por la sanidad¡±, a?ade, iracunda. Y cita que una se?ora de 70 a?os no se atrevi¨® a llamar al doctor ¡°para no molestar¡± despu¨¦s de tres d¨ªas enferma. Muri¨® al poco de que la atendieran.
El silencio impera en el centro de salud de Alca?ices. Tan solo un sanitario, que pide el anonimato, admite la complejidad de atender a n¨²cleos tan peque?os y dispersos, un quebradero de cabeza para la Junta. El plan asigna a la zona, con la N-122 como eje, 12 m¨¦dicos de familia y cuatro de ¨¢rea. Mezquita, que valora la actitud de la consejera para dialogar con todos, se?ala que las bajas y las ausencias no cubiertas limitan la atenci¨®n sanitaria, algo que confirma el anterior facultativo.
¡°?Que Dios nos d¨¦ salud!¡±, se despiden dos se?oras en Alca?ices. La salud la dispensa, por encargo m¨¦dico o divino, Domingo Calvo, que fuma en pipa delante de su farmacia. ¡°La Espa?a vac¨ªa est¨¢ de moda, pero para irse. Es donde peor se vive¡±, afirma, flem¨¢tico. El ruido de un cami¨®n se lleva sus palabras antes de volver a la botica.
Brandilanes, ejemplo de olvido
Las dificultades han curtido a Ester Mart¨ªn (16 a?os), defensora del feminismo y del folclore de Aliste. No es f¨¢cil vivir en pueblos como Brandilanes (40 habitantes), pedan¨ªa de Fonfr¨ªa. El agua sale turbia y marr¨®n. Ducharse es una odisea, relata. El bus que la lleva al instituto da un rodeo porque el camino m¨¢s corto es intransitable, algo que retrasa el desplazarse hacia el centro de salud de Alca?ices. Aun as¨ª, la joven valora su vida rural: "Aprendes a estar solo". Pronto se ir¨¢ para estudiar Pol¨ªticas y Derecho en Salamanca, pero quiere volver en el futuro.
La Diputaci¨®n de Zamora quiere renovar esa carretera, pero necesita los 700.000 euros previstos por Agricultura. La falta de Presupuestos impide acometer estos planes. Respecto al agua, Sergio L¨®pez, alcalde de Fonfr¨ªa, y fuentes de la Diputaci¨®n afirman que trabajan para mejorar este servicio b¨¢sico que han suplido con camiones cisterna.?
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